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Guata regua (caminante) | 18/06/2024

Educación: La crítica presidencial que pasó desapercibida

Hernán Cabrera
Hernán Cabrera
Fue una frase clara y contundente. Pero solo sirvió para un titular periodístico de un día y ni siquiera motivó al debate o a las críticas, peor aún a la autocrítica de parte de los actores involucrados.
Fue la previa a las celebraciones del Día del Maestro, como lanzando una advertencia, pero ni si inmutaron, ni hicieron marcha, ni reaccionaron. Desde el poder fue un reconocimiento de la crítica situación en que se debate el sistema educativo.

El Presidente Luis Arce se sinceró y no se aguantó más para un tirón de orejas a todos los que tienen que ver con el proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto en los colegios como en las universidades.

Entre otras cosas el Primer Mandatario del Estado Plurinacional señaló con molestia: “La calidad de nuestros maestros y nuestros maestros ya no es la misma de antes, la calidad de nuestros alumnos en las escuelas primarias y secundarias ya no es la misma de antes; también la calidad de alumnos en las universidades y en los institutos tecnológicos y los institutos de enseñanza superior tampoco es la que nosotros necesitamos”.

Este reconocimiento pasó como viene un aguacero o un surazo en el departamento de Santa Cruz: duró un par de días, se comentó algo por aquí algo por allá, pero no provocó ni heridos ni contusos. Se silenciaron las voces y los análisis de los expertos, periodistas y de aquellos a quienes el Presidente Arce aludió: los profesores, las autoridades educativas, que al parecer esos días estaban de chaqui o con las orejas tapadas.

Definitivamente, así como la justicia está en crisis el sistema educativo también lo está, a pesar de la Ley Avelino Siñani que plantea verdaderos cambios, pero que los mismos tardan en llegar. Sin duda, el gobierno actual y todas sus autoridades son los responsables para esta crisis, porque están en el poder hace muchos años y no es culpa ni del imperio, ni de la derecha, ni de la oligarquía ni de los extraterrestres.

Ojo que lo reconoció y alertó Luis Arce Catacora, el presidente de Bolivia.

En el libro “Filosofar la vida, manual de supervivencia”, se lanzan una serie de preguntas ¿La escuela y la universidad te enseñan a afrontar los problemas cotidianos? ¿El sistema educativo concluye cuando recibes el título académico de licenciado, doctor, ingeniero, arquitecto, técnico medio o técnico superior? ¿Tu profesor te preparó para superar golpes duros de la vida como perder el trabajo, la pareja, los padres o enfrentar una enfermedad terminal? ¿El título universitario garantiza un buen puesto laboral en grandes empresas solo por presentarlo? ¿Doce años entre aulas son suficientes para reflexionar sobre tu presente y futuro? ¿La universidad te forma para la vida o para conseguir empleo? ¿Te sientes plenamente satisfecho al obtener una buena nota, incluso si implica repetir un texto o copiar respuestas del oficial? ¿Ciencias duras como matemáticas, física, estadísticas ayudarán con problemas de escasez de dinero o alimentos? ¿Ciencias médicas curarán VIH Sida, coronavirus, lepra? ¿Ciencias sociales te hacen más humano, más parte de la sociedad? ¿La escuela y la universidad te comprenden, apoyan, empujan al éxito o te moldean para ser uno más del sistema? ¿Profesores te enseñan a ser feliz, ciudadano libre o te orientan para ser un educado sin incomodar a tus padres? ¿Está la escuela preparada para afrontar las transformaciones del siglo XXI? ¿La escuela podrá dar respuestas claras y precisas a la vorágine de los cambios de la sociedad, impulsados por el avance de las tecnologías? ¿La escuela forma para la vida o forma para la memoria? ¿La escuela se modernizó y se fortaleció con las transformaciones digitales o sigue siendo la escuela tradicional, encerrada entre cuatro paredes?. ¿El sistema educativo nacional cambiará al ritmo que van los acontecimientos en la realidad social, cultural, económica, religiosa, política? ¿Cuáles son los principales retos que debe asumir este sistema educativo, golpeado por la dura crisis sanitaria que azota al mundo y a Bolivia?

Como podrás apreciar son muchas las preguntas que buscarán respuestas, las cuales deben estar a cargo del sistema educativo, porque de lo que se trata es formar hombres y mujeres con ideales, luchadores, llenos de valores para afrontar los problemas de la vida y superarlos.

Uno de los caminos para lograr esos objetivos que plantean las interrogantes es fortalecer y formar el pensamiento y el espíritu crítico de los estudiantes, sin adoctrinarlos ni encasillarlos en una ideología o en posiciones dogmáticas. Se trata que desde la filosofía en las aulas escolares se ponga en marcha un ambicioso programa para fortalecer y ampliar el espíritu crítico de cada uno de los alumnos, quienes con seguridad recibirán de buen agrado estas inquietudes, que ahora están ahogados en un bombardeo de informaciones, de chismes, de superficialidades de las redes sociales. Con seguridad están con hambre de reflexionar sobre el sentido de la vida, el sentido de la verdad, de la creatividad artística, de las virtudes, como seres humanos que son parte de una sociedad multicultural, compleja y siempre cambiante.

El filósofo griego Sócrates hace miles de años nos lanzó el gran desafío de la educación: “No puedo enseñar nada a nadie, solo les puedo hacer pensar”.

Estimados teacher y oporomboe (maestro o profesor) esa es la ruta a seguir: despertar todas las energías y creatividad de sus estudiantes, desde sus realidades y sus capacidades.
Hernán Cabrera es periodista 


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