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Mirada multidimensional | 28/10/2025

Sugerencias para una nueva estructura del gobierno

Rolando Morales
Rolando Morales

En este artículo quiero dar algunas sugerencias para el cambio de la estructura de gobierno basado en las necesidades de desarrollo y en la coyuntura política y económica mundial.

Actualmente, hay cuatro ministerios que tienen gran importancia: el de Relaciones Exteriores, de Planificación, Hidrocarburos y Justicia.

El Ministerio de Relaciones Exteriores tiene la tarea difícil de mantener a Bolivia dentro de cánones de equilibrio e imparcialidad en un contexto agitado por conflicto bélicos (guerra en Ucrania y en Palestina), las amenazas de Estados Unidos a Venezuela y Colombia y por la guerra comercial basada en aranceles. Estos conflictos están reconfigurando las relaciones de poder en el mundo. A Bolivia no le conviene estar muy cerca ni muy lejos de los unos ni de los otros. Tiene que mantener buenas relaciones con Estados Unidos y también con China, Rusia y la Unión Europea y privilegiar una buena amistad con todos los países latinoamericanos, sin excepción, en especial con Brasil, y hacer parte de alianzas como Mercorsur, buscando un acuerdo con la Unión Europea y con los países del BRIC. Todo ello requiere tener un excelente grupo de diplomáticos a la cabeza de algún profesional con recorrido internacional.

Al Ministerio de Planificación se le debe añadir la función de coordinación con las regiones. La promoción del desarrollo regional debe salir de las gobernaciones departamentales, dando paso a la creación de agencias de desarrollo local (ADL) las que, junto con el Ministerio de Planificación, deben constituir un consejo nacional de planificación permitiendo la coordinación y promoción de los proyectos regionales con el gobierno central.

La descentralización deseada solo puede ser efectiva mientras  haya esa instancia de coordinación, logrando que las regiones tengan u na mayor participación en las decisiones nacionales.

El Ministerio de Hidrocarburos y Energía debe ser desdoblado en uno, dedicado solo a hidrocarburos. El otro a las diferentes formas de generar energía eléctrica sin fuentes fósiles. El Ministerio de Hidrocarburos tendrá la dura tarea de establecer contratos de exploración y explotación con las transnacionales, que no siempre juegan limpio, apoyado por el Ministerio de Planificación y el de Relaciones Exteriores. El Ministerio de Electricidad debe concentrarse en la difícil y urgente tarea de proponer y ejecutar proyectos de energía solar, eólica, térmica y otros. En pocos años podríamos quedarnos sin electricidad si seguimos quemando gas para producirla.

El Ministerio de Justicia ha sido utilizado hasta el presente como el instrumento de intervención del Poder Ejecutivo en las decisiones judiciales. Una opción de política sería el cerrarlo para consolidar la independencia de poderes.

Otra opción sería la de convertirlo en el motor de la reforma judicial, como fue en el gobierno de Goñi, con el ministro Blatman. Ello implica encontrar a la cabeza adecuada para esta tarea, dotándola de un fuerte apoyo político para realizarla. Sin una reforma judicial en lo normativo y en lo operativo, será difícil promover el desarrollo empresarial y las inversiones extranjeras con base solo en una eventual promesa de seguridad jurídica.

Hay varios otros temas que requieren atención inmediata, entre ellos el de la minería y de la propiedad de la tierra.

Alrededor de 140 mil mineros trabajan en condiciones precarias y nueve agencias comercializadoras lucran con ellos pagando pocos impuestos y disponiendo de las divisas que producen sus exportaciones.  Es importante poner orden en la actividad minera sin recurrir a la violencia. Una idea al respecto es la de crear una instancia estatal de acopio de minerales, como lo fue, en otras épocas el Banco Minero, para que facilite, además, la regularización empresarial, el apoyo tecnológico y el acceso al crédito.

La lucha por la propiedad de la tierra constituye una bomba de tiempo. Los avasallamientos son una constante en la historia de la humanidad, en particular de Bolivia, y la experiencia muestra que no tiene sentido usar la violencia policial o militar para amortiguarla. Se requiere formar una comisión multidisciplinaria para estudiar soluciones pacíficas que contenten a las partes en pugna y contribuyan al desarrollo.

Varias de las propuestas que presento en este artículo se encuentran en mi libro Bolivia mirando al futuro, aportes para un plan de gobierno (2024, Editorial Plural).

Rolando Morales es economista.



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