Han pasado 45 años de aquel domingo 29 de junio de 1980 (mismo día y misma fecha que en 2025) desde que se celebraron las elecciones generales para Presidente, Vicepresidente, senadores y diputados, cuyos resultados no pudieron aplicarse porque desataron el golpe de Estado de García Mesa. Pasaron dos años, hasta que en 1982 el Congreso recién pudo validar esos comicios para dar paso a la asunción al gobierno de la fórmula ganadora: la Unidad Democrática y Popular (UDP) encabezada por Hernán Siles Zuazo.
Fue la tercera elección en tres años, luego de que la resistencia a la dictadura de Hugo Banzer Suárez y el contexto internacional, signado principalmente por la presidencia de Jimmy Carter y las sugerencias de la Comisión Trilateral, forzaran a la terminación de las dictaduras de la “Seguridad Nacional”, comenzando por la de Banzer, que había decidido permanecer en el gobierno hasta 1980, año en el cual –según él– el pueblo boliviano recién estaría preparado para vivir en democracia.
La huelga de hambre de las mujeres mineras, que se inició en diciembre de 1977, pese a las advertencias de que no era un buen momento para realizarla, por la proximidad de las fiestas de fin año, generó gran adhesión y provocó tal movilización que, en enero de 1978, la dictadura se vio forzada a declarar la amnistía general e irrestricta reclamada por la oposición y dar paso a unas elecciones generales.
El 9 de julio de 1978 se llevaron a efecto las primeras elecciones desde 1966. Claramente ganó la UDP, aunque nunca se sabrá cuál fue el resultado real de esos comicios, porque el fraude del régimen, que había prohijado a la Unión Nacionalista del Pueblo (UNP), a la cabeza de Juan Pereda Asbún, delfín del dictador, fue tan descarado que tuvieron que anularse. Al dictador y a su pichón les faltó la sutileza y el asesoramiento venezolano como el que muchos años después tuvo el MAS.
Luego del golpe que Pereda le dio a Banzer, el 21 de julio de 1978, manifestando su intención de postergar indefinidamente la convocatoria a elecciones, la UDP convocó a una marcha para el 24 de noviembre del mismo año, pero antes que ésta se realizara, el general David Padilla Arancibia, apoyado por los jóvenes militares Gary Prado Añez y Raúl López Leytón, tomó el poder y convocó al evento electoral para 1979.
El 1 de julio de ese año se realizaron las elecciones, que tuvieron como novedad la vigencia de una nueva ley electoral que introdujo la papeleta multicolor y multisigno, y la cifra repartidora para la elección de diputados. En esa elección participó Hugo Banzer con Acción Democrática Nacionalista (ADN). La UDP fue ganadora con el 35,99% de votos, seguida por el MNR de Paz Estenssoro, que llegó a 35,89%. Banzer obtuvo el 14,88% de votos y Marcelo Quiroga Santa Cruz, del Partido Socialista (PS-1) alcanzó el 0,43% de los votos (en 1979 llegó al 4,82%).
Aunque en 1979, la UDP ganó la elección, el MNR tuvo más parlamentarios debido al sistema de asignación de escaños. Al no alcanzar ninguno de los candidatos el 50% más uno de los votos, y haberse empantanado la elección de Presidente y Vicepresidente de la República en el Congreso, se eligió como Presidente interino a Walter Guevara Arze, que días antes había sido elegido presidente del Senado.
El 1 de noviembre de 1979 se produjo el sangriento golpe de Estado de Natush, quien duró en el gobierno apenas 16 días, para dar paso a la presidencia de Lidia Gueiler Tejada, que convocó a elecciones para el 29 de junio de 1980. Volvió a ganar la UDP, con el 38,7%. En segundo lugar quedó el MNR, con el 20,1%. ADN logró el 16,8% y el P-S1 con el 8,7%.
El 17 de julio, el triunfo de la UDP fue desconocido por Luis García Mesa y Luis Arce, quienes encabezaron otro sangriento golpe de Estado, derrocando a la Presidenta Gueiler. Permanecieron en el poder hasta agosto de 1981 y fueron sucedidos por un triunvirato militar, al que, a su vez, sucedió el general Celso Torrelio Villa y, finalmente, el general David Vildozo que, el 10 de octubre de 1982, entregó el poder a la UDP, dando inicio así al ciclo más largo de democracia en la historia de Bolivia, signado además por importantes avances en la participación de la mayoría de la población, y por la superación paulatina de viejas perversiones, como la utilización del campesinado para fines electorales.
En medio de inusitada esperanza, en 2006 accedió al poder el MAS, a la cabeza de Evo Morales, y con él se inició un paulatino y sostenido proceso de desmantelamiento de la democracia y de la organización popular vía fraude, manipulación, división de las organizaciones sociales y un sinfín de males, que no es posible enumerar ahora.
Todo ello puede revertirse este 2025, en las elecciones del próximo 17 de agosto, pese a los intentos desesperados del sujeto ávido de poder, fama y dinero, que probablemente no cejará en sus esfuerzos por volver a gobernar, a sabiendas de que no son los tiempos en que pudo imponer su voluntad y hacer de las suyas.
El domingo 29 de junio de 1980 se dio uno de los pasos finales contra las dictaduras que asolaron Bolivia. Aunque este 2025 las elecciones no se celebrarán en día y fecha similar, es momento para la esperanza de un retorno de la democracia y al Estado de Derecho que tanta falta hacen a este país.
Carlos Derpic es abogado.