Desde la selva paraguaya hasta las negociaciones de paz en Colombia, varios de los cardenales que se perfilan como sucesores del papa Francisco han tejido vínculos profundos con América Latina.
Brújula Digital|08|05|25
Desde la selva paraguaya hasta las negociaciones de paz en Colombia, varios de los cardenales que se perfilan como sucesores del papa Francisco han tejido vínculos profundos con América Latina. El cónclave que comienza este miércoles en el Vaticano no sólo elegirá al próximo pontífice, sino que también pondrá sobre la mesa trayectorias marcadas por una conexión especial con la región.
La muerte del papa Francisco abre una nueva etapa en la Iglesia católica y, con ella, la posibilidad de que su sucesor también lleve en su historial un compromiso estrecho con América Latina. Muchos de los papables que participarán en el cónclave que comienza este miércoles tienen, más allá de su nacionalidad, una historia forjada en tierras latinoamericanas.
Parolin, Prevost y otros con pasado regional
Uno de los nombres más mencionados es el del cardenal italiano Pietro Parolin. Su relación con la región es amplia y estratégica. Entre 1989 y 1992 trabajó en México para restablecer las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y el Gobierno. Años después, en 2009, fue nombrado nuncio apostólico en Venezuela, participando en las difíciles negociaciones con la oposición en 2014.
Ese mismo año, jugó un rol clave en el “deshielo” entre Cuba y Estados Unidos. En 2016, estuvo presente en la firma del acuerdo de paz en Colombia. Más recientemente, en 2024, lideró las gestiones que permitieron la liberación de los obispos encarcelados en Nicaragua, entre ellos Rolando Álvarez e Isidoro Mora.
Otro papable con fuerte presencia regional es el estadounidense Robert Prevost. Aunque nacido en Chicago, su biografía lo conecta profundamente con Perú, donde llegó como misionero agustino en 1985.
Fue formador, obispo y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. En 2015 obtuvo la nacionalidad peruana y entre 2018 y 2023 enfrentó la crisis provocada por las denuncias de abusos del grupo Sodalicio, finalmente disuelto. Su experiencia en el país andino refuerza su perfil pastoral y resolutivo.
Una región que deja huella en el cónclave
En Canadá, Marc Ouellet y Michael Czerny también suman vínculos significativos con América Latina.
Ouellet vivió en Colombia en tres períodos distintos entre 1970 y 1983, y enseñó en seminarios en Bogotá, Manizales y Cali, donde incluso fue rector. Czerny, por su parte, dirigió entre 1989 y 1992 el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana en El Salvador, durante años marcados por la posguerra y la reconstrucción del tejido social.
Desde Filipinas, el cardenal Luis Antonio Tagle aporta una perspectiva global con estudios teológicos en Washington, aunque es en su cercanía a los migrantes latinoamericanos en EE.UU. donde ha forjado parte de su sensibilidad pastoral.
El portugués José Tolentino de Mendonça, de perfil intelectual, ha cultivado una estrecha relación con Brasil. Ha sido profesor visitante desde 2009 en universidades católicas del país, ha publicado numerosos libros y fue distinguido en 2024 con la medalla Apóstol de São Paulo por su contribución teológica a la Iglesia brasileña. Su vínculo con el continente se extiende también an Argentina, donde recibió un doctorado honoris causa.
Desde España, Cristóbal López Romero vivió dos décadas en Paraguay, entre 1984 y 2003, como sacerdote salesiano, y luego fue superior provincial en Bolivia (2011-2014). Su experiencia en la región refleja un conocimiento directo de las realidades sociales y pastorales del Cono Sur.
El italiano Matteo Zuppi, otra figura destacada, participó en los esfuerzos de mediación para la paz en Guatemala en 1990, experiencia que se suma a su historial como promotor del diálogo y la justicia.
La fuerte impronta latinoamericana en los perfiles de estos papables no es casualidad. La región representa cerca del 40 % de los católicos del mundo y ha sido históricamente un terreno clave para las transformaciones sociales impulsadas desde la Iglesia.
Con Francisco, el primer papa latinoamericano, se abrió una etapa más cercana a los desafíos del sur global. El cónclave que se inicia este miércoles podría reforzar esa dirección, eligiendo a alguien que no solo entienda el idioma de América Latina, sino que haya vivido de cerca la región.
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