PC_GPTW-Brujula-digital
PC_GPTW-Brujula-digital
BRUJULA DIGITAL - ARTE PRINCIPAL
BRUJULA DIGITAL - ARTE PRINCIPAL
Sociedad | 14/05/2025   09:28

|DEBATE|El rol del general Blanco y una réplica a Juan José Toro|Álvaro Moscoso|

El artículo de Juan José Toro señala que Pedro Blanco secuestró a Sucre en 1828, entregándolo a Gamarra, lo que desencadenó el caos político en Bolivia. Sin embargo, Álvaro Moscoso rebate esta versión, argumentando que Blanco buscaba liberar al país de tropas extranjeras.

Banner
Banner

Brújula Digital|14|05|25|

Álvaro Moscoso

Me refiero al artículo del periodista Juan José Toro, publicado en Brújula Digital el 1 de mayo pasado, bajo el título El día que se jodió Bolivia, en el que señala el desmoronamiento del país el momento en que comenzaba a dar sus primeros pasos, estableciendo apreciaciones cuestionables sobre el levantamiento del 18 de abril de 1828, y el respaldo de Pedro Blanco Heredia.

La tesis de Toro es la siguiente: Pedro Blanco aprovechó su cargo militar para secuestrar al presidente Antonio José de Sucre durante la crisis política de 1828, entregándolo a las fuerzas peruanas lideradas por Agustín Gamarra. Esta acción, parte de una conspiración más amplia, aceleró la renuncia forzada de Sucre y sumió a Bolivia en un caos político que marcó un punto de inflexión negativo en su historia. Blanco, aunque llegó a ser presidente brevemente, fue asesinado poco después, consolidando el declive institucional del país.

Ahora bien, habrá que analizar la complejidad del momento, sin pasar por alto hechos relevantes vinculados al proceso. Bolívar en una carta a Santander, resume dicha complejidad en los siguientes términos: “El Alto Perú pertenece de derecho al Río de la Plata, de hecho a España, de voluntad a la independencia de sus hijos que quieren un Estado aparte, y de pretensión, pertenece al Perú que lo ha poseído antes y lo quiere ahora”. (Beltrán Ávila, UTO, 1960). ¿Si eso es así, si el Alto Perú era parte del Virreinato de Buenos Aires, por qué entonces, Bolívar ordena a Sucre transponer el río Desaguadero? ¿Buscaba la independencia de las Provincias Altas? En su largo epistolario figura su negativa a reconocer la creación de Bolivia y sus instrucciones a Sucre de mantenerse como soldado, limitándose a ocupar militarmente el Alto Perú, “a título de independencia”.

En resumen, Bolívar se oponía a la independencia de Bolivia y las opciones que aparentemente tenía el Alto Perú eran ser parte de la Argentina o el Perú, o ser independiente, opciones tan bien tratadas por el historiador cruceño José Luis Roca. Mientras tanto, y durante al menos una década y media, estuvo sobre el tapete la posibilidad de la reunificación con el Perú, buscada por Gamarra y Santa Cruz, cada uno por su lado. Es un periodo formativo.

Llegado al Perú, Bolívar ya no dispone de recursos y estos le son negados por Santander. No tiene o no encuentra otra alternativa que ingresar a las Provincias Altas a fin de resolver las obligaciones pendientes con oficiales y soldados del ejército grancolombiano. Hacia 1828, el Ejército Libertador se había convertido en una fuerza de ocupación, consumiendo más del 60% del presupuesto general de la Nación (Lofstrom) en 1825, y 70% en año 1828, sin contar con la deuda que había asumido la Asamblea por la suma de un millón de pesos. 

 En 1825 se firma el acta de la independencia, pero todavía Bolivia permanecerá ocupada por ese ejército extranjero hasta el año 1828, cuyo sostenimiento obligó al presidente Sucre a restituir el impuesto indigenal, incrementar otros tributos, y disponer de bienes del Estado y privados para compensar a sus más cercanos colaboradores. Los funcionarios del gobierno de Sucre eran principalmente extranjeros y el ejército grancolombiano, compuesto por soldados y oficiales de los actuales territorios de Venezuela, Guyana, Colombia, Ecuador, Perú y Chile, permanecieron en el país sin cumplir función alguna, y como señala Lofstrom (y admite Sucre en su correspondencia), cometiendo tropelías en contra de la población civil. El malestar era grande y el ministro de Sucre, Aguirre, llega a afirmar que la población pedía “a grandes voces y con las armas en la mano, la salida de las tropas auxiliares y la cesación del gobierno de Sucre”. Milller y Urdininea tienen la misma opinión. Genera también malestar la Constitución vitalicia, de corte monárquico, preparada por Bolívar y aprobada por la Asamblea.

