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01/03/2022
Filia Dei

Más verdura en mi plato

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

Cuando hay una invitación para comer afuera, no resulta fácil encontrar opciones saludables. Papa frita, comida frita en mucho aceite y de dos a tres carbohidratos por plato, son opciones que abundan.

Buscando prevenir posibles problemas de salud en los próximos años de mi vida, empecé a seguir más rigurosamente los consejos de mi endocrinóloga. Parte de ellos era modificar algunos hábitos alimenticios. Reducir un poco la ingesta de frutas y aumentar más la de vegetales y quizás la más complicada, eliminar azúcares e incluso edulcorantes.

Los primeros consejos han sido provechosos y hasta fáciles de modificar, excepto cuando hay una invitación a algún evento familiar o a comer afuera. Son muy pocos los lugares donde uno puede tener acceso a más vegetales. La percepción de la ensalada en un plato es lo contrario de lo que busco. Generalmente es una muestra o inexistente, pero rara vez se asemeja a la mitad del plato y variada.

La ironía surge en que aún se producen verduras que no son costosas. Recuerdo que cuando viví en Alemania, comer un pimiento morrón que no fuera de color verde era un lujo y ni hablar del precio de la espinaca u otros. Desde entonces, al ir al mercado, me parece siempre accesible comprar las verduras que utilizaré en la semana.

Hace un tiempo pasé por Yacuiba y con el calor que hacía, lo que menos me antojaba era una salteña, algo que parece ser de mucha demanda en esa población. Llegué para el almuerzo a una cadena conocida de pollos. Me alegré cuando en el menú vi que tenían dos opciones de ensalada. Al querer pedirla, la señorita que atendía me explicó que no las tenían ya que no tenían demanda.

Claro, el factor clave para ofrecer algo es la demanda ¿quién anda pidiendo más verduras en su plato? Tampoco es cuestión de ir a lugares veganos o similares, porque a veces las opciones son muy trilladas: hamburguesa vegana, milanesa vegana, etc. y estos acompañados de mucho carbohidrato y poca verdura. Como mencioné anteriormente, no tiene nada de malo comer solo verduras y dejar el eufemismo de carnes veganas.

Lo otro que queda fuera de los antojos son los platos nacionales. No dudo que la alta carga de carbohidratos en estos platos hayan sido muy útiles en antaño cuando el trabajo en campo o manual era demandante de toda esa energía.

El tema del azúcar no ha sido tan complicado. Donde ya hay una demora es en adaptarme a no usar ni edulcorantes. El cerebro no se engaña tan fácil con el azúcar de las frutas únicamente y tantos años de vivir con sabores endulzados,  será un reto y no tan sencillo como apreciar el café sin dulzor añadido.

Hoy, aún con el virus activo, existen muchas recomendaciones sobre ingerir más frutas y verduras. Ya se sabe que con las frutas hay menos problemas, aunque algunos tienen un espectro limitado en la variedad de ingesta. Pero el punto débil sigue siendo el incorporar más verduras en nuestro plato.

No olvidar que es justo en la variedad de frutas y verduras, que obtenemos las vitaminas y micronutrientes que necesitamos, además de generar el "alimento" para nuestros microorganismos que también contribuyen a una buena salud.

Agradezco a los negocios que se arriesgan y mantienen opciones con más verdura que papas fritas o arroz. Y solo puedo esperar a que más personas empiecen a ser más conscientes y a buscar más verduras en sus preferencias culinarias. ¡Buen provecho!

Cecilia González Paredes M.Sc.

Especialista en Agrobiotecnología



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