Así, la constante de su pensamiento, sueños e ideales podrán seguir inspirando a comunicadores y comunicadores que asocian este proceso con el signo de la libertad.
Brújula Digital|12|07|25|
José Luis Aguirre
El 11 de julio de 2015, en La Paz, el comunicador boliviano con proyección mundial, Luis Ramiro Beltrán Salmón partió a su mayor prueba dialógica, la de encontrarse, y esta vez en un contacto directo y en un vis a vis con la naturaleza de su creador.
Ese día marcado a su vez en Bolivia con la visita del Papa Francisco, Beltrán fallecía, dejando como único familiar doliente a su esposa Nohora Olaya de Beltrán. Sin embargo, la familia extendida de Beltrán estaba compuesta por un gran número de amigos, colegas, teóricos de la comunicación, así como un caudal de gente sencilla que encontraba en él el calor de su cordialidad, así como su sencillez.
Él nos había dejado como prueba del dominio de su arte: la comunicación y así la palabra, que ésta únicamente es real si se traduce en cercanía, si se hace efectiva con el abrigo, así como el respeto amoroso por el otro. Su memoria e inspiración nos seguirán acompañando, así como iluminando el sentido del oficio de tantos comunicadores.
En esta fecha resulta oportuno recuperar elementos que hacen a su personalidad, trabajo y bases de su pensamiento:
La comunicación humana entendida como un proceso, vale decir un espacio siempre tensional que reúne condiciones de dinamismo, fuerza evolutiva y capacidad transformadora, y que siendo así cobra sentido por su potencialidad desarrolladora transformadora de realidades humanas, así como del mismo entorno, fue el eje del pensamiento comunicacional de Luis Ramiro Beltrán.
Este boliviano, primer doctor en comunicación del país, nacido el 11 de febrero de 1930 y fallecido en 2015, representa un pilar estructural de la denominada Escuela Latinoamericana de la Comunicación (ELACOM), denominativo dado por el comunicólogo brasilero José Marques de Melo.
La cualidad central de esta escuela de pensamiento fue atravesar concepciones funcionales asignadas a la comunicación humana vista académicamente como una experiencia orientada a la entrega, difusión, diseminación de ideas para promover efectos o la influencia sobre las audiencias. Esta ruptura en el paradigma clásico del Emisor, Medio/Mensaje y Receptor fue producto de Beltrán, quien introdujo una visión renovada con la noción de una comunicación horizontal.
Con humildad, Beltrán señala en sus escritos que el planteamiento de y por una comunicación horizontal habría sido inspirado en pensadores como Paulo Freire y Franck Gerace. Sin embargo, quien amplió esta visión, sus alcances y naturaleza fue indiscutiblemente el mismo Beltrán. Pues las constantes de esta nueva visión orientaban la comunicación humana hacia su dimensión trascendente, la de ser una experiencia dialógica, en la que nadie era dueño de la palabra; sino que en un intercambio libre se experimentaba la participación equilibrada entre los interlocutores, dando lugar a la construcción compartida de sentidos.
Tres elementos caracterizan el modelo comunicacional beltraniano: acceso, diálogo y participación. Y el destino del intercambio relacional y democrático, según Beltrán, sería el del desarrollo (existencial) de los sujetos comunicantes, para que en acción compartida de comprensión del mundo y sus relaciones éstas pudieran también transformar las relaciones injustas de una comunidad (transformación de la realidad).
Beltrán, periodista y comunicólogo apasionado, tuvo ejercicio en la redacción periodística desde sus 12 años, los que, proyectados en los 85 posteriores años de su vida, lo encumbraron como el hombre enamorado por el oficio de la palabra, pero una palabra con el sentido político de la inconformidad por las relaciones injustas y no democráticas guarda presencia perenne en los que comulgan la utopía de una comunicación democrática. Pues, como señaló el comunicólogo venezolano Jesús María Aguirre: “Luis Ramiro nos cambió las anteojeras abriendo una nueva dirección hacia una nueva ciencia de la comunicación en América Latina”.
El punto de reflexión, avivamiento de su pensamiento, así como formación en sus líneas de trabajo académico en Bolivia es la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, la que en su sede La Paz, no solo cuenta con la Biblioteca Luis Ramiro Beltrán, tanto física como de acceso digital, sino que desde 1999 desarrolla, a través de conferencias, seminarios y eventos de distinta naturaleza, la Cátedra Académica Luis Ramiro Beltrán.
Además, esta cátedra con su nombre, tiene su gemela dentro del Centro Internacional de Estudios Superiores de la Comunicación para América Latina (CIESPAL), con sede en Quito, desde donde también se realizan actividades compartidas con alcance mundial. Así, la constante de su pensamiento, sueños e ideales podrán seguir inspirando a comunicadores y comunicadores que asocian este proceso con el signo de la libertad.
José Luis Aguirre es comunicador social, investigador de la comunicación y docente de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo” La Paz.