La Paz, 04 de octubre de 2024
Desde 2013, los que algo conocíamos del sector de hidrocarburos en Bolivia visualizábamos que, a partir de 2015, se avecinaba una rápida declinación de campos de gas, condensado y petróleo, la mayoría descubiertos aproximadamente década y media atrás. También advertíamos que necesitábamos inversiones nuevas en exploración (no en desarrollo) para lo cual era necesario hacer ajustes al marco jurídico e impositivo. Lo anterior para reponer reservas y mantener producción de hidrocarburos que permitiría cumplir con la creciente demanda de los contratos de exportación de gas y de combustibles al mercado interno, lo que evitaría no desabastecernos en el largo plazo
Una prueba de ello es este reportaje de 2013 que salió en muchos medios: “Alertan que Bolivia está reduciendo peligrosamente sus reservas gasíferas”. Por este análisis y llamado de alerta fui calificado de “vendepatria”, “neoliberal”, “gasólogo incompetente” y otros epítetos que prefiero no recordar.
Desde esa fecha hasta estos aciagos días de profundo desabastecimiento de energía en nuestro país, han pasado 11 años. Durante todo este tiempo, peregriné por infinidad de medios de comunicación, entidades e instituciones empresariales, universidades, colegios de ingenieros y economistas, cámara de senadores y diputados y algunos ministerios, para advetir sobre este tema. Fui oído, mas no escuchado. La fiesta del consumo de reservas con producción acelerada para exportar y entregar energía al mercado interno continuaba sin entender que un día se agotarían sino explorábamos en serio. A muy pocos pareció importarles.
Empresarios dichosos con subsidios y energía competitiva, Gobierno e instituciones estatales que recibían billones de dólares anuales de elevada renta gasífera para mayormente malgastarla, pueblo abastecido con energía barata que podía derrocharla, exuberante contrabando de productos subsidiados. He aquí otro aporte sobre los subsidios, de 2023. En fin, todos felices encumbrados con los dólares que se recibían de reservas de hidrocarburos descubiertas década y media atrás.
A través de una profunda propaganda goebeliana, los medios de comunicación reproducían elocuentes fabulas de esta industria. “Estamos industrializado el gas”, “YPFB, la fuerza que transforma Bolivia”, “Somos miembros de la OPEP del gas”, “planes exploratorios cada seis meses por doquier”, “Un ministro que dijo que nadie, excepto él, podía visualizar el mar de gas que se encontró”, “Bolivia, corazón energético exportador de Latinoamérica” y finalmente el colosal “descubrimiento de Mayaya”, del que solo hay dudas y no certezas.
Hay mucho más, pero la memoria no me da ni el espacio alcanza. Vaya imaginación propagandística que se tenía cuando la realidad de la industria caminaba en sentido contrario hasta llegar donde hemos llegado. Un país casi neto importador de energía y sin divisas para importar la energía que el país necesita.
Pero lo más anecdótico e insólito de todo esto es escuchar al presidente Arce Catacora echarle la culpa al gobierno del expresidente Evo Morales de esta debacle energética. ¿Es que acaso él no era su ministro de Economía y jefe del gabinete económico? ¿Es que acaso no leía y escuchaba las advertencias que le hacíamos los pseudo analistas? ¿Es que acaso cuando entró en campaña hace cinco años no se empapó de la realidad del sector energético en el país? ¿Es que no escuchó a su ministro Franklin Molina que por tres años le pedía un cambio al marco normativo para gestar nueva exploración?
Algo no entiendo, Sr. presidente. ¿Es que recién se dio cuenta de la debacle energética cuando vio a los choferes durmiendo en las calles esperando por diésel? Estamos desabastecidos y sin divisas para importar diésel y gasolina. Le voy a recordar Sr. presidente, para que vayan planificando, en unos meses más estaremos necesitando importar GLP y como van las cosas en 2028-2029 estaremos comenzando a importar gas natural. Al 2030 estaremos básicamente importando toda la energía que necesita el país, que a 85 dólares el barril, resulta en aproximadamente entre 5.500 y 6.000 millones de dólares por año en importaciones.
Pero lo que es más patético aún es que el expresidente Evo Morales culpa al presidente Arce de la debacle energética en la que se encuentra el país y que en su gestión se gestó mucha exploración.
La realidad nos muestra que la declinación de producción y reservas sigue en picada desde 2015, muy a pesar de que fueron advertidos 11 años atrás. Hidalgo seria que ambos hicieron algo de mea culpa y que admitieran que sus políticas estatistas y nacionalizadoras y de Estado empresario no funcionaron.
Exministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual socio director de Gas Energy Latin América.