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Intensamente | 10/10/2025

¿Quién decidirá el resultado del 19 de octubre?

Carlos Hugo Laruta
Carlos Hugo Laruta

Entendemos el concepto de ciudadanía como la cualidad de las personas que muestra el tipo de relación que tienen con su Estado, lo que implica conciencia y conocimiento de pertenecer a una sola comunidad política, estar informados sobre sus acciones, conocer, exigir y cumplir sus derechos y deberes.

Proponemos que aquel un tercio (1/3) de electores que apoyó al MAS-IPSP en los últimos 20 años decidirá nuevamente las elecciones del balotaje del 19 de octubre. Sin embargo, a diferencia de procesos anteriores, en este 2025 y en ausencia del MAS-IPSP, este 1/3 no solo expresará esperanzas de solución a la crisis económica, sino que en lo que se refiere a los cambios en la estructura sociopolítica boliviana. También mostrará la posible consolidación de la ciudadanía individualizada como nueva mayoría nacional, frente a la decreciente ciudadanía corporativista que tuvo un rol decisivo en las últimas dos décadas.

La ciudadanía diferenciada

La ciudadanía, como cualidad de relación de las personas con su Estado, se conformó en Bolivia, sobre todo, a partir de la Revolución Nacional de 1952, momento fundacional que dio origen a dos "hermanas gemelas". La primera proporcionalmente pequeña, urbana, cosmopolita, individualizada y de fuertes pulsiones democráticas. La segunda, la ciudadanía corporativista, organizada y actuante en las minas, sindicatos agrarios y otros sectores. Esta era la hermana "grande y fuerte" en el 52 y predemocrática (por su incompleta individualización) hasta hace poco tiempo.

Transcurridos más de 50 años, el tamaño de estas dos ciudadanías ha cambiado. Para inicios del siglo XXI, la población urbana ya era mayoritaria y el proceso de individualización (resultado del voto universal, propiedad privada extendida, educación general, etcétera) había hecho que la ciudadanía individualizada creciera enormemente, equiparándose a la corporativista.

A principios del siglo XXI, en el gobierno de Evo Morales y del MAS-IPSP (2006-2024),la ciudadanía corporativista tuvo su última intervención histórica y exaltada hasta límites inverosímiles, pero en la Elección de 2025, la hermana que nació pequeña en el 52 parece estar lista para ganarle en su accionar político para conducir el destino nacional.

La base electoral democrática

A 2025, la nueva base electoral de la ciudadanía individualizada (40%) viene representada por líderes de la oposición democrática (Samuel y Tuto, de un modo casi completo). Su mayor proporción tiene ideas de centro democrático (más hacia el centro o más hacia la derecha liberal). La base electoral de la ciudadanía corporativista aparece con un 30 %, del cual una parece menor, es la ciudadanía mixta (individual-corporativa), y la mayor proporción es parte de la masa popular fuertemente corporativa.

La base electoral de fuerte ciudadanía mixta

En la primera vuelta electoral, el restante 30 % se mostró, en gran proporción, como radicalmente corporativista (gran parte del voto nulo de Evo y las fracciones recibidas por Manfred, Andronico y del Castillo). Una proporción menor no desdéñale se distribuyó entre Paz Pereira y el voto blanco. En su conjunto, es este el 30 % que decidirá en el balotaje quién será el Presidente.

Entre los dos extremos de la ciudadanía (individualizada y corporativista) hay, entonces, un espacio intermedio de ciudadanía traslapada (un 30% aproximadamente) que equilibra las características de ambas. Este tercer espacio (periurbano de ciudades intermedias y gran parte rural) reivindica ahora sus derechos individuales, pero también ejerce acción política desde corporaciones (juntas de vecinos, sindicatos, etcétera).

Conclusión

Este espacio intermedio es el que decidirá en el balotaje del 19 de octubre el destino del nuevo ciclo político en Bolivia. Si su votación mayoritaria reivindica su carácter individualizado (favoreciendo posiciones liberales, como la de Tuto Quiroga) mostrará la consolidación de la ciudadanía individualizada en Bolivia, una novedad histórica que expresaría la inicial victoria electoral de la ciudadanía que es base de la democracia moderna.  Por el contrario, si la posición de este 30% de ciudadanía mixta es predominantemente corporativista y de actuación colectiva (favoreciendo a Paz Pereira), significará que persiste un empate entre ambos tipos de ciudadanía (individualizada y corporativista).

A esta tendencia estructural de pugna entre los dos tipos de ciudadanía mencionados, se superpondrán los elementos contextuales de la crisis económica (precios, gasolina, escasez de dólares).

En síntesis, el predominio del voto individualista asentaría la democracia liberal en Bolivia. El predominio del voto corporativista (hacia Paz Pereira) mantiene la posibilidad de un populismo similar, aunque menos antidemocrático que el del ciclo de Evo. Como las dos ciudadanías coexistirán aun con cualquiera del balotaje que logre la Presidencia, corresponderá trabajar en una nueva relación que sea cada vez más democrática entre ambas ciudadanías con su Estado que, al mismo tiempo, deberá ira recortando los excesos ideológicos y antidemocráticos del plurinacionalismo y del corporativismo, para dar viabilidad histórica a la Bolivia del siglo XXI.

Carlos Hugo Laruta Bustillos es sociólogo.



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