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Columna Abierta | 14/05/2025

¡Bienvenido, León XIV!

Carlos Derpic
Carlos Derpic

El pasado 9 de mayo, en tan solo tres votaciones, fue elegido Papa de la Iglesia Católica y Obispo de Roma, el cardenal norteamericano-peruano Robert Francis Prevost Martínez, quien escogió el nombre de León XIV para su pontificado. ¿Qué podemos esperar del Sumo Pontífice de aquí en adelante?

La sociedad de la información en que vivimos ha dado cuenta de una serie de datos respecto a la personalidad, formación y trayectoria de León XIV, lo que exime la reiteración de los mismos, pero no priva que, a partir de las informaciones difundidas y de las primeras actuaciones del Papa, se intente vislumbrar lo que será su trabajo en el tiempo que le toque ejercer su pontificado.

León XIV es el primera Papa norteamericano, lo cual no es un dato menor en la hora actual, si se tiene en cuenta que otro norteamericano, populista y autoritario como pocos, está adoptando medidas que echan por tierra el orden mundial existente desde la finalización de la segunda guerra mundial y está ejecutando medidas ilegales e injustas contra migrantes que viven en Estados Unidos. En este punto, León XIV es contundente: está en contra de la política trumpista en el tema migrantes y, de modo particular, contra las atrocidades que está haciendo junto con Bukele. Así lo expresó en sus redes sociales antes de ser elegido como Papa y su proceder ya ha motivado a alguien a escribir que “El nuevo Papa es woke”. Trump y Vance hubieran querido un Papa norteamericano, pero ciertamente no Prevost.

León XIV es también peruano por naturalización, a partir de su larga presencia en Chiclayo, misma que lo convierte en una persona que conoce muy de cerca la situación no sólo de los peruanos sino de los latinoamericanos que, pese a gobiernos autodenominados “socialistas” y otros del “ajuste estructural” no han visto mejorar el nivel de vida de la mayoría de sus poblaciones. Su permanencia en Perú, le permitió a León IV visitar cinco veces Bolivia antes de ser Papa, como cabeza de la orden de San Agustín, habiendo estado en los departamentos de Chuquisaca, Cochabamba, La Paz, Santa Cruz y Potosí. En redes sociales circula una fotografía de su visita al último de los nombrados departamentos, en la que se le ve con miembros de la familia Venegas Villa, mostrando que, aunque Potosí no tiene aeropuerto internacional, sí se puede llegar hasta ahí.

Su pertenencia a la orden de los agustinos no deja de tener importancia, en tanto en cuanto se trata de la primera que combinó el estatus clerical con una vida comunitaria plena y que en la actualidad ha puesto énfasis en la misión, la educación y el trabajo hospitalario. La vida comunitaria es central para los agustinos, como lo son el compartir y la fraternidad y su línea de pensamiento valora el estudio y el pensamiento crítico, que, como San Agustín, cree que la fe y la razón van de la mano.

Antes de ser elegido como Papa, Prevost fue prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo poderoso responsable de seleccionar obispos, que ocupó hasta que el Papa Francisco murió el 21 de abril de 2025. Esto hace que en León XIV se combinen dos elementos: su condición de pastor (de la que carecía por completo Pietro Parolin, candidato al que apoyaron los conservadores al carecer de uno propio que pudiera participar en el cónclave con éxito) y su conocimiento del Vaticano y de los obispos de todo el mundo.

Su formación académica incluye una Licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova en 1977, una Maestría en Divinidad por la Unión Teológica Católica de Chicago, y una licenciatura y un doctorado en Derecho Canónico por el Pontificio Colegio de Santo Tomás de Aquino en Roma. Su tesis doctoral versó sobre “El papel del prior local en la Orden de San Agustín”. Pero, junto con esas credenciales académicas, está su cercanía con el pueblo pobre, con los marginados, con los descartados de la sociedad.

No faltan quienes, frustrados porque el nuevo Papa no haya sido un cardenal africano, ultraconservador si los hay, se ufanan porque León XIV volvió a utilizar la muceta y la estola que, en su momento, desechó Francisco y porque volverá a vivir en el Palacio Apostólico y no en Santa Marta, donde vivó su antecesor. Un despistado tuitero, escribió: “¿Estás de acuerdo que el Papa León XIV parece mucho menos comunista y zurdo que el Papa Comunista Francisco?” No sólo él sino varios otros han pretendido pescar en río revuelto, como aquellos que se ufanan de que “volvió la bendición en latín” o que el Papa ignoró la bandera LGBTI+. Pero el accionar de León XIV los ha vuelto a la realidad: no sólo se opone a las políticas anti inmigrantes de Trump, sino que está decididamente por la paz del mundo, en contra de toda guerra, en contra de las barbaridades que se están cometiendo en Gaza y Ucrania. Está en favor de una iglesia sinodal que deje atrás el autoritarismo que la ha caracterizado durante tanto tiempo.

La elección de su nombre tampoco fue casual, como él mismo explicó. Lo hizo porque el anterior Papa León, el XIII, era muy comprometido con las causas sociales, porque “con la histórica encíclica Rerum Novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial”. Actualizando ello, León XIV ve la nueva revolución industrial y la inteligencia artificial como desafíos a enfrentar.

Hay quienes piensan que los dos desafíos mayores para León XIV son descolonizar y despatriarcalizar la Iglesia y habrá que ver qué hace al respecto durante su pontificado. Otros afirman que está en camino de un cristianismo liberador.

Lo último que ha sucedido, antes de que se escriba esta columna, es que, en su primer Regina Caeli, se ha dirigido a los jóvenes diciéndoles: “No tengáis miedo, aceptad la invitación de Cristo, Señor”. Y, el pasado lunes 12, en un encuentro con comunicadores de todo el mundo, tocó varios temas. Reiteró su “No a la guerra”, y reiteró la solidaridad de la Iglesia con los periodistas encarcelados por buscar e informar de la verdad, pidiendo para ellos su liberación: “El sufrimiento de estos periodistas encarcelados interpela la conciencia de las naciones y de la comunidad internacional, llamándonos a todos a salvaguardar el bien precioso de la libertad de expresión y de prensa”

En fin, tenemos un nuevo Papa, que muestra su personalidad, que no es copia de nadie y que, de inicio da muestras de su intención de ser fiel a Jesús y a sus opciones, y enrumbarse por el camino de quienes, antes que él, siguieron esos pasos.

Como siempre, el tiempo dirá si esto que decimos hoy se ajusta a la realidad o no. Pero, entretanto, decimos: “Bienvenido, León XIV”.

Carlos Derpic es abogado.



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