Mensajero: la Central Obrera Boliviana (COB), ciertamente, se trata de un mensajero desacreditado, uno, su halo marxista, siempre viendo el pelo en la sopa capitalista y, por tanto, siempre oponiéndose (por principio y en principio) al mercado y los empresarios; y dos, el largo, complaciente y degradado periodo de Juan Carlos Huarachi, en el que, frente al estrago del MAS en lo económico, lo estatal y lo ambiental, no dijeron ni el pío de un gorrión. Y ahora uno ve con extrañeza que levantan la voz, rugiendo a la sombra de la Casa Grande del Pueblo, contra el DS 5503.
Mensaje: "Lean el decreto y sabrán por qué nos oponemos". Por primera vez desde que tengo uso de la memoria pienso que un dirigente de la COB plantea algo razonable: debemos leer el decreto en toda su extensión para pronunciarnos. Hablemos unos y otros con conocimiento de causa, o sea, con conocimiento pormenorizado del decreto. No nos pronunciemos por prejuicios, preferencias, fobias ni sesgos ideológicos.
¡Leamos! Nunca como hoy ese acto de lectura se mostró tan relevante y urgente. Entonces y solo entonces, evaluaremos si la COB lleva razón o el gobierno, o nosotros, la extensa sociedad, podemos contribuir con razones para avanzar hacia un razonamiento mayor (compartiré las reflexiones de mi lectura del decreto en la siguiente columna, habiendo llevado adelante una lectura que se me antoja como un deber ciudadano).
La sociedad debe leer el Decreto. Y parece que el gobierno debe releerlo. Y, en base a la lectura comprensiva de unos y otros, sentarnos a dialogar en el mejor espíritu socrático: tomar la palabra como dos mineros toman un cedazo desde sus dos extremos y ciernen la arena mezclada con el oro; en el proceso la arena acabará escurriéndose y en la superficie resplandecerá el añorado oro. El diálogo no es el oro, pero es el camino para conseguirlo: entendimiento en la razón dialogante y razón en el entendimiento dialogado.
César Rojas es conflictólogo.
