Al analizar la primera vuelta de las elecciones de nacionales de agosto de 2025, advertimos que se vino abajo la legitimidad del Estado plurinacional que fundó el MAS en la Constitución de 2009; éste puede seguir en la letra de esa Constitución, pero no existe en la realidad.
La discusión política en la etapa preelectoral ya no estuvo dominada por temas identitarios, en especial por lo indígena, como sucedió los años 2004 y 2005, previos a las elecciones en las cuales el MAS ganó con mayoría absoluta; eso demuestra, otra vez, que el Estado Plurinacional desde su nacimiento no tenía existencia sociológica, sino solamente discursiva, pues más de 30 naciones originarias casi no poseían población, y la nación aymara “mayoritaria”, en realidad, es una bolsa muy grande de distintos tipos de mestizajes.
También está pasando el tiempo de la etenización de la política quie dominó en los 20 años de gobernó del MAS.
Si el MAS trató de ocultar y subalternizar al país mestizo durante 20 años, en estas elecciones, observamos la existencia de una Bolivia básicamente urbana (casi 80% de la población) y mestiza, compuesta por múltiples mestizajes, los mismos que no ocultan sus orígenes étnicos, no tienen por qué hacerlo.
El tema de la urbanización es una cuestión nodal para entender la Bolivia del presente, pero una urbanización que está acompañada por el crecimiento desmesurado de la informalidad, pues casi 90% del empleo es informal.
El censo de 1900 no admitió la categoría mestizo, paradojalmente, los censos desde 2001 en adelante, tampoco lo hicieron, pero eso no puede ocultar la existencia de diversos mestizajes, y no de un mestizaje homogéneo como pretendía el MNR de la Revolución de 1952.
Actualmente el tema indígena ha sido sustituido por lo urbano popular, sobre lo cual la sociología boliviana aún no nos da muchas respuestas, en especial conectando este tema con la existencia de diversos mestizajes.
Es entorno a lo urbano popular que debe pensarse la política del futuro, lo cual no quiere decir que hayan desparecido los pueblos originarios, pero éstos son una minoría población. Además, hay que precisar que lo campesino no es sinónimo de originario; en el presente ya no existe un quiebre radical entre lo urbano y rural, más bien entre ambos hay una línea de continuidad que es unida por el vecino, ese que es, a la par, urbano y simultáneamente poblador rural.
También en las elecciones se ha desplomado el llamado modelo social comunitario, ese que vendía el paradigma comunitario del vivir bien, pues eso es una falacia, los sectores populares y la mayoría de la población cree más en el mercado que en la comunidad y lo comunitario. No en vano comerciantes, campesinos, gremiales, cocaleros, cooperativistas mineros, transportistas tienen alma liberal de amor por el mercado y la acumulación, por lo cual en Bolivia hay un neoliberalismo popular conectado umbilicalmente con la informalidad económica.
En Bolivia nunca existió socialismo en los 20 años del gobierno del MAS, ni el mal llamado socialismo del siglo XXI; lo que hubo fue un capitalismo de Estado articulado a un capitalismo de camarilla, del cual emergieron nuevas aristocracias económicas, cocaleros, cooperativistas mineros, contrabandistas; la aristocracia sindical adinerada, las burguesías surgidas del narcotráfico.
Hablar de modelo económico del MAS es un exceso, pues solamente estuvimos ante un despilfarro de los recursos provenientes del boom de los precios de los hidrocarburos. Es evidente que la pobreza medida por indicadores de ingreso bajó en estos 20 años, producto de los recursos del boom, pero ahora, por la crisis económica, muchos sectores sociales que fueron catalogados como clases medias volverán a una situación de pobreza, debido a la brutal inflación de los precios de los alimentos.
Eso será más visible para los empleados sujetos a salarios fijos. Más aún si se mide la pobreza por indicadores de necesidades básicas insatisfechas, ya que en estos años no mejoraron esos indicadores.
Por todas estas razones se puede concluir que el intento del MAS de ocultar el mestizaje por 20 años fracasó.
La Bolivia del presente nos muestra un país dominantemente urbano, poblado por centenas de diversidades de mestizajes, los mismos que no ocultan la existencia de algunos pueblos originarios, que son las minorías poblacionales, las cuales, poco a poco, absorben elementos culturales y cotidianos de los mestizajes con los cuales se conectan.
Así, entonces, la política debe pensarse fundamentalmente en torno a lo urbano y los diversos mestizajes.
Carlos Toranzo es economista.