Aunque parece aún temprano, es posible ya vislumbrar –con menor o mayor claridad según sea el caso– lo que harían los principales líderes políticos si fueran electos presidentes. Y es importante empezar a visibilizarlo.
Si ganara Samuel, tenemos más o menos claro el sentido de su propuesta y conocemos los cambios que realizaría. Y si ganara el masismo unificado (Evo-Andrónico-Arce), ¿sería más de lo mismo? ¿Sería algo diferente de lo que hicieron los últimos 20 años? Analicemos esto.
Sobre Samuel, saber qué haría si ganara es fácil, pues ha sido expresado claramente en sus múltiples intervenciones, en el programa Soluciones para Bolivia, y en su profusa presencia mediática en las redes sociales. El programa ha sido preparado para cada uno de los departamentos del país más la ciudad de El Alto.
Propone cincosoluciones para Bolivia: 1) devolverle los dólares al país, para medicinas, gasolina, insumos para la producción, etc.; 2) renovar el proyecto del litio y recuperar la condición de productor de gas; 3) cuidar el dinero de los bolivianos parando “el saqueo de Bolivia por la burocracia, las empresas públicas ineficientes y la corrupción”; 4) “Bolivia abierta”, con liberación de las exportaciones, cielos abiertos y atracción de inversiones nacionales y extranjeras; y 5) un país en el que el mérito importa para la selección de funcionarios públicos.
Claramente señala que pretende, primero, atender la crisis económica, hacer que los dólares retornen al país, cortar el gasto de dinero público de las empresas estatales ineficientes, detener la inflación de los precios y estabilizar la economía. Señala que tomará medidas claras como corresponde al diagnóstico de la difícil situación que viven en este momento las familias bolivianas.
Y, después de estabilizada la economía, Samuel plantea reconstruir la dañada trama económica, política y social del Estado boliviano a través de un conjunto de otras medidas, todas tejidas con hilos de libertades individuales (derecho a la propiedad privada, a la libertad de empresa, etc.), pero a la vez –acorde con la realidad nacional– con un claro apoyo a la “ciudadanía económica”, expresado en el respaldo estatal sistemático y masivo a los emprendimientos individuales o grupales en distintos rubros. Esto último es una nítida propuesta de desarrollo de la trama de una sociedad boliviana que ya es capitalista, pero que requiere desarrollar un cuerpo más organizado y consistente.
¿Y qué pasa en el masismo? Aquí, la pregunta clave es: ¿qué harían Evo-Andrónico-Arce unificados si ganan en las elecciones? ¿Hacia dónde iría Bolivia? En términos aún gruesos, dado que no han presentado todavía un programa sistemático, veremos dos propuestas, una del presidente Arce y otra de Andrónico.
Arce Catacora, en ocasión de la marcha del 1 de mayo en Tarija, a donde además de algunos obreros llegaron muchos empleados públicos, señaló que para las próximas elecciones va a conformar un bloque de diputados obreros para la Asamblea Legislativa, sin duda nostalgia de la Asamblea Popular de fugaz existencia entre febrero y junio de 1971, de su intención de confrontar en el Parlamento a quienes considera sus enemigos de clase y –además– expresión clara de su doctrinarismo marxista clásico, confrontacional y excluyente.
Andrónico, por su
parte, en Oruro –cuna natal de Evo–, al aceptar oficialmente ser candidato,
pretendió no ser parte ni tener nada que ver con los 20 años de gobierno del
MAS.
Señaló que el modelo de economía plural del MAS había fracasado. Se presentó
como si fuera ajeno a la crisis política, económica y social ocasionada por su
partido, se mostró como equidistante de Arce y Evo y –por ello– se planteó a sí
mismo como unificador del masismo, garante de la paz social al rechazar la
polarización y el exceso de ideología, y expresión de la renovación
generacional en la política.
Señaló, en esa su pretensión de diferenciarse de Evo y de Arce, un programa preliminar de “6 tareas urgentes”: 1) formalizar la informalidad; 2) apostar por los recursos estratégicos (energía y minerales); 3) reducir las empresas estatales; 4) reactivar el sector privado con reforma tributaria y aduanera; 5) ampliar los programas sociales (bonos); y 6) estabilizar la economía, liberar importaciones, eliminar el impuesto a las transacciones financieras. Andrónico quiso mostrarse como diferente de lo que el MAS hizo los últimos 20 años, pero no se le conoció ninguna crítica ni al modelo de Evo ni al de Arce, que en realidad son lo mismo.
En resumen, si ganara Samuel en las elecciones las reglas del juego serían claramente democráticas y lo que hay hoy cambiaría hacia un gobierno que apostaría por la eficiencia, la transparencia y la meritocracia en la gestión pública. Si ganara el masismo unificado, no sería más de lo mismo, sino que sería peor, pues Andrónico se pinta como un neopopulista autoritario (por su origen sindical chapareño), cautivo de Evo y Arce, sin criterio ni capacidad política propia. Y dicho esto, cada boliviano debe ir perfilando su voto para el muy próximo agosto que ya llega.
Carlos Hugo Laruta es sociólogo.