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06/03/2022
Filia Dei

No solo de pan vive el hombre

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

El sábado al estar preparando mi desayuno, hubo el comentario: "va escasear el pan". Y luego siguió otra pregunta: ¿por qué tendría que subir el precio de la harina de trigo?

Este domingo 6, primero de la Cuaresma, se recordó las tentaciones que superó Jesús antes de iniciar su preparación para la vida pública. Hoy, a raíz de la guerra entre Ucrania y Rusia, parece habrá que dejar de depender tanto del pan hecho con trigo.

No solo Bolivia tiene un déficit productivo en trigo, pero por experiencia personal, tampoco tiene buena calidad. La vez que quise hacer masa madre con harina de una marca nacional, fue un fracaso total.

El otro punto en contra es que se sigue insistiendo en sacar altos rendimientos de un cultivo de clima frío en la zona productora más cálida del país A eso hay que añadir a la ecuación la terquedad de rechazar el uso de biotecnología, que no solo ayudaría a tener variedades resistentes a las sequías, pero también podría generar bioinsumos adaptados a cultivo y suelos específicos.

Las zonas templadas donde las temperaturas máximas no pasan los 25 °C son las óptimas para el cultivo no solo de trigo, sino también de otros cereales como el centeno o la cebada. Al día de hoy, ignoro por qué las zonas con estas temperaturas no son altamente productivas de estos cereales.

Hasta inicios del 2022, China era el país con mayor producción de trigo, detrás de los países de la Unión Europea. Rusia ocupa el cuarto lugar, Ucrania el séptimo y nuestro vecino Argentina el décimo puesto. Es justamente de este país, desde donde recibimos legal o ilegalmente, la mayor parte del trigo. A su vez, hay que reconocer que este cereal transformado en harina es de mucha mejor calidad que el producido en el país.

Ingenuamente podría pensar que esta subida de precio podría resultar favorable a los amigos de la harina blanca, digo para que mejoren sus hábitos alimenticios. Pero ya a mis años, tengo presente que la subida de precio del pan termina repercutiendo en muchos rubros más y eventualmente hasta en el pasaje del transporte público. No olvidemos que el precio del barril de petróleo también subió y a estas alturas, Bolivia sigue sin producir gasolina.

En resumen, se percibe en el aire una temporada complicada. Lo que capta más mi atención es como la dieta del boliviano gira en torno al pan. No en torno a la papa, a la quinua, maní o tarwi. El arroz, es otro elemento infaltable, por ser barato y “llenador”. Pero tampoco es un cultivo nativo de nuestra latitud.

Algo no cuadra con los hábitos alimenticios en nuestro país. Y sin pan ¿pasarán hambre? Este año empecé a usar las legumbres, avena, linaza y hasta las almendras como “harinas”. Las he usado para preparar panqueques, hornear donuts y molletes. También me han servido para mis pasteles de vegetales. La verdad es que estoy muy contenta con el sabor y no puedo negar que me han sentado mejor de lo que pensé. No porque me declare celíaca ni intolerante al gluten. Pero sí hay alternativas a la harina de trigo.

Quizás eche de menos mi pan de trigo integral y centeno que me sirvo de vez en cuando, pero ahora sé que las alternativas que mencioné, pueden suplir muy bien y por un largo tiempo la ausencia del trigo.

Por último, es Cuaresma y no solo de pan vive uno, “sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Sn Mt, 4, 3-4. En definitiva, no vendría mal un poco de penitencia y cambiar un poco algunos hábitos, pero sin olvidar que como país, ya no es sostenible una producción precaria de alimentos, sobre todo en medio de una supuesta política de “soberanía alimentaria''. ¡El agro necesita más tecnología!

Cecilia González Paredes M.Sc.

Especialista en Agrobiotecnología



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