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23/06/2023
Columna Abierta

Himno a la vida y a la solidaridad

Carlos Derpic
Carlos Derpic

Los hechos espectaculares, “importantes”, trágicos, macabros, que involucran a político o autoridades, que lamentablemente abundan en Bolivia y el mundo, objeto de atención preferente por parte de medios de prensa de todo tipo; mejor si ocurren en lugares importantes como el eje central en Bolivia. De este modo, estamos impedidos muchas veces de conocer hechos aparentemente pequeños que, sin embargo, están revestidos de enorme importancia y que son, ni duda cabe, gérmenes de una nueva sociedad, de un nuevo mundo; son ejemplo de cómo debiéramos los seres humanos enfrentar las circunstancias que se nos presentan.

En una reciente visita a la ciudad de Potosí, tuve la alegría de encontrar a un amigo y a una familia que son ejemplares precisamente como realización de lo último que se señala.

Se trata de mi amigo Isaac Himbert Ramos, nacido el 8 de enero de 1940 en Potosí. Titulado como ingeniero electrónico, en marzo de 1973, cuando realizaba trabajos de electrificación rural en Macha, provincia Chayanta del Departamento de Potosí, cayó de un poste desde una altura de 9 metros, sufriendo como consecuencia de la caída fractura de la columna vertebral y rotura de la médula espinal. Con el transcurso del tiempo, debieron amputarle las dos piernas, de manera que quedó postrado en una silla de ruedas desde entonces.

Después de varios años, lo encontré al pasado 11 de junio en su casa ubicada al lado del templo de Santa Mónica, al que solíamos ir muchas personas los días viernes, a rezar al Señor Justo Juez. Está por supuesto canoso, pero con las mismas ganas de vivir que le conocí siempre desde que le sucedió el accidente y con la misma energía que le caracterizó.

¿Cuántos habríamos soportado vivir como vive Isaac desde hace 50 años? ¿Cuántos no nos habríamos despedido de esta vida hace muchísimo tiempo, optando por la vía del suicidio o por el abandono que nos lleve a la muerte entendiendo que, al estar privados de movimiento, ya no tenía sentido seguir en este mundo? No Isaac, que permanece, hasta hoy, sonriente, dicharachero y mirando con optimismo el futuro a sus 83 años. Es, lo que se dice un himno a la vida.

Pero, su vida no habría sido posible sin la colaboración de la familia Benavides – Ramos y en particular de las hermanas Blanca y Dafné que, desde hace muchos años se han ocupado y se ocupan de hacer que Isaac siga teniendo una vida decente. Las dos, turnándose día a día, colaboran en todo lo necesario para que su primo Isaac tenga lo indispensable para seguir viviendo. Y lo hacen sin pedir nada a cambio, sin publicidad alguna, sin reconocimiento público ni condecoración de ningún tipo. Son lo que se llama un himno a la solidaridad. Han entendido aquella parte de la oración de San Francisco de Asís que, después de pedir el Señor que le haga un instrumento de su paz, dice que “es dando como se recibe”:

Al ver a Isaac, Blanca y Dafne recordé a un sacerdote franciscano que vivió muchos años en Potosí, lugar en el que finalmente murió: Sergio Castelli. El padre Sergio, además de sus tareas religiosas, se dedicaba con gran entusiasmo a la astronomía, la fotografía y el fútbol, y todos los domingos por la tarde visitaba enfermos en los hospitales Obrero y Bracamonte de la ciudad de Potosí. Todo eso le dio sentido a su vida y así vivió hasta el 30 de noviembre de 2001, en que nació a la vida eterna. Otro himno a la vida y a la solidaridad.

Carlos Derpic es abogado.



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