Las declaraciones con relación a nuestro país del candidato chileno Johannes Kaiser –con apellido materno de cuatro pisos– no pueden ser calificadas de otra cosa que de jocosas.
Sus insultos gratuitos al país y su trato al libremente elegido presidente Rodrigo Paz, como si fuera un sirviente, es también insultante. Haciendo gala de una gran dignidad, Rodrigo Paz no se ha molestado en contestarle.
La propuesta electoral del candidato chileno de impedir el libre tránsito (y “hacer llorar a La Paz”) implicaría incumplir el Tratado de 1904. Este tratado ha sido la piedra angular de las relaciones de Chile con Bolivia por más de un siglo y ha sido esgrimido en todos los foros. El desconocimiento de este le serviría en bandeja a Bolivia la posibilidad de llevar el caso a la Corte Internacional de Justicia de La Haya y salir victoriosa en su reclamo. No sabe el señor Kaiser las dificultades en las que estaría metiendo a su país.
No sé qué pensarán los ciudadanos de las ciudades norteñas de Iquique y Arica, grandes beneficiarias del comercio internacional boliviano y del turismo. Aún los de Antofagasta podrían sentir los efectos del cierre de la frontera con Bolivia. Iquique perdería los beneficios que tiene de zona franca, por lo menos parcialmente, con lo que Bolivia se beneficiaría no teniendo que soportar el contrabando desde esa fuente. Como dice el refrán: “El diablo no sabe para quién trabaja”.
Si Bolivia no puede acceder al Pacífico por Chile, lo hará por puertos peruanos. El megapuerto de Chancay está poniendo las barbas en remojo de los operadores portuarios chilenos. Posiblemente hacerlo por el Perú nos sería más costoso, por las distancias, pero el país tiene más resiliencia de lo que se sospecha. Hemos pasado por peores avatares y hemos sobrevivido.
No derramaremos ni una sola lágrima, como es el deseo del candidato Kaiser. Contrariamente a lo que cree, el gran perdedor sería Chile. Su ultranacionalismo no es un almuerzo gratuito.
Si lo que motiva las declaraciones extremistas del señor Kaiser son los autos robados, este es un problema policial que se puede resolver mediante una coordinación entre las policías de los dos países, además con ayuda de la tecnología informática.
La inmigración, en vez de ser un problema, si es bien tratada, puede ser una fuente de crecimiento, como lo muestra la historia de la humanidad. Que entre los inmigrantes haya delincuentes es, de nuevo, un problema policial y no hay que generalizar a todos los extranjeros, sobre todo porque son más morenitos que el chileno típico.
Los irlandeses e italianos que emigraban a los Estados Unidos en los siglos XIX y XX tenían una buena dosis de maleantes (acuérdense de la Irish Mob y de la Cosa Nostra), por lo que eran discriminados. Una generación después fueron agentes del incremento de la productividad por industriosos. Algunos de ellos llegaron a posiciones muy altas en todas las esferas, tanto en el sector privado como en el público. Gracias a los chefs peruanos ahora se come decentemente en los buenos restaurantes de Santiago, a los que seguramente concurre el señor Kaiser, escapándose del pastel de choclo y del kartoffen mit salad de su casa.
Bolivia tiene un bono demográfico que Chile no tiene –con su población más avejentada– y si bien no tiene todavía los niveles educativos de nuestro vecino, los podría tener en algunos años.
El premio Nobel de Economía de este año, Ph. Aghion, piensa que uno de los problemas de Chile es su educación, causado por los vouchers inventados por Pinochet, pero que en 10 años podría resolverse. Bolivia posiblemente necesite más de diez años, pero también lo resolverá.
Está en el mutuo interés de los dos países tener buenas relaciones. Las declaraciones de Kaiser no contribuyen a ellas. Las encuestas dicen que Kaiser no tiene mayores chances, pero hay que estar alertas. El ultranacionalismo y nativismo muchas veces prende en el electorado, como se ha visto en el caso de Trump.
Termino con una nota personal. Tengo una nieta muy querida, gran alumna en una muy prestigiosa universidad chilena, no quisiera que la fastidien los camisas pardas de Kaiser por ser boliviana a tiempo completo.
Juan Antonio Morales es PhD en economía y fue presidente del Banco Central de Bolivia.
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