La crisis económica golpea al Gran Poder, la participación y gasto bajan para la celebración

Brújula Digital |11|06|07|

La crisis económica también alcanzó a una de las fiestas más grandes de La Paz: la Entrada del Señor Jesús del Gran Poder. A días de la celebración, tanto bailarines como bordadores, músicos, organizadores y autoridades confirman que los altos costos han afectado la participación en la festividad, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2019.

“Este año es imposible bailar con el presupuesto del año pasado. En 2023 pagamos 850 bolivianos por traje, ahora son 1.250, y es lo mismo, no mejoró nada”, lamentó una fraterna que bailará morenada. Aunque muchas personas hacen el esfuerzo por devoción al "Tata", varios han optado por no participar o reducir gastos.

El secretario Municipal de Culturas, Américo Gemio, confirmó que menos fraternos, músicos y espectadores participarán en la Entrada del Bicentenario, que se efectuará este sábado 14 de junio. Mientras que en años pasados se registraban cerca de 90 mil bailarines, este 2025 se espera una reducción a entre 60 mil y 70 mil. “La situación es complicada para los fraternos. No es que ellos van a derrochar dinero, sino que están haciendo un esfuerzo importante por fe y devoción”, dijo la autoridad.

El impacto económico también se refleja en la música. Antes era común que las fraternidades contrataran dos bandas, pero este año muchas reducirán a una. “Una banda está cobrando entre 15 mil y 20 mil bolivianos”, precisó Gemio. Además, se estima que la cantidad de músicos baje de 30 mil a 20 mil.

Desde el sector de los bordadores y costureros, el panorama es complejo. “La materia prima subió bastante. Algunas telas ya no llegan, otras hay que importar a un precio mayor, entonces tenemos que cambiar de proveedores y subir los precios. Es grave, porque la gente se enoja con nosotros”, señaló Juan, un costurero con más de 15 años de experiencia. Otro artesano indicó que se han visto obligados a reducir personal para evitar el cierre de sus talleres.

Gemio también advirtió que muchos fraternos han priorizado sus necesidades básicas por encima de la participación en la entrada. “Prefieren comprar pollo o buscar aceite en lugar de invertir en el Gran Poder”, expresó.

La secretaria de Cultura de la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, Marianela Coritza Calvimontes, confirmó que esta situación ha tenido un efecto directo en la organización. “La crisis afectó a muchas fraternidades que redujeron en cantidad de componentes, lo que obligó a adelantar el horario de ingreso. No podíamos dejar vacíos”, explicó.

Según Calvimontes, la disminución de bailarines también convirtió la promesa, actividad previa a la entrada principal, en una jornada “maratónica”, algo que los organizadores intentaban evitar. Aunque las 75 fraternidades afiliadas a la Asociación mantienen su participación formal, una de ellas —la Fraternidad Huaca Zacor y Saimaras de Bolivia— pidió licencia este año. En 2024 participaron alrededor cientos de bailarines, pero este año no se tiene una cifra oficial por los ajustes de última hora y los bloqueos que impiden la llegada de fraternos del interior y exterior del país.

“El fraterno no siempre indica por qué deja de bailar, pero asumimos que es por la situación económica. Tenemos prioridades, y creo que la mayor es llevar el pan a la boca de nuestras familias”, reflexionó Calvimontes.

Los bloqueos también han afectado la llegada de insumos para confeccionar mantas, poleras o accesorios. “Nuestros hermanos músicos también han hecho subir el costo por este mismo tema”, agregó la dirigente.

A pesar de estas limitaciones, las autoridades esperan una buena asistencia del público. “No será un gasto significativo para ellos, aunque los asientos y la gastronomía puedan tener precios elevados”, dijo Gemio. Aun así, anticipó que el movimiento económico generado este año será menor al de 2024, cuando alcanzó los 68 millones de dólares. “Ese umbral va a bajar, pero la cultura va a estar presente. La Unesco llegará el 14 de junio para verificar nuestro carácter patrimonial”, remarcó.

A pesar de todo, Calvimontes destacó que esta edición tiene un valor simbólico especial al ser parte del Bicentenario de Bolivia. “Nuestra festividad también mueve la economía naranja. Hay personas que esperan vender desde gelatinas y horquillas hasta trajes y graderías. Esperamos que nuestros componentes puedan llegar para rendirle pleitesía a nuestro Tatita que es tan milagroso”, concluyó.

BD/ML/LE