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Sin embargo | 17/01/2025

El nuevo juguete de Claure

Jorge Patiño Sarcinelli
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Cuando hace unas semanas el empresario Marcelo Claure anunció los resultados de la encuesta que había contratado con miras a las próximas elecciones, le cayeron encima los ataques y en un artículo (BD |13|12|24) yo cuestioné que se justificara que fueran tan duros; esto sin menoscabo de la calidad patriótica de los críticos. 
Hay un defecto asociado al comportamiento típicamente colla que consiste en criticar a quien busca un objetivo similar, pero por otros medios. Por ejemplo, nadie podría decir que contar con más encuestas no enriquezca el panorama electoral; cosa deseable para todos. Si alguien quiere usar su propio dinero para financiar encuestas metodológicamente defectuosas, no hay en ello ofensa. De todas maneras, todas las encuestas de intenciones de voto son como las previsiones de lluvia; probabilidades de imposible verificación.
Protesta similar podría provocar lo recientemente anunciado: “El empresario Claure, en colaboración con el Growth Lab de la Universidad de Harvard (llevará adelante) una ambiciosa iniciativa de investigación destinada a identificar los desafíos económicos de Bolivia y proponer soluciones estratégicas para un crecimiento sostenible e inclusivo” (BD |07|01|25).(Ambiciosa iniciativa, desafíos económicos, soluciones estratégicas, crecimiento sostenible e inclusivo; todo en una sola frase). 
En la misma vena que la producción de las referidas encuestas, nadie podría oponerse a que se ofrezcan al país soluciones, mejor si aportan al crecimiento sostenible e inclusivo; dos palabras que son música para oídos progresistas. Si en el título me refiero a esta iniciativa como “un nuevo juguete”, es solo por el hecho de que estas son las cosas con las que puede entretenerse quien tiene dinero sobrando. Si el lector que sabe más que yo objeta que para Claure esto es más que un divertimento, aceptaré la objeción, con la nota “hasta que se pruebe lo contrario”.
La noticia informa que “El equipo incluirá a expertos como Jaime Dunn, analista financiero boliviano con vasta experiencia internacional, cuyo conocimiento será clave en el diseño de políticas públicas y estrategias económicas innovadoras”.Dunn es un analista financiero de muy bien ganado prestigio en nuestro medio. Se hizo conocido por haber sostenido una correspondencia semanal con un tal José María del Pueblo, en la que de manera algo condescendiente le explicaba con chuis sus ideas libertarias, como la de “dinamitar la Aduana” (sus palabras), de que el cobro de impuestos es inmoral, la justicia social una aberración, la protección del medio ambiente una veleidad progresista, y otras del decálogo libertario. No se sabe si se logró encontrar en el pueblo alguien con ese nombre. 
Que sea financista y no macroeconomista, como debiera ser para formular políticas públicas coherentes, no debería ser óbice ya que es posible que sepa más de lo que se sabe que sabe y si no sabe, puede sumar a su equipo a quien sepa. Inteligencia e integridad para esto no le faltan.
Más complicada me parece la incompatibilidad entre sus ideas libertarias, contrarias a la justicia social, y políticas que promuevan la inclusión. Asumo que esto no se puso solo para contentar a Harvard. Es previsible, por ejemplo, que, ante la dificultad de cerrar las cuentas, el equipo reconozca que para financiar políticas públicas inclusivas no hay más remedio que cobrar impuestos, si no ¿con qué? 
Pero no sorprenda que la respuesta fácil sea que de la inclusión se encarga “la mano invisible del mercado”. También en política hay artículos de fe.
En todo caso, corresponde dar al equipo el beneficio de la duda y juzgar por los resultados. Salga lo que salga, cualquier programa, por criticable que sea, será un aporte al debate nacional tan falto justamente de propuestas programáticas.Al respecto, el economista Rolando Morales hacía notar en una columna (BD |07|01|25) que “El discurso de los principales pretendientes a la Presidencia de Bolivia está centrado en la posibilidad de desplazar al MAS del Gobierno (…) y en proporcionar dólares y carburantes en abundancia. Si esos son sus objetivos principales, (…) encuentro que están mal enfocados”, y explica por qué:
“Se espera que el discurso de cualquier pretendiente (…) debe estar orientado a políticas para mejorar las condiciones de vida de la población. Ello implica referirse al crecimiento económico, al empleo, ingresos, reducción de la pobreza, educación, servicios de salud, la vivienda, agua y saneamiento, paz social, medio ambiente (…). La arenga actual de las pretendientes difícilmente compagina con este discurso”. 
El menú de objetivos deseables es largo y podría alargarse más, pero de lo que se trata no es de listar más metas sino de que al menos las importantes estén enlazadas con medidas viables y compatibles entre sí, sin ignorar las varias condiciones de recursos financieros, naturales y humanos que las limitan. No como los 500 mil empleos que prometió el Goni, que no se sabía de dónde iban a venir (y, de hecho, nunca vinieron).
Una de las paradojas de los procesos electorales es que tendemos a dar mucha importancia a los programas de Gobierno, cuando en realidad es extraordinariamente difícil juzgar sus viabilidad y coherencia sin un modelo económico que los valide, y muy pocos, si alguno, dispone de ellos. Ni qué decir de que son poquísimos los ciudadanos que emiten su voto con base en dichos programas.
La llamada oposición, esa que está dizque en vías de unirse y cuyo principal objetivo declarado es derrotar al MAS, tendrá dificultades en colar en un solo programa coherente la multiplicidad de ideas de los protocandidatos que conforman dicha juntucha, pero esperemos que algo razonable produzcan una vez que se hayan puesto de acuerdo sobre quién será su candidato líder. 
A pesar de estas paradojas y observaciones, bienvenida sea la mencionada iniciativa de identificar desafíos económicos y soluciones, mejor si estas son dirigidas a la sostenibilidad y la inclusión. Deseemos inspiración a Dunn y su equipo y esperemos los resultados con expectativa positiva.

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