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Emergencias y esperanzas | 12/09/2025

Ni Tuto ni Rodrigo tienen una estrategia antidrogas

Manuel Morales Álvarez
Manuel Morales Álvarez

En Bolivia tenemos un Estadonarco, es decir, una estatalidad involucrada en el fomento a la actividad ilícita (desde el Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral). El Servicio de Registro Cívico (Sereci) es una entidad pública dependiente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y curiosamente se conoce de narcotraficantes con certificados de nacimiento falsos, lo mismo de cédulas de identidad otorgadas por el Segip.

Jueces liberan a narcos con regularidad; el Legislativo elabora leyes de fomento a los cultivos ilícitos (Ley 906) y, finamente, tenemos un gobierno absolutamente inoperante en la lucha contra los productores y traficantes de drogas.

En Bolivia es pujante el narcotráfico que transforma la hoja excedentaria de coca en estupefacientes, en 17 provincias de cuatro departamentos, incluidas áreas protegidas, parques nacionales y territorios indígenas. El país tiene “fronteras porosas” sin ningún tipo de control aéreo, los 13 radares ya comprados por el gobierno nunca fueron instalados y no funcionan.

Por acción cómplice de las autoridades, el territorio patrio, desde hace muchos años atrás, se ha convertido en santuario de narcotraficantes extranjeros.

Si bien, el breve diagnostico expuesto refleja la gravedad de un problema de grandes magnitudes económicas, sociales, jurídicas e institucionales; ahora resulta que los dos candidatos a la Presidencia no presentan ningún plan de lucha antidrogas.

Tuto Quiroga sostiene una narrativa de “retorno de la DEA” y la apertura del país a la policía federal del Brasil para encubrir la ausencia de un programa antinarcóticos. Esta alocución vulnera la soberanía nacional, es distraccionista y no es realizable.

La presencia de la DEA en Bolivia se dio en el contexto de la “falsa guerra contra las drogas” propiciada por Estados Unidos, así como el Plan Colombia y la iniciativa de “coca cero”, en la década de los 90 del siglo anterior. Resulta que la DEA tenía el control absoluto de la fuerza antidrogas de Bolivia. No sólo tenía una tarea de asesoramiento o de brindar información de inteligencia, sino que durante esos años (1988-2008), la DEA pagaba un segundo salario o doble sueldo a todo el personal policial, militar y civil involucrado en las acciones contra los traficantes, garantizando el acceso prioritario a la información y fidelizando a los funcionarios a la entidad extranjera por encima de los mandos policiales antidrogas nacionales.

Según datos estadísticos, los cultivos de hoja de coca durante el “reinado de la DEA” fueron de los más altos (1995-1997), el año 1998 hubo una reducción significativa:

Año

Hectáreas cultivadas

Hectáreas erradicadas

Total hectáreas con hoja de coca

1995

54.098

5.498

48.600

1996

55.612

7.512

48.100

1997

52.826

7.026

45.800

1998

15.421

11.621

3.800

1999

38.799

16.999

21.800

2000

22.553

7.953

14.600

2001

29.335

9.435

19.900

2002

36.253

11.853

24.400

2003

33.687

10.087

23.600

2004

36.137

8.437

27.700

2005

31.473

6.073

25.400

2006

32.570

5.070

27.500

2007

35.169

6.269

28.900

2008

35.983

5.483

30.500

2009

37.241

6.341

30.900

2010

39.200

8.200

31.000

2011

37.709

10.509

27.200

2012

36.344

11.044

25.300

2013

34.407

11.407

23.000

2014

31.544

11.144

20.400

2015

31.220

11.020

20.200

2016

29.677

6.577

23.100

2017

31.737

7.237

24.500

2018

34.274

11.174

23.100

2019

34.705

9.205

25.500

2020

31.577

2.177

29.400

2021

39.958

9.458

30.500

2022

40.160

10.260

29.900

2023

41.302

10.302

31.000

Fuente: Elaboración propia con en base a datos de la DEA y el Sistema de Monitoreo Nacional apoyado por UNODC.

La cocaína boliviana se destina a Brasil, que es el segundo consumidor mundial de este producto. También se envía a Argentina, Chile y Paraguay. El mercado de Estados Unidos es demasiado lejano para la droga boliviana, pues la geografía hace que Colombia y Perú sean sus proveedores naturales. ¿Cuál el costo-beneficio para la DEA por operar en Bolivia si Estados Unidos no es afectado directamente por la droga hecha en Bolivia?

Merece especial atención la labor de Carabineros de Chile en el proceso de lucha contra el narcotráfico hormiga (burros o tragones) que va desde Cochabamba hasta ciudades del norte chileno. En el vecino país hay más de 1.400 bolivianos detenidos por narcotráfico. De necesitarse una colaboración eficaz, esta policía debería ser parte de la propuesta de Tuto Quiroga, que no la menciona para nada.

En el Caso de Rodrigo Paz, su propuesta señala que la “DEA está aquí, nunca se fue”, un tema sobre el cual debería dar una explicación a la opinión pública y a las autoridades policiales. Sin embargo, el “núcleo” de su propuesta es nada menos que “legalizar la marihuana con fines medicinales” para evitar la formación de un “segundo Chapare” sin control.

Lo único que ha generado el anuncio de Rodrigo Paz es una votación importante en las zonas de cultivos de marihuana denominada “México Chico” a favor de su candidatura. El presidenciable del PCD deberá explicar cómo la legalización de la marihuana se realizaría, en qué proporciones, para que fines, quienes procesarían la marihuana, qué mecanismos de control se desarrollarían, cuál el impacto económico de su propuesta, cómo dejarían de ser ilegales estos cultivos que forman parte de las listas internacionales de sustancias controladas. Cómo modificaría la Ley 1008 para desalojar el delito de tráfico de marihuana del sistema penal boliviano.

Por lo expuesto, queda claro que los candidatos son demagógicos en este tema y que no cuentan con estrategia alguna para encarar este problema, que es de dimensiones nacionales y de extrema urgencia su resolución.

Manuel Morales Alvarez es investigador. 



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