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Sostenibilidad| 13/08/2022

Prácticas naturales toman fuerza en el oriente boliviano hacia una producción sostenible

Prácticas naturales toman fuerza en el oriente boliviano hacia una producción sostenible

El manejo responsable de fertilizantes permite incrementar la materia orgánica de los suelos.

Visión Sostenible |13|08|22|

La naturaleza es la fuente por supremacía para potenciar las economías del mundo, la salud y la producción. Proporciona bienes y respuesta a las necesidades vitales como el aire que respiramos y el alimento que llega a nuestras mesas. Sin embargo, el desarrollo económico mundial no puede librarse del estigma de ser el culpable del deterioro y la pérdida de la biodiversidad, que han generado el incremento de fenómenos climáticos que hoy provocan heladas, sequías, erosión, incendios y otros.

Según datos de la Plataforma Científico Política Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, entidad perteneciente a Naciones Unidas y con actividades de incidencia en Latinoamérica, los científicos estiman que los índices de pérdida de especies son ya 1.000 a 10.000 veces superiores a los índices normales. Además, mencionan que existe un millón de especies animales y vegetales amenazadas y que el 60% de los servicios que los ecosistemas proporcionan al hombre están degradados o se utilizan de manera insostenible.

Y, siendo que la región de América Latina y el Caribe concentra el 40% de la biodiversidad del mundo, 30% de agua dulce del planeta y 50% de bosques tropicales, urge el accionar para preservar la riqueza natural.

En Bolivia, la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), que aglutina a más de 14.000 productores del departamento de Santa Cruz, desde hace varios años, desarrolla actividades para promover prácticas naturales sostenibles, proteger la biodiversidad y apoyar la recuperación de áreas productivas. Su gerente general, Jaime Hernández, explica que –en coordinación con los productores– se impulsa una producción responsable con el medioambiente a través de prácticas conservacionistas que cuidan el suelo y el agua, principalmente.

Recurren a prácticas de cuidado exclusivamente naturales y heredadas de generación, pero que han sido olvidadas o relegadas por el paso del tiempo, el desconocimiento y la incursión de otras que aparentaban ser más efectivas.  “Hemos reforzado la adopción de un sistema de siembra directa que combina la labranza sin el arado del suelo y la rotación de cultivos, como una buena práctica de cuidado y respeto con el medioambiente porque estamos convencidos de que es la mejor manera de lograr la sostenibilidad de su sistema productivo”, enfatiza el ejecutivo del gremio de productores del oriente boliviano.

Los agricultores adoptan hoy estas prácticas ambientales y agrícolas con mantenimiento de cobertura, uso de drenajes y manejo responsable de fertilizantes (minerales o abonos orgánicos), lo que permite incrementar la materia orgánica de su suelo. La meta es contar con siembra abundante para comercializar y aportar a la soberanía alimentaria del país.

Muchas veces se repite el grano u oleaginosa a sembrar, apostando sobre todo por la soya en la campaña de verano y el girasol en la de invierno. Frente a esto, Anapo reúne a los productores para promover una rotación más variada de cultivos, como vía para evitar la degradación y erosión; esta consiste en variar la producción e incorporar trigo, maíz, chía y sorgo u otro que pueda crecer en los terrenos de la zona Este de Santa Cruz.

La rotación de cultivos, además, deja el rastrojo en el suelo. “Cuando el productor cosecha el sorgo, deja el tallo o rastrojo como cobertura para que con la lluvia futura haga que el suelo se mantenga húmedo y así sea más productivo y fértil, como una práctica natural de cuidado de la tierra”, acota Hernández.

Finalmente, se evita quemas voluntarias y controladas en el cambio de campaña. Los productores han aprendido que esta práctica absorbe los nutrientes de la tierra y va en contra del cuidado de la naturaleza, pues pone en riesgo su cosecha y la de otros.

Anapo, como apoyo a los productores, organiza encuentros, ferias y capacitaciones en campo y en aulas, donde explica y demuestra los cuidados a tener con el suelo, como el elemento primordial para la sostenibilidad de la producción; de esta forma logra que el productor se apropie de la convicción de que la tierra es su fuente de trabajo y que las prácticas conservacionistas y naturales mantienen la fertilidad y productividad a lo largo del tiempo.