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Surazo | 30/10/2025

Bolívar y Sucre Vs. Chávez y Maduro

Juan José Toro
Juan José Toro

La exclusión de Bolivia de la ALBA es un hecho que la mayoría pensante del país ha recibido como una buena noticia. Esa reacción se justifica debido a que ese organismo internacional fue creado con fines políticos radicales que no ameritan formar parte de él.

Desde su acróstico, la ALBA fue una respuesta política a la ALCA, presentada como el Área de Libre Comercio de las Américas que, entre otras cosas, planteaba la reducción gradual de aranceles entre sus países miembros. El ALCA no incluía a Cuba y mereció un inmediato rechazo por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que aprovechó la letra chica del tratado, en el que aparecía la privatización de empresas públicas, para etiquetarlo como un intento del “imperialismo yanqui” para explotar a las naciones latinoamericanas. Cual si de una orden se tratase, la posición chavista fue acogida por presidentes y sectores denominados de izquierda para oponerse al ALCA, al extremo de evitar su aplicación.

Como alternativa, Chávez propuso la ALBA. La respuesta directa se puede ver claramente en el cambio de la “C” por la “B”, pero él la justificó usando un término que fue muy conocido en el siglo XIX: el bolivarianismo. Llamó a su propuesta Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, con ALBA como acróstico, y la hizo arrancar con Cuba y Venezuela como primeros miembros. Luego se adhirieron otros países, o se salieron después, dependiendo de la orientación política de sus presidentes. Bolivia se sumó por decisión de Evo Morales.

Tras la respuesta del presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, en el sentido de que le tenía sin cuidado la exclusión de la ALBA, el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, explotó en cólera y, utilizando la valentía que ya no tiene para retar a EE.UU. criticó al boliviano con calificativos como “procolonial”, “proimperialista”, “antibolivariano” y “antisucrista”. No voy a hablar de los dos primeros, los “pro”, puesto que estos tienen que ver con cuestiones de interpretación política que ameritan tesis doctorales; en cambio, opinaré sobre las dos últimas, las “anti”.

No sé si lo sabía o no, pero cuando Chávez comenzó a usar a Bolívar como figura central de su “socialismo del siglo XXI” cometió un error de contradicción diametral, puesto que el pensamiento y las acciones del Libertador se ubicaban en el otro extremo. Aclaro: Bolívar no fue lo que hoy denominaríamos socialista, sino liberal ya que su posición política estaba fuertemente influenciada por los principios de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y confraternidad.

De la misma forma, el lugarteniente de Bolívar, Antonio José de Sucre, fue un liberal convencido que intentó implantar un sistema de gobierno de ese tipo en Bolivia hasta que estalló el golpe del 18 de abril de 1828.

Con esas simples menciones, queda claro que el bolivarianismo no es lo que Chávez creía y que Maduro defiende ahora como base de lo que él entiende como socialismo. Lo de “antisucrista” es todavía más ridículo y solo evidencia la escasez de conocimientos de historia en el individuo que detenta ilegalmente la presidencia de Venezuela. En su caso, no habría que hablar de “sucrismo”, sino de “sucretinismo” porque, para actuar y parlotear como él lo hace, es necesario ser un “su-cretino”. 

Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.



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