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Sociedad | 24/12/2025   11:03

|OPINIÓN|Pese a las dificultades, el mundo católico busca dar esperanza en esta Navidad|Mirna Quezada|

El mensaje de esperanza se reflejó en diversas iniciativas solidarias que se intensificaron en los días previos a la Nochebuena. Cáritas Bolivia impulsó campañas de recolección de alimentos, ropa y juguetes destinados a familias y niños en situación de vulnerabilidad en La Paz, El Alto y zonas periurbanas.

Foto: Archivo
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Brújula Digital|24|12|25|

Mirna Quezada

Bolivia llega a la Navidad de 2025 en un contexto económico complejo, marcado por una inflación acumulada del 18,33% entre enero y septiembre, la más alta de los últimos 17 años, según datos oficiales. A ello se suma una inflación interanual del 16,92%, una canasta básica urbana que supera los 1.000 bolivianos y un crecimiento económico proyectado de entre 1,1% y 1,2%, de acuerdo con estimaciones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) reporta un deterioro sostenido del poder adquisitivo, particularmente en los hogares de ingresos medios y bajos. Analistas económicos señalan que este escenario responde a factores estructurales acumulados durante casi dos décadas, incluyendo un uso intensivo del gasto público en años de altos ingresos por materias primas y una limitada planificación de largo plazo.

El impacto social de la crisis se refleja en los indicadores de pobreza. La Fundación Jubileo estima que la pobreza total podría alcanzar el 44%, mientras que la pobreza extrema rural oscila entre el 17,5% y el 58,8%, dependiendo de la región. A esto se suma una deuda pública que podría cerrar 2025 entre el 90% y el 95% del Producto Interno Bruto, lo que reduce el margen de acción del Estado para atender las demandas sociales.

En las ciudades, el deterioro económico se manifiesta en el aumento de la informalidad, la proliferación de ventas eventuales y una presencia más visible de personas que recurren a la mendicidad, una postal cada vez más frecuente que da cuenta de la profundización de la vulnerabilidad social.

En este contexto, el país encara las fiestas de fin de año con más cautela que optimismo. El gobierno del presidente Rodrigo Paz, que asumió en noviembre de 2025, enfrenta un escenario caracterizado por déficit fiscal, escasez de divisas y presión inflacionaria. Las primeras medidas económicas anunciadas generaron reacciones diversas, entre la preocupación y el respaldo. Paralelamente, una encuesta reciente da cuenta de expectativas optimistas sobre el futuro entre amplios sectores de la población.

Frente a este panorama, la Iglesia Católica convocó a rescatar el sentido profundo de la Navidad. Desde parroquias como San Francisco, en La Paz, y la Catedral Metropolitana de Cochabamba, sacerdotes exhortaron durante las homilías de Adviento a centrar la celebración en el nacimiento de Jesucristo, la familia y la solidaridad, dejando de lado el consumismo. El sacerdote Javier Rojas afirmó que “la luz de Belén no se mide por el gasto, sino por la capacidad de compartir en tiempos de necesidad”.

Ese mensaje se reflejó en diversas iniciativas solidarias que se intensificaron en los días previos a la Nochebuena. Cáritas Bolivia impulsó campañas de recolección de alimentos, ropa y juguetes destinados a familias y niños en situación de vulnerabilidad en La Paz, El Alto y zonas periurbanas.

En la misma línea, en el atrio de la Basílica de San Francisco se presentó la campaña “Solidaridad, Paz y bien en esta Navidad”, promovida por la Alcaldía de La Paz junto a organizaciones sociales y comunitarias, con el objetivo de brindar apoyo a niños, familias y adultos mayores en situación de riesgo. Aldeas Infantiles SOS también desarrolló su tradicional campaña navideña en favor de la niñez.

Asimismo, experiencias solidarias emblemáticas como los “Carros de Fuego” de Radio Fides fueron recordadas como referentes de la movilización ciudadana paceña, inspirando nuevas expresiones comunitarias. Entre ellas, conciertos solidarios organizados en la parroquia Señor de la Exaltación, en la zona de Obrajes, donde artistas y voluntarios recolectaron juguetes para unos 500 niños de escasos recursos.

Iniciativas similares se replicaron en Santa Cruz, donde el colectivo “Navidad Solidaria Cruceña” programó conciertos gratuitos en la plaza 24 de Septiembre para recaudar fondos destinados a desayunos escolares en barrios periféricos.

Paralelamente, en ferias barriales, calles céntricas y zonas comerciales como El Prado se observa una intensa actividad previa a la Navidad. La venta de ropa de abrigo, adornos y artículos alusivos a las fiestas contrasta con la realidad de muchas familias que recurren a trabajos temporales y ventas ocasionales para afrontar las celebraciones.

La preocupación económica se extiende más allá de la Nochebuena. Un sondeo realizado por Brújula Digital en La Paz recogió inquietudes por el feriado del 26 de diciembre decretado por el Gobierno. Personas dedicadas al comercio informal y a servicios diarios señalaron que ese día resulta clave para retomar actividades y generar ingresos, especialmente al cierre del año.

Pese a todo, en las calles predomina un mensaje que va más allá de la escasez. Compartir una comida, un panetón o un juguete se ha convertido en un gesto de apoyo mutuo que cobra especial significado en esta Navidad de 2025. En medio de la crisis, la solidaridad emerge como uno de los principales sostenes para atravesar tiempos de incertidumbre.

Mirna Quezada es periodista y comunicadora social.

BD/MQ/RPU





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