cerrarIMG-20250923-WA0008IMG-20250923-WA0008
BEC_ZAS_1000x155px
BEC_ZAS_1000x155px
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Política | 27/10/2025   02:45

|OPINIÓN|¿Dónde nos llevará el “capitalismo popular” de Rodrigo Paz?|Juan Pablo Guzmán|

Agotados por el fracasado igualitarismo que quiso imponer el populismo en dos décadas, los bolivianos estamos ante una decisión crucial. Desde luego no deberíamos tener temor a combatir la pobreza, porque esa es una de las batallas más digna de ser librada.

Rodrigo Paz, presidente electo de Bolivia, durante la campaña. Foto RRSS Rodrigo Paz.
Banner
Banner

Brújula Digital|27|10|25|

Juan Pablo Guzmán

Dice la teoría política que para alcanzar el bienestar existen dos caminos: combatir la pobreza o buscar el igualitarismo. Las naciones y democracias desarrolladas optan por identificar a la pobreza como el enemigo principal, mientras para los países y sistemas políticos más precarios el adversario a vencer es la desigualdad.

En el primer camino se trata de lograr, mediante competitividad y educación, que las personas de menores o nulos recursos tengan ingresos suficientes para lograr el bienestar que les corresponde en su condición de seres humanos. La segunda vía, en cambio, considera que la pobreza es fruto de la desigualdad, por lo que su meta es el igualitarismo: que todos tengan los bienes y servicios necesarios, independientemente de si generan o no riqueza.

Así, las naciones que han prosperado ven con razonable desdén el igualitarismo, porque este tiende a castigar a los competitivos y mejor formados, casi a desalentarlos, para abrigar la idea de que quienes “están mejor” tienen la obligación de dar parte de sus recursos a los que “están peor”, cuando en realidad debería existir un esfuerzo común por contar con las mejores condiciones posibles para que cada cual genere su propia riqueza.

El populismo aparece aquí como militante del igualitarismo, ya que cuando se pone al mando de un país, como en los últimos 20 años de masismo en Bolivia, considera a la desigualdad como pecado, a la que trata de liquidar mediante el estatismo en la economía, la limitación de la competitividad y las trabas a la iniciativa y propiedad privada. Empero, su único “logro” consiste en multiplicar el número de pobres y condenar a las naciones al desastre económico.

En este contexto, ¿cuál será el camino que elegirá el gobierno de Rodrigo Paz a partir del 8 de noviembre? ¿El del combatir la pobreza o el de luchar por el igualitarismo? La crisis multidimensional ha adormecido el debate de qué modelo económico y político deberíamos adoptar y lo ha sometido a la urgencia de contar con gasolina y dólares. Pero, ya con el mando del país, el nuevo Gobierno deberá elegir, filosóficamente, primero, entre uno u otro camino, para, luego, en el terreno de las acciones, tratar de resolver todos los problemas.

Hasta ahora, las señales de Rodrigo Paz no son del todo nítidas sobre el futuro rumbo económico. En una entrevista con El País de España dijo: “No soy neoliberal”, recalcó el eslogan del “capitalismo para todos” y aseguró que en la economía “el capital tiene un rol fundamental”. En otra entrevista, cuando la BBC le preguntó qué significa un "capitalismo para todos" en un país como Bolivia, puso como ejemplo las ferias 16 de Julio de El Alto, la Cancha en Cochabamba y la Kantuta en Oruro, para decir que “eso es capitalismo puro y duro”. “Entonces, si el pueblo cree en capital y requiere capital, ayudemos a facilitar ese capital para producir y generar comercio”, complementó.

¿Dice ello claramente cuál será el camino económico y político que elegirá su gobierno? ¿Tienen esas frases todavía un componente electoral para tratar de quedar bien con todos y mal con nadie?

El filósofo e historiador inglés Arnold J. Toynbee, creador de la teoría del desafío y la respuesta, y estudioso de la evolución de las civilizaciones, decía que existen tres clases de naciones: las que no tienen desafíos dignos de mencionar; las que los tienen y saben responder a ellos con inteligencia; y las que los tienen, pero sucumben ante ellos por incapacidad.

¿Cuál de ellas es hoy Bolivia? Agotada al límite por la incompetencia masista y apenas con despojos de la riqueza que los azules se engulleron vía corrupción, nuestro país sabe que tiene enormes desafíos por vencer y el reto ante sí de tratar uno a uno con sabiduría para evitar que la nación naufrague. No tenemos opción a sucumbir una vez más por incapacidad.

Por eso, la decisión del camino a seguir, el de la lucha contra la pobreza o el de la búsqueda del igualitarismo, adquiere hoy una renovada y vigorosa trascendencia, en puertas de que el nuevo gobierno se decida por una u otra.

Agotados por el fracasado igualitarismo que quiso imponer el populismo en dos décadas, los bolivianos estamos ante una decisión crucial. Desde luego no deberíamos tener temor a combatir la pobreza, porque esa es una de las batallas más digna de ser librada, a diferencia de la complacencia por esperar el igualitarismo. 

Vamos todos a esa batalla contra la pobreza, porque, como decía otro pensador, el argentino Mariano Grondona, “solo hay algo peor que perder las batallas: es huir delante de ellas

Juan Pablo Guzmán es comunicador social.



Tags:



BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
Recurso 4
Recurso 4
ArteRankingMerco2025-300x300
ArteRankingMerco2025-300x300