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Economía| 13/01/2022

INASET: La economía real para la gente decreció en 15 años en 14 puntos del PIB

INASET: La economía real para la gente decreció en 15 años en 14 puntos del PIB

Desempleo joven. Foto: Fundación para el Periodismo

Brújula Digital|13|01|22|

El Instituto de Asistencia Social Económica y Tecnológica (Inaset) a través de su director ejecutivo, Enrique Velazco, informó que la economía real para la gente, generadora de empleo, decreció durante los últimos 15 años en al menos 14 puntos porcentuales en su participación en el Producto Interno Bruto (PIB), frente al crecimiento en más del doble, de la administración pública, impuestos y finanzas.  

“A pesar de que los números del PIB pueden ser muy atractivos, la calidad de ese crecimiento es negativo”, afirmó el investigador en desarrollo productivo, durante el conversatorio: Economía para la gente. ¿Qué país construimos en el siglo XXI?, organizado por INASET con el apoyo de Brújula Digital.

Para sustentar lo dicho, Velazco agrupó los 11 diferentes rubros de la actividad económica que toma en cuenta el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para medir el crecimiento de la economía y los agrupó en tres tipos de economía: 1) la extractiva, basada en la minería y los hidrocarburos; 2) la FAPI que agrupa al sistema financiero, la administración pública e impuestos, y 3) la economía real, que contempla a la industria manufacturera, agricultura, industria, construcción, transporte, restaurantes, hotelería, silvicultura, caza y pesca, que son los sectores generadores de empleo y valor agregado.

“Entre el 2000 y 2005 el promedio de la economía extractiva representaba entre el 18% del PIB, la FAPI era el 21%, mientras que la economía real representaba el 61%. Hoy, la cosa se ha dado la vuelta, entre el 2012 y 2017 el sector extractivo es el 6.5%, y la FAPI es del 46% igualando a la economía real que ha bajado al 47%”, graficó.

En criterio del analista, las cifras muestran que crecieron  sectores que no debían crecer en la medida que lo hicieron, pues no le agregan valor a la economía, ni calidad al crecimiento económico.  

“¿Qué ha crecido?, si comparamos respecto al crecimiento global del PIB entre 2005 y 2019vemos que los sectores que generan empleo, como la madera, textiles, servicios, etcétera crecieron por debajo del PIB, en cambio, los servicios financieros han crecido casi tres y media veces más que el PIB”, sostuvo.

En esa línea dijo que si se analizan los sectores que interesan desde el punto de vista de la gente, la situación es preocupante. “Si comparamos el tema de alimentos procesados y productos industriales han crecido un poco más que el PIB, pero la agricultura tradicional, donde se concentra el 30% del empleo ha crecido a la mitad que  el PIB”, dijo.

Al comparar las contribuciones sectoriales a la estructura del PIB entre los años 1990 y 2015, la tendencia es creciente para los impuestos, el sector extractivo y la administración pública, en tanto que los sectores intensivos en empleo reducen sistemáticamente sus contribuciones. Destacó que, contrariamente a lo esperado, el Modelo adoptado en 2006 no altera las tendencias observadas, lo que implica que no ha habido el cambio estructural que el MESCP ofreció

“Entonces empezamos a ver que el dato de crecimiento no es un dato frío que refleje la salud global de la economía, pues hay matices muy marcados que dicen que ese tipo de crecimiento no es el que más quisiéramos”, acotó.

Caída del per cápita del PIB

El  Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en Bolivia retrocedió en los últimos 70 años respecto al promedio de América Latina. Entre 1945 y 2016 bajó del 92.5% al 50% en relación al promedio latinoamericano, según Enrique Velazco, basado en datos de los organismos multilaterales. En 1945, el PIB per cápita de Bolivia y el promedio latinoamericano de este indicador era de unos 3.000 dólares americanos (de 2011), pero hacia el 2015 el ingreso per cápita promedio en América Latina llegó a 12.500 dólares, mientras que en el país alcanza solo los 6.400 dólares, colocándonos ahora cerca al promedio de la cola en el hemisferio, alertó.

El ingreso per cápita es un indicador  usado para estimar el nivel de crecimiento del PIB respecto al crecimiento de la población, como una aproximación de los efectos que tienen las condiciones económicas y sociales de un país en beneficio de la población.

“Con este indicador relativo de riqueza mostrando una tendencia de deterioro respecto al promedio latinoamericano, se pone en evidencia una brecha cada vez mayor para conseguir un nivel de desarrollo similar o por lo menos, próximo a los otros países de la región”, dijo.

Esta realidad no mejoró en los últimos quince años (2006-2015), a pesar que el erario nacional percibió ingresos por más de 60.000 millones de dólares producto de los buenos precios de las materias primas en el mercado internacional. En ausencia de un gran esfuerzo nacional compartido, la situación tenderá a agravarse y, por lo tanto, a empeorar las condiciones de vida de la población, apuntó el especialista.

"La realidad, nos obliga a un análisis crítico y propositivo para responder a: ¿qué cambió con el proceso de cambio?” preguntó el analista al cerrar una exposición sobre “La “calidad social” del crecimiento: ¿la economía que no queremos ver?”, a un grupo de periodistas y medios de comunicación que participaron del conversatorio.

BD JMC