Bruějula Digital 1000px x 155px
Bruějula Digital 1000px x 155px
Sociedad | 04/05/2024

La falta de agua en la comunidad Totorani de Mecapaca es la causa del éxodo de jóvenes



Brújula Digital |04|05|24|

Alissya Guerrero Tarifa

La comunidad Totorani del municipio de Mecapaca está a una hora al sur de La Paz. El transporte público parte de Chasquipampa. Un camino estrecho de tierra y piedras permite llegar al lugar. En varios tramos, solo hay un carril para la circulación de vehículos en ambos sentidos. Allí sus habitantes se quejan porque no hay agua y es la causa del éxodo de jóvenes, también de la poca producción de alimentos y crianza de animales.

Brújula Digital estuvo en la comunidad que tiene un clima agradable y tierra fértil para la agricultura. Sus habitantes se dedican a cultivar frutas y hortalizas para consumo propio y la venta en los mercados de La Paz. Sin embargo, esta actividad solo prospera cuando llueve, ya que después todo se seca, lo que dificulta la producción y afecta a su economía.

“Mis papás siempre velaban porque tengamos un buen estudio para que no nos quedemos en el campo como ellos, siempre había sufrimiento; hay años en que si hay producción (si llueve) para mantener el consumo y hay años en los que no hay”, sostuvo Lourdes Ramos, oriunda de la comunidad Totorani.

Al igual que Lourdes, muchos niños y jóvenes migran de la comunidad en busca de un futuro más prometedor en la ciudad de La Paz. La escasez del líquido elemento incluso afecta al consumo humano.

En la escuela de la comunidad, solo hay dos profesores que enseñan desde prekínder hasta quinto de primaria. Después de eso, los padres de los niños deben buscar opciones para que sus hijos continúen con sus estudios en comunidades aledañas o en la ciudad.

“Yo hasta segundo (de primaria) he cursado aquí (Totorani), tercero de primaria ya estaba en la escuelita de Chasquipampa. La verdad es que a veces muy triste contar, a veces recuerdo y digo cómo he podido vivir, porque mi mamá alquilaba un cuarto y nos dejaba ahí, nos quedábamos ahí los tres (hermanos). Yo cocinaba, lavaba la ropa, les bañaba, los llevaba a la escuela, íbamos juntos, volvía y así hemos crecido y hemos estudiado por lo menos (hasta obtener) una profesión técnica”, indica Lourdes.

Al ingresar a la comunidad se observaron casas construidas de adobe y algunas de ladrillo, además de cultivos de papa, zanahoria, choclo, tuna, duraznos, cebollas, entre otros.

Además, en la comunidad las familias tienen ovejas, chanchos, vacas, burros y caballos. Sin embargo, los comunarios indican que estos animales también están en riesgo debido a la falta de pasto para alimentarse y de agua para beber durante la época seca. En algunos casos, han sufrido pérdidas de ganado debido a esta situación.

Lourdes recuerda que a los ocho años tuvo que dejar su comunidad para asistir al colegio haciéndose cargo de sus hermanos de seis y cuatro años. Ahora tiene 38 años y logró obtener una formación técnica en costura y confección, además de gastronomía. Aunque reside en el municipio de La Paz, dedica cada fin de semana a ayudar a sus padres en la comunidad. A pesar de las difíciles condiciones de vida, sus padres optan por permanecer en el lugar y luchar por mejores condiciones.

“Yo vivía hasta mis 12 años y de ahí me fui a Santa Cruz, Cobija (Pando), a todo lado. El problema es que es muy seco este lugar es por ese motivo que nos salimos a buscar trabajo”, cuenta a Brújula Digital Felipe Ramos, quien a sus 30 años tuvo que volver a la comunidad porque sus papás fallecieron.

“Uno que se va, abandona (la comunidad), dicen que hay que quitarle las tierras (porque no viven en el lugar)”, añadió. Es por esa razón que decidió volver a la comunidad para no perder la propiedad de sus papás.

Felipe cuenta que recurre ocasionalmente a la ciudad en busca de empleos temporales para complementar sus ingresos.

La secretaria general de Totorani, Antonia Callisaya, informó que, debido a la sequía, la escuela se está quedando sin alumnado porque los jóvenes prefieren ir a la ciudad. 

“La escuelita ya se quiere perder, pocos alumnitos hay. Antes hace 20 años estaba dando bien, a su tiempo llovía y en ese tiempo hartos alumnos sabe haber, ahora ya no hay (…), por falta de agua se salen”.

Antes había entre 60 a 50 alumnos y poco a poco ha ido disminuyendo a 22 alumnos que es lo que tiene actualmente la escuela. “No queremos quedarnos sin población, queremos más ayuda. Si hay agua podemos vivir, nuestros hijos se pueden volver a ayudarnos”, dijo Callisaya.

Según indicó el comunario Félix Ramos, exautoridad de la comunidad, son 58 las familias que actualmente viven en el lugar.

Totorani está a una hora al sur de La Paz y se puede acceder desde la zona de Chasquipampa, cuenta con un camino estrecho lleno de tierra y piedras. En varios tramos, solo dispone de un carril para la circulación de vehículos en ambos sentidos.

El pasado domingo, Brújula Digital visitó la comunidad por invitación de estudiantes de la Universidad Católica Boliviana. En el lugar, los universitarios aplican un proyecto como parte de su curso de Comunicación para el Desarrollo.

BD/AGT



FIE-BANNER--BRUJULA-DIGITAL-1000X155-PX_1
FIE-BANNER--BRUJULA-DIGITAL-1000X155-PX_1


GIF 2 vision-sostenible-gif-ok
GIF 2 vision-sostenible-gif-ok
bk-cuadrado
bk-cuadrado