cerrarIMG-20251108-WA0002IMG-20251108-WA0002
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Política | 25/11/2025   01:24

|PROPUESTA|Estrategia 2030 para una diplomacia del desarrollo, integración y futuro|José Luis López|

El éxito de esta política exterior se medirá por su capacidad de transformar las oportunidades internacionales en progreso tangible.

El nuevo canciller de Bolivia Fernando Aramayo. Foto Cancillería de Bolivia.
BEC_Electro-Recargada-965x150px
BEC_Electro-Recargada-965x150px

Brújula Digital|25|11|2025|

José Luis López

La asunción de Rodrigo Paz Pereira a la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, el 8 de noviembre de 2025, marca el inicio de una transformación profunda en la proyección internacional del país.

Bajo el lema “Bolivia en el mundo y el mundo en Bolivia”, el nuevo gobierno ha emprendido una ofensiva diplomática sin precedentes, orientada a reposicionar a Bolivia como un actor confiable, moderno y abierto al diálogo global.

Esta nueva hoja de ruta redefine el rol de Bolivia en el escenario internacional a partir de un realismo pragmático, que combina la búsqueda de seguridad y desarrollo económico con un renovado institucionalismo multilateral. 

La propuesta se orienta a equilibrar las alianzas regionales con una inserción global pragmática, reconociendo que la estabilidad interna depende cada vez más de la capacidad de vinculación efectiva con el sistema internacional.

La primera prioridad del gobierno de Paz Pereira ha sido reconstruir la confianza regional, particularmente con los países vecinos. El encuentro con el presidente argentino Javier Milei reflejó una visión de realismo defensivo, en la que ambos gobiernos coincidieron en la necesidad de enfrentar amenazas comunes como el narcotráfico y el crimen transnacional. 

ÙDe igual manera, la agenda con Chile, que incluye el restablecimiento de embajadores, el fortalecimiento del control fronterizo y la reactivación del Consejo Empresarial Binacional, constituye un paso histórico hacia la normalización de las relaciones bilaterales. El robusto comercio entre ambos países confirma la vigencia de la tesis de la paz comercial, según la cual los lazos económicos sólidos pueden funcionar como un dique de contención frente a tensiones políticas.

En el plano extra regional, la administración de Paz Pereira ha priorizado la reactivación de vínculos con actores estratégicos del mundo desarrollado. 

La reunión con el canciller alemán Johann Wadephul marcó el restablecimiento de una relación dormida durante más de una década, en la que Bolivia y Alemania identifican intereses complementarios, donde el primero consigue acceso a tecnología e inversión mientras que el segundo alcanza recursos críticos para la transición energética. 

Un hecho histórico fue la reunión con el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, en el marco de la ceremonia presidencial. Se anunció la normalización de las relaciones diplomáticas a nivel de embajadores, luego de 17 años de distanciamiento. 

La cooperación se plantea en términos de desarrollo económico, energía y seguridad regional, con un compromiso expresado desde Estados Unidos para construir confianza y abrir Bolivia al mundo. Esta apertura representa un cambio drástico en la política exterior boliviana hacia un vínculo más pragmático y cooperativo con potencias globales.

La relación con los organismos financieros internacionales constituye el pilar institucionalista más evidente de la nueva estrategia. Incluso antes de su posesión, el equipo de Paz Pereira sostuvo reuniones técnicas en Washington con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

Estos encuentros sentaron las bases para un apoyo del BID bajo un esquema de tres pilares: 1) garantizar una transición política ordenada, 2) implementar un programa de estabilización económica con protección social, y 3) impulsar reformas estructurales para un crecimiento sostenido y la diversificación productiva.

En este contexto, surge la siguiente propuesta de estrategia nacional de política exterior “Horizonte Bolivia 2030: diplomacia para el desarrollo, integración y futuro”, que representa un hito en la visión internacional del país. Esta estrategia utiliza las bases sentadas por el Presidente Rodrigo Paz y busca reconectar a Bolivia con el sistema global mediante una diplomacia pragmática centrada en el desarrollo económico, la seguridad regional y la modernización tecnológica.

La estrategia se articula en seis ejes estructurales que expresan un cambio de paradigma en la gestión internacional. El primer eje impulsa una apertura internacional y diversificación de alianzas, normalizando relaciones con Estados Unidos, Israel, Chile, entre otros, y fortaleciendo la cooperación con el BID, el FMI y el Banco Mundial, junto con la profundización de la integración regional y la ampliación de acuerdos comerciales con Asia, la Unión Europea y Medio Oriente.

El segundo eje plantea una diplomacia geoeconómica, que convierte a las embajadas en plataformas de promoción económica y tecnológica, priorizando sectores estratégicos como el litio, las energías renovables y la agroindustria sostenible. 

El tercer eje promueve una diplomacia digital e innovación institucional, modernizando la Cancillería y fortaleciendo la proyección internacional del país a través de plataformas virtuales y campañas de imagen país. 

El cuarto eje, de seguridad regional y cooperación en defensa, busca consolidar la coordinación fronteriza y la lucha contra el crimen transnacional con Argentina, Chile y Paraguay, además de estrechar la colaboración en inteligencia y tecnología con Israel y Estados Unidos. 

El quinto eje, centrado en el desarrollo sostenible y la transición verde, articula proyectos de energías limpias, sistemas alimentarios sostenibles y economía circular con apoyo del BID y el Banco Mundial, posicionando a Bolivia como actor regional en sostenibilidad y proveedor de recursos estratégicos verdes. 

Finalmente, el sexto eje establece un multilateralismo pragmático, que refuerza la participación activa de Bolivia en organismos regionales y globales (OEA, CAN, SEGIB, CELAC, ONU), bajo un enfoque técnico, orientado a resultados y con liderazgo en temas de transición energética, cambio climático y migraciones.

La implementación exitosa del Horizonte Bolivia 2030 exigirá no solo destreza diplomática y formación específica, sino también voluntad política para enfrentar las tensiones inherentes a un contexto internacional competitivo y dinámico. 

El lema “Bolivia en el mundo y el mundo en Bolivia” sintetiza una aspiración de apertura y modernización, pero su éxito dependerá de la capacidad del gobierno para navegar las complejidades del marco constitucional interno y los equilibrios de poder externos.

El objetivo último de esta estrategia es superar el aislamiento internacional, proyectar a Bolivia como un actor predecible y confiable, y atraer recursos y alianzas que permitan una inserción más ventajosa en la economía global. 

Como señaló el canciller Fernando Aramayo Carrasco, “no estamos para administrar crisis, sino para construir prosperidad”. En este sentido, el realismo pragmático institucionalista que guía la nueva política exterior buscará traducir la apertura global en resultados concretos para la población boliviana, demostrando que la diplomacia, cuando se ejerce con visión, puede ser una herramienta efectiva de desarrollo nacional.

En definitiva, Bolivia ha comenzado a reescribir su lugar en el mundo. El éxito de esta política exterior se medirá por su capacidad de transformar las oportunidades internacionales en progreso tangible, demostrando que una diplomacia moderna, abierta y estratégica puede ser el motor de un futuro de integración, desarrollo y prosperidad compartida.





BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
Recurso 4
Recurso 4
SAVE_20251124_165756
SAVE_20251124_165756