Creo que la propuesta de Paz a Quiroga para que se baje del balotaje, al margen de ser indecente, es producto de la desesperación porque su vicepresidente, con todo lo que dice, día que pasa es la principal conspiración que tiene en contra.
Brújula Digital|30|08|25|
Iván Camarlinghi
Los resultados de las elecciones del domingo 17A sorprendieron a muchos, posiblemente hasta al propio ganador, Rodrigo Paz Pereira (RPP).
La clase política está aturdida, no reacciona porque creía en las encuestas y olvidaron que lo único seguro que hay en Bolivia es que las encuestas no son seguras. Ya ocurrió en anteriores comicios. Las encuestadoras dicen que su margen de error es 2,2%, pero el error fue del 23%.
Ahora quieren hacernos creer que alguien había previsto lo que pasaría. Ni hasta el más pintado analista podía prever lo que ocurrió: el que se creía ganador perdió y el que estaba seguro de perder ganó. ¡Solo en Bolivia!
Para este desbarajuste electoral hay varias posibles explicaciones.
Una es que una parte del electorado masista hubiera votado por RPP por afinidad ideológica y una especie de “pacto” tácito. No hay pruebas.
La otra señala que los desencantados del MAS hubieran votado por Paz “a última hora”, como si un voto podría ser equiparado a jugar a la lotería o a la ruleta. Evistas, arcistas, androniquistas y otros istas tenían sus propios candidatos y su definición electoral; no había razón para votar por otro candidato.
Por otra parte, la política no es aritmética. No se pueden sumar el 19% de Morales (nulos que históricamente siempre fueron 6%), más el 8% de Andrónico y el 3% de Castillo para decir ¡oh albricias! la segunda preferencia del electorado es el MAS en sus diferentes divisiones, por tanto, ¡debe ir a la segunda vuelta! Algo que es imposible técnica, legal y electoralmente.
La tercera posibilidad es que el Padrón Electoral hubiera sido usado como medio fraudulento para inflar la votación de RPP. Según algunos analistas esto también ocurrió en el pasado. Hay una extraña coincidencia entre la última encuesta en las elecciones de 2020 que le daba 32% a Luis Arce que ganó con 55%, o sea 23% más. Ese mismo 23% es la diferencia entre el último estudio de El Deber (9%) y el resultado que RPP obtuvo (32%). ¿Realidad o coincidencia? Nadie sabe, pero es un tema que debe ser analizado.
Que los indecisos y el voto oculto del masismo le hubieran dado la victoria a RPP, podría ser porque el voto es volátil, pero no es tan voluble e ilógico. En el pasado los electores tuvieron decisiones contradictorias y hasta de último momento, pero cambiar de voto en una magnitud cercana a la cuarta parte es altamente improbable.
Se debe recordar que los bolivianos, en su mayoría, fuimos muy inteligentes para votar en circunstancias difíciles como en las elecciones de 1985, 1993, 2002, el 21F y en 2019.
Por delante hay una inédita segunda vuelta muy importante porque en ella se define el destino del país quizás para los próximos 20 años.
Se conoce que Quiroga representa la tendencia liberal. En su programa de gobierno dice: cambiar el modelo económico, reducir el tamaño del Estado y priorizar al sector privado, eliminar el déficit fiscal, volver al bolsín, modificar leyes e instituciones nacionales las que recuperarán la meritocracia, así como la reforma total de la justicia, atracción a la inversión extranjera, liberación de exportaciones, seguridad jurídica y abrir nuestra economía a los bloques económicos del mundo.
De Rodrigo Paz es poco lo que se puede rescatar en medidas de emergencia para solucionar los graves problemas económicos del país. Plantea un capitalismo popular, pequeñas reformas en la economía, desecha la posibilidad de acudir al FMI y plantea otras medidas como reforma judicial (sin mayores cambios), incremento de los bonos, bajada de tasas de interés. Todo ello sin explicar cómo serán financiadas estas medidas, ni cómo controlar la inflación y la ausencia de carburantes.
Las altisonantes declaraciones del excapitán Lara en entrevistas y discursos recientes dan la impresión que estaríamos frente al resurgimiento o reciclamiento de políticos populistas resentidos, partidarios del enfrentamiento, racistas y similares al discurso de anteriores gobiernos que tanto daño hicieron a la sociedad boliviana y la mantuvieron en estado de confrontación permanente. El país demanda ahora estabilidad económica, paz, unidad, trabajo, educación y salud.
Nada está dicho para el balotaje de octubre, pero la reunión de RPP con Luis Arce sin saber el resultado de la segunda vuelta fue contraproducente. Parece que el mandatario quiere arruinar el país hasta el último día. No en vano muchos lo califican como el peor Presidente de la historia y si no quiere confirmar esto, debería actuar en forma diferente.
Pensar en una salida política sin segunda vuelta es ilegal y en el estilo dictatorial del MAS, por decir lo menos. Creo que la propuesta de Paz a Quiroga para que se baje del balotaje, al margen de ser indecente, es producto de la desesperación porque su vicepresidente, con todo lo que dice, día que pasa es la principal conspiración que tiene en contra.
Todavía hay mucha tela que cortar y pasará mucha agua bajo el puente electoral hasta el 19 de octubre. El soberano tiene la palabra. ¡Dios bendiga a Bolivia!
Iván Camarlinghi es diplomático y periodista.