Durante estos tres años, el ejército grancolombiano no hace más que sublevarse contra Sucre, desconociendo su autoridad y demandando ser retornados a sus respectivos lugares de origen. Querían volver a sus casas. Lo hace en tres oportunidades; la última es conocida como el motín del 18 de abril, en el que es herido por un soldado chileno. A este llamado motín, se adhiere la intelectualidad chuquisaqueña y varios políticos y oficiales del ejército boliviano. La situación de Sucre era insostenible, y desde su posesión como presidente, no dejó de solicitar la posibilidad de dejar el mando y retornar a su país natal.

Alcides Arguedas señala que Gamarra ingresa a Bolivia el 1 de mayo de 1828. Otros utilizan el término invasión. Lo cierto es que Gamarra tiene claras instrucciones de su gobierno de desalojar al ejército grancolombiano del Alto Perú ante la inminencia de una guerra entre la Gran Colombia y el Perú, que se desató efectivamente días después, y la amenaza que implicaba un ataque simultáneo por el norte y por el sur. Gamarra retornó a su país una vez firmado el Tratado de Piquiza, aprobado por Sucre y su equipo de mayor confianza, que garantizaba la salida de las tropas auxiliares. La supuesta agresión no era contra el Alto Perú, era contra la inestabilidad generada por Sucre.

En ese contexto, Pedro Blanco pide su baja del ejército y ante la negativa de Sucre, renuncia. Llega a un acuerdo con Gamarra teniendo conocimiento de los objetivos del ejército peruano y consciente que tal acuerdo permitiría liberar a Bolivia de los dos ejércitos y del tutelaje al que se le había impuesto desde el año 1825. Entre tanto, la correspondencia entre el Mariscal Santa Cruz, La Mar, Gamarra y Blanco muestra la aprobación y beneplácito del Mariscal Santa Cruz al ingreso de Gamarra y a la conducta de Blanco. Y es elocuente por otra parte la nota del presidente Velasco del 11 de octubre de 1828, referida al 18 de abril de 1828 y remitida a la Cancillería colombiana, en la que puntualiza: “Cansados los bolivianos de sufrir la dominación extraña, humillados más vilmente que cuando eran colonos y sujetos a un pupilaje degradante, se pronunciaron por ser sí mismos”. 

Durante la crisis, el coronel León Galindo recibe la orden de perseguir y capturar a Blanco, pero no lo logra ni se produce siquiera un enfrentamiento. Su desempeño, fue, en rigor, modesto en esta ocasión. Sucre por su parte, fue protegido en un primer momento por el mismo Blanco, que envió una escuadra al mando del capitán Luis Castro, hecho que mediante una conceptuosa nota fue agradecido por el Libertador (“Especialmente debo a los Cazadores del mando de U. las muestras de adhesión más distinguida por su conducta en estas circunstancias. Ellos marcharon velozmente a sacarme de entre la turba. (…) A costa de su valor y de su sangre, me han prestado un servicio que no olvidaré jamás”, dice Sucre); y luego protegido y arropado por la aristocracia chuquisaqueña en Ñucchu y en la residencia de la familia Tardío, como apunta Blanco en su diario. Nunca hubo un secuestro y tampoco fue prisionero de Gamarra. 

Bolivia está en deuda con Sucre, a pesar de haber sido impuesto como presidente violando la Constitución redactada por el mismo Bolívar (José Luis Baptista, La constitución violada, 2023). Fue siempre un hombre honesto, transparente, valiente y amado por los bolivianos. Terminó como víctima de las circunstancias adversas que le tocó enfrentar.

Sobre el “caos político de proporciones épicas” al que hace referencia Juan José Toro en su columna, habría que revisar la prensa de la época y las actas de la Asamblea, para verificar que tal caos no existió. En realidad, estas valoraciones provienen o se asemejan a las versiones de la narrativa grancolombiana y a quienes se alinearon con ella, buscando actualizarla.

Álvaro Moscoso Blanco es autor del libro “Pedro Blanco en la encrucijada, la última batalla por la independencia de Bolivia”.





ACG FIE PDM SEGURO XS BANNERS BRÚJULA DIGITAL 300x300
ACG FIE PDM SEGURO XS BANNERS BRÚJULA DIGITAL 300x300
Alicorp-CosasRSE25-300x300
Alicorp-CosasRSE25-300x300