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Reportajes | 01/12/2019

La irrupción de los neobancos agita el sector financiero español

La irrupción de los neobancos agita el sector financiero español

Foto: elmundo.es

El Mundo|01|12|19|Mencho Veloso

Llega el momento de pagar la cena a medias y el camarero pasa el tpv alrededor de la mesa. En la pandilla es cada vez más común ver que algún amigo usa una tarjeta fluorescente y con el logo de un banco que la mayoría no identifica. No son ni del Santander, ni de BBVA, ni de Caixabank ni de Bankia ni del Sabadell. Tampoco de Google, Facebook, Alibaba o Amazon, aunque se vaticine su irrupción en la industria bancaria. Son tarjetas de N26, Revolut, Bnext y otras entidades 100% móvil que están penetrando con fuerza entre un público joven y no tan joven y empujando al sector tradicional a lanzar sus propios neobancos.

Estos bancos «fintech» solo ofrecen productos muy básicos, en general una cuenta y una tarjeta. Su atractivo es que permiten hacer todas las gestiones con aplicaciones móviles muy sencillas: abrir una cuenta y solicitar una tarjeta sin ir a una oficina -no tienen-, además de funcionalidades como un agregador de cuentas de otros bancos. Su oferta destaca por no cobrar comisiones por transferencias y retirar dinero en cajeros hasta cierto límite ni por usar la tarjeta en el extranjero.

«La experiencia de usuario es un elemento diferencial respecto a entidades tradicionales», explica Guillermo Vicandi, cofundador y consejero delegado de Bnext, la primera gran entidad española de este tipo. «Las principales diferencias frente a la banca tradicional radican en nuestro enfoque 100% móvil, nuestra agilidad para satisfacer en tiempo real las necesidades y adaptarnos a las demandas de los clientes y la experiencia de usuario», resume el director general de la alemana N26 en España, Francisco Sierra, quien contrapone a esto lo que a su juicio es la falta de agilidad de los bancos tradicionales.

«Los bancos responden a la creciente demanda de comunicación digital al mismo tiempo que siguen ofreciendo el mejor servicio posible a aquellos clientes que no optan por la banca online o no lo hacen exclusivamente», defiende por su parte el portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB), José Luis Martínez Campuzano, quien explica que el éxito en este escenario más competitivo dependerá de la capacidad de cada entidad de responder con mayor eficacia a esa demanda.

Algunos de estos nuevos bancos operan sin licencia bancaria, como Bnext. En su lugar, deposita el dinero de sus clientes en una entidad de dinero electrónico reconocida por el Banco de España, lo que impide a la compañía operar con él, de forma que el usuario lo tendrá siempre disponible, aunque esto limita su operativa y no puede domiciliar ni nómina ni recibos. Otros como N26 y el británico Revolut sí tienen licencia bancaria: sus usuarios tienen una cuenta a todos los efectos.

La banca reacciona

Los nuevos bancos digitales están captando clientes entre los jóvenes, pero no solo entre este público. La edad media de sus usuarios ronda los 35 años y muchos son profesionales que valoran las ventajas que dan al viajar. Bnext suma más de 300.000 clientes activos en dos años de vida y procesa al mes 100 millones de euros en transacciones. N26 ha alcanzado los 4,5 millones de usuarios en cuatro años y mueve al mes 2.300 millones de euros. Revolut supera los ocho millones de clientes y los 47.000 millones en transacciones. Esto ha despertado el apetito de los inversores: en el último año solo estas tres firmas han cerrado rondas de financiación por un valor conjunto de 476 millones.

La banca llamada tradicional, lejos de quedarse parada, está reaccionando ante los nuevos hábitos de los consumidores. Algunas entidades tienen bancos móviles propios y otras invierten en terceros. El Santander ha potenciado su filial Openbank, Caixabank lanzó hace dos años Imaginbank y Andbank ha convirtiendo su «roboadvisor» en un neobanco. BBVA es dueño del 40% de Atom Bank, primer banco solo móvil de Reino Unido.

El negocio financiero ha despertado también apetito entre las telecos. Orange lanzó a principios de esta semana en España su propia entidad, Orange Bank, con cuenta corriente y de ahorro, tarjeta y préstamos al consumo. «El móvil comienza a ser el principal canal de relación bancario, y Orange quiere jugar un papel relevante en este nuevo escenario», dijo durante la presentación del banco su director general, Narciso Perales. En Francia suma medio millón de clientes y capta 20.000 al mes.

Google viene de anunciar el lanzamiento de cuentas corrientes en 2020 en EE.UU., aunque el dinero se depositará en Citigroup. La compañía del popular buscador esquiva así la regulación financiera, que actúa de barrera de entrada al sector. «No parecen tener apetito en tomar depósitos porque eso atrae una regulación financiera más exigente», asegura el socio responsable del sector financiero de KPMG en España, Francisco Uría, respecto a gigantes tecnológicos como Google, Facebook, Alibaba y Amazon.

Todos estos nuevos competidores parecen querer desmarcarse del concepto banco. «Un banco online que no viene de la banca», es el eslogan de Orange Bank. «Una cuenta creada para todos aquellos que no buscan un banco, sino todo lo contrario», dice el de Bnext. Como fuere, las «fintech» tienen aún por delante el difícil reto de ganarse la confianza de los consumidores, además de escala suficiente para ser rentables. Los bancos, en eso y pese a la crisis de reputación sufrida, les llevan muchísimos años de ventaja por su dilatada relación en el tiempo con los clientes.



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