Bolivia ha vivido otro “Día Nacional del Peatón y del Ciclista en defensa de la Madre Tierra” y los balances son de antología.
Las primeras en salir al frente son, desde luego, las autoridades municipales. Se congratulan por haber bajado los niveles de contaminación a “x” ppm y a “z” microgramos por metro cúbico. Además, la gente salió a hacer deporte ¡en domingo! ¿Qué les podemos decir?... ¡Felicidades!
Pero varios colegas y yo nos cansamos de esta farsa y tuvimos la mala idea de publicarlo, tanto en medios convencionales como en nuestras redes sociales y, en consecuencia, tuvimos que tragarnos la avalancha de críticas en contra.
“Estamos acostumbrados a siempre emitir una opinión negativa… en algún momento ocurrirá el milagro de ver la parte buena también”, escribió una seguidora y muchos la secundaron: “Es un alivio respirar aire medio puro”, dijo uno mientras que otro, que es un buen educador, clamó “por más días como este”. Algunos no fueron tan educados porque me dijeron “chupala” (¿?), me llamaron “viejito” y aseguraron que “fue un día muy bonito” porque permitió que los perritos y las personas circulen libremente mientras que los ciclistas pudieron hacer deporte.
No importa cuánto escriba la gente. La información acumulada durante todos estos años permite afirmar, sin lugar a dudas, que los días del peatón, el nacional y los municipales, no son más que paliativos en un medio ambiente que es agredido todos los días, no solo uno o cuatro domingos al año.
A ver: ¿por qué tenemos que contentarnos con un día (o cuatro) al año de mitigación de los elementos perturbadores del medio ambiente cuando estos están presentes todos los días?
El “Día Nacional del Peatón y del Ciclista en defensa de la Madre Tierra” está concebido para reducir los niveles de contaminación causados por los automóviles que queman dióxido de carbono. ¿De verdad que los fans del “día del peatón” creen que este asunto no ha sido discutido en otros países?... hace varios años… y la solución inteligente ha sido limitar la circulación de automóviles en función a su tiempo de vida útil. En muchos países, los autos solo pueden circular un tiempo determinado, pero, en Bolivia, las leyes han puesto límites, pero ninguna autoridad se atreve a aplicarlos. Para ponerlo en facilito: ningún político (presidentes, legisladores, servidores públicos…) se atreve a decirles a los transportistas que tienen que retirar sus vehículos a partir de cierto año y, por ello, tenemos micros en actividad desde hace más de medio siglo, echando humo todos los días.
Pasa que, en Bolivia, la tolerancia es la norma. Así como se permite que los choferes contaminen el ambiente todos los días, también se deja que los cooperativistas exploten minerales sin tomar medidas preventivas para contaminar el aire. El peor ejemplo actual es el de los cooperativistas auríferos. ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¡Nadie! porque estos, además de manejarse con presiones, son capaces de repartir buenos sobornos.
¿Por qué conformarse con un día sin contaminación? ¿Por qué no pedimos más parques? ¿Quieren que los ciclistas circulen sin problemas?... pidamos “ciclódromos”. ¿Cómo pueden circular las mascotas sin problemas?... hay que crear áreas verdes, reales, aunque eso signifique enfrentar a los loteadores.
Los “días del peatón” no son más que limosnas de las autoridades para gente que quiere vivir sanamente, una medida hipócrita para que nos olvidemos que no cumplen sus funciones. ¿Quieren limosnas o vida saludable? Tomen una posición y después charlamos.
Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.