Solucionar este gran problema estructural es una tarea pendiente y quien la realice, estoy seguro, contará con la gratitud de la población.
Brújula Digital|31|12|2025|
Fabian Freire
Bolivia cuenta actualmente con grandes problemas estructurales que deben ser solucionados para por fin poder contar con un crecimiento sostenible y real. Uno de ellos es la falta de orden, pues en gran parte de nuestra historia, la seguridad y la paz han sido efímeras, mientras que el caos y la anarquía algo constante. Esto, sumado a que el Estado boliviano históricamente es fallido y con la llegada del “Estado Plurinacional”, esta situación ha llegado a grados preocupantes.
El nuevo gobierno valientemente ha decidido terminar con la subvención a los combustibles a través del decreto 5503. Esta medida es dura, pero no queda de otra; de no actuar para salvar la economía no nos esperaba más que una completa hecatombe. Respaldo la acción del gobierno, pues era algo necesario y no se podía optar por una posición de omisión.
Era de esperarse el rechazo hacia el decreto por parte de múltiples organizaciones sociales, quienes no quieren dejar los privilegios adquiridos estos últimos años. Estos grupos, como siempre lo han hecho, salen con la “excusa” de que son representantes del pueblo y con eso creen tener el derecho de convulsionar el país y someter al gobierno de turno. Lo preocupante es que sus métodos nunca son pacíficos ni con intención de dialogar, sino con la intención de imponer y aterrorizar a la población.
De no salir victoriosos, radicalizan sus acciones y buscan un enfrentamiento directo con el gobierno para optar por una posición de “victimismo”. Esto por lo general les sale bien, ya que se enfrentan a gobiernos con poca determinación o a legislaciones que les son ampliamente convenientes.
Espero que los sindicatos que están guiando estas protestas en contra del decreto 5503 dejen “el show” y de una vez por todas entiendan que Bolivia necesita medidas de suma urgencia para poder estabilizarse. No se puede velar por intereses sectoriales y mucho menos políticos; se debe velar por los intereses nacionales y todos debemos estar dispuestos a hacer sacrificios por el bien del país.
En lo personal, ver cómo la población boliviana por fin se da cuenta de los múltiples daños que le ha hecho la “mafia sindical” al país me pone contento. Pues múltiples han sido los ciudadanos que han expresado su molestia ante estas movilizaciones y que por fin se dan cuenta de que los métodos utilizados por la mafia sindical son perjudiciales y nada democráticos.
El pueblo ya está harto de vivir atemorizado y secuestrado por organizaciones que dicen pelear por la patria, pero que no hacen más que pelear por sus intereses personales. Lo peor de todo es que estas organizaciones ni siquiera pelean por sus afiliados, sino por beneficiar a los dirigentes de turno.
Bolivia necesita orden, ya no podemos seguir viviendo atemorizados y que grupos sindicales tengan más fuerza y poder que el Estado. Basta de que, si sus caprichos no son cumplidos, deban perjudicarnos a todos. Basta de que cuando protesten destrocen la ciudad y, a punta de “petardazos”, perjudiquen las actividades laborales diarias.
Basta de que, a través de la violencia y los bloqueos, perjudiquen a la gran mayoría de los bolivianos hasta cumplir con sus caprichos. Pero, sobre todo, basta de que no dejen emprender al boliviano de a pie y que, si este no pertenece al sindicato u organización de turno, sea castigado y viva con terror a diario.
Se debe poner orden en Bolivia, solo así podremos obtener un desarrollo real, pero también lograr que la ciudadanía viva en paz y seguridad. El Estado debe detener a todos estos grupos que ya por muchas décadas vienen actuando de forma antidemocrática y dictatorial frente a la población y a sus afiliados.
Bolivia necesita orden. Solucionar este gran problema estructural es una tarea pendiente, y quien la realice, estoy seguro, contará con la gratitud de la población. Esperemos vivir un día en un país donde el crimen, el caos y el terror sean castigados, como corresponde.
