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Buenas prácticas| 19/06/2022

¿Merecer o no un descanso? El dilema de personas que buscan ser productivas

¿Merecer o no un descanso? El dilema de personas que buscan ser productivas

Tomar un descanso en el trabajo es una buena práctica que no sólo mejora la productividad, sino también reduce el nocivo estrés.

Visión Sostenible |19|06|2022|

En las últimas décadas la sociedad ha desarrollado diferentes herramientas académicas y laborales para que el ser humano explote todo su potencial. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando ello se transforma en una cultura de hiperproductividad que impide a la persona encontrar siquiera un espacio dentro de su rutina para tomar un respiro?

La rapidez se convierte en un imperativo, la ineficiencia en el peor adjetivo y el descanso en un lujo. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), titulado “La pandemia del COVID-19 y su efecto en las tendencias de los mercados laborales” (2020), se estima que tanto hombres como mujeres sienten presión debido al rendimiento que se les exige cada día, siendo ésta la mayor fuente de estrés. Entre las causas más comunes de esta presión destacan la falta de empleo, la aplicación de la digitalización en todo soporte y, sobre todo, la sobrecarga de responsabilidades diarias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el estrés actúa como una epidemia controlada, en la que las personas piensan –erróneamente– que estar ocupados todo el tiempo es sinónimo de productividad, cuando en realidad es una conducta obsesiva.  

Tal es el grado de costumbre que se experimenta desde la niñez que es normal ver a una persona ocupada y pensar que está “triunfando en la vida”, ya que “un vago no podría alcanzar los mismos resultados debido a su poca determinación”. Desde la infancia, las personas están acostumbradas a cumplir un horario, a lograr ciertas metas y no dejar más tiempo del necesario al ocio. Sin embargo, ¿cuánto es lo necesario? Diversos estudios revelan que por lo menos el 41% de las personas que se encuentran en vacaciones tienen la necesidad de estar constantemente revisando su correo o, por lo menos, conectados a la red porque si no los invade un sentimiento de culpa.

Descansar es una buena práctica que muchas veces es olvidada debido a la presión que las personas ponen sobre sí mismas. A pesar de ello, “tomar un descanso” no se limita solamente a cumplir las horas de sueño recomendadas, sino también a respetar horarios, establecer límites, dedicar un par de horas de la semana para actividades que despejen la mente o, a secas, tomar una taza de café sin revisar inconscientemente los pendientes de la semana.

Entonces, ¿exigir es bueno o malo? John Ernest Steinbeck, escritor estadounidense, sostiene que “el arte del descanso es una parte del arte de trabajar”. Ciertamente, predicar una pausa no desmerita los buenos hábitos de producción. Simplemente se debe considerar que el ser humano no es una máquina y, debido a necesidades fisiológicas, precisa de un momento de reposo para lograr todas las actividades que planea realizar a lo largo del día.

Un informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo de las Naciones Unidas, indica que una buena obtención de resultados se puede lograr fácilmente si la persona cumple diferentes aspectos no solo dentro de su vida laboral, sino también fuera de ella. El trabajador, también llamado “recurso humano”, debe entender que su cuerpo no necesita “ganarse un respiro” y que estas pausas programadas, de hecho, derivan a un proceso mucho más fructífero.

Alejandro Lleras, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Illinois, afirma que mantener el enfoque en algo durante demasiado tiempo es contraproducente, ya que no permite que la mente divague ni mejora los niveles de energía. De esta forma, el cuerpo empieza a pedir movimiento, la atención vacila y se pierde la productividad que tanto se busca.