cerrarIMG-20251108-WA0002IMG-20251108-WA0002
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Cuándo es cuándo | 10/11/2025

El nuevo ciclo y el modelo

Rodrigo Ayala
Rodrigo Ayala

“La historia no se repite, pero sí se sucede”. Esta es una adaptación de esa frase atribuida a Mark Twain que dice: “La historia no se repite, pero a menudo rima”.

En Bolivia la historia generalmente se ha desarrollado mediante “ciclos” políticos. Al del nacionalismo progresista (por lo menos en principio) que encabezó el MNR en 1952 y que duro hasta 1964, le sucedió otro, el militar nacionalista, que con diversas variantes se desarrolló hasta 1978. Las formas y orientaciones políticas fueron distintas, pero ambos ciclos se asentaron en el modelo inaugurado por Víctor Paz: fuerte presencia estatal en la economía a través de la minería y el petróleo, impulso a las nuevas elites empresariales (especialmente del oriente), vertebración del país, etcétera.

Este fin de semana, Rodrigo Paz Pereira ha inaugurado, de manera formal, un nuevo ciclo político. Después de dos décadas, la presencia masista en la institucionalidad democrática prácticamente ha desaparecido. El nuevo Presidente comienza su gestión bajo signos por demás auspiciosos: apoyo político en la Asamblea Legislativa, importantes apoyos y expectativas internacionales y, sobre todo, la percepción en el grueso de la sociedad de que es necesario un cambio.

Sin duda este implicará sacrificios, pero probablemente la mayoría de los sectores están dispuestos a asumirlos (aunque no lo digan explícitamente), a condición de que se vea una “luz al final del túnel”, que el sacrificio sea temporal y, sobre todo, útil.

Va a depender entonces de la gestión de Rodrigo Paz, de la seguridad con la que “maneje el timón”, de la habilidad que tenga para tejer alianzas, leer la realidad y organizar su propio “frente interno”, que estemos en el inicio de ciclo virtuoso, de significación histórica.

En mi opinión, el problema de fondo, en el que se juega la viabilidad de nuestro país en la etapa histórica que atraviesa el planeta, es el del tipo de modelo de generación de riqueza y relación con los recursos naturales que se construirá (o se mantendrá) a partir de ahora.

Los ciclos políticos cambian y las condiciones de desarrollo material que enfrentan los países (en este caso de forma dramática) también. En el siglo XX del ciclo liberal o del nacionalista la población era pequeña y los recursos naturales inmensos, “inacabables y renovables”. En esos tiempos, la tecnología y el conocimiento eran importantes, pero en ningún caso tenían un rol parecido al actual, cuando en realidad se está redefiniendo el carácter de nuestra especie, de los seres humanos.

Por un tema de simple supervivencia, se necesita redefinir el carácter extractivista del modelo que históricamente ha habido en Bolivia. Si no se entiende que la gestión sostenible de los recursos naturales es una prioridad, solo nos espera un futuro de miseria.

Es imprescindible normar y poner límites precisos a la actividad minera en el país. No es aceptable que un sector, que en una de sus mayores vertientes paga impuestos paupérrimos, siga teniendo carta blanca para destruir fuentes de agua, envenenarlas y, en general, para destrozar cualquier otro proyecto de desarrollo con alguna perspectiva de sostenibilidad futura.

Las leyes y decretos incendiarios deben derogarse, pues el desarrollo agrícola no puede basarse en los incendios que nos han convertido en uno de los mayores destructores de biodiversidad primaria del planeta.

Las áreas protegidas de Bolivia (más del 30% del territorio) deben ser entendidas como uno de los motores centrales del desarrollo y la viabilidad del país. Su gestión debe ser fortalecida, deben desarrollarse sus potencialidades y, sobre todo, se las debe defender con voluntad política de los diversos tipos de depredadores que cotidianamente las agreden.

El desarrollo debe entenderse como un proceso coherente con el entorno físico y, sobre todo, con la población. En un país como Bolivia, los cultivos de alto valor (cacao, café, vid, etcétera) y el turismo deben ser los componentes centrales del proceso de producción. Ligado de manera estrecha a ellos, se encuentra el turismo.

Bolivia es uno de los países más diversos del planeta y, por nuestra montañas y alturas, somos buenos productores de agua. Es posible utilizar esas condiciones para lograr un mejor posicionamiento en el mundo. Hay ejemplos como el de Costa Rica, que ya han mostrado que es un camino posible. Y en esta época, sin duda, el conocimiento y uso racional de los recursos naturales estará cada vez más unido al aprovechamiento de las potenciales tecnológicas y la generación de conocimiento.

Más allá del cambio de ciclo político, ¿es posible la transformación de nuestro “modelo” de generación de recursos, cambiando la manera en que “aprovechamos” – destruimos estos? ¿Es posible cambiar más allá de la pequeñez política cotidiana, a la cual una gran parte de la “inteligencia” boliviana parece ser adicta? ¿Es posible generar una visión amplia que realmente produzca cambios significativos en la realidad?  Ahí también deberían estar enfocadas nuestras expectativas. Y quizás, de esa manera, el cambio que comenzamos podría aspirar a tener realmente connotaciones trascendentales.

Rodrigo Ayala es gestor ambiental y cineasta.



BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
Recurso 4
Recurso 4
ArteRankingMerco2025-300x300
ArteRankingMerco2025-300x300