Brújula Digital presenta una nueva entrega del Plan Bicentenario de la Fundación Milenio 2025, una propuesta integral para enfrentar la crisis económica, social y política de Bolivia, con motivo de los 200 años de su independencia.
Brújula Digital|07|07|25|
Fundación Milenio
Postulados generales
Venimos de un período de extravío en la política exterior de Bolivia. La falta de profesionalismo en la gestión de la diplomacia, la ideologización de las relaciones internacionales, el alineamiento con regímenes autoritarios y en general el desconocimiento de las realidades geopolíticas y económicas, ha causado muchos perjuicios a los intereses bolivianos. Esta experiencia frustrante, y la situación actual de crisis en la economía, son razones suficientes para replantear la dirección y los objetivos del relacionamiento exterior de Bolivia. Deberá ser tarea de un nuevo gobierno reconducir la política exterior y reposicionar a Bolivia en la política hemisférica y mundial.
Este reposicionamiento supone recuperar la capacidad soberana del Estado boliviano para determinar sus objetivos y prioridades, sin alineamientos ideológicos ni subordinación a ninguna potencia extranjera. Este es también un momento propicio para reivindicar el interés geopolítico de Bolivia de gravitar tanto en el Pacífico como en el Atlántico, recuperando su vocación histórica de país de contactos; por lo demás, una condición necesaria para promover los objetivos nacionales, incluyendo la causa marítima. La reconducción de la política exterior comporta la exigencia de reorganizar el servicio exterior, restablecer la carrera diplomática e imprimir un perfil eminentemente profesional al servicio de los intereses permanentes de Bolivia.
En las circunstancias actuales de un orden global que se reconfigura aceleradamente y cuando las señales de incertidumbre sobre el futuro de las relaciones internacionales se acrecientan, Bolivia debe dar señales inequívocas de su determinación de recuperar la confianza internacional (de gobiernos, inversionistas, agencias de cooperación) como un Estado creíble, que honra sus compromisos, que respeta y cumple las normas, reglas y contratos y que es capaz de proveer seguridad jurídica y protección a los derechos de terceros. Un país comprometido con la cooperación bilateral y multilateral y que comparte una visión democrática del orden internacional y de solución pacífica de controversias. Respetable, también, porque cumple sus deberes con la seguridad hemisférica, el resguardo de sus fronteras, el control y combate al crimen organizado y al tráfico de drogas, armas y personas, bajo el principio de responsabilidad compartida.
La prioridad económica en la agenda exterior
En el marco de dichos postulados, es imperioso que la política exterior se ponga al servicio de los esfuerzos por remontar la crisis económica y por encauzar al país por la senda de la gobernabilidad democrática, la transformación productiva y la revolución exportadora. La revolución exportadora, además de otras condiciones (estabilidad económica, capital humano, desarrollo tecnológico y digital, infraestructura mejorada, diversificación energética, regulación ágil y eficiente), presupone la cuestión fundamental de la apertura de mercados para los productos y servicios nacionales y una estrecha cooperación en el ámbito internacional. Apertura que debe abarcar diversos países y regiones del mundo, tanto del hemisferio occidental como también a los mercados emergentes de Asia, India, África y Medio Oriente.
Esto significa que Bolivia debe dar pasos efectivos para avanzar en su inserción a los mercados externos, buscando y participando de acuerdos económicos y tratados comerciales bilaterales y multilaterales. Cuanto más amplios y variados estos acuerdos, menos vulnerable será la posición boliviana frente a shocks externos -como el que acaba de provocar la nueva política arancelaria de Estados Unidos-, y tanto mayor la capacidad negociadora del Estado para defender los intereses comerciales del país.
Actualmente, Bolivia tiene como principal espacio de integración comercial, económica y política al Mercosur, del cual es ya miembro pleno; un espacio que, sin embargo, enfrenta tensiones internas y debe aún consolidarse. Recientemente, el Mercosur ha suscrito un acuerdo político para un tratado de libre comercio con la Unión Europea, que es el principal socio comercial y de inversión del bloque sudamericano. De materializarse este tratado, Bolivia, junto con los demás socios de la subregión, tendrá acceso a uno de los mercados más grandes y apetecidos del mundo y podrá, además, beneficiarse de una mayor cooperación con los países europeos.
Estos, entre otros, son desafíos cruciales para la política exterior boliviana y cuyo objetivo primordial debe ser promover nuevas oportunidades de comercio, inversiones, integración energética, conectividad, transportes y seguridad fronteriza. En esa dirección, Bolivia necesita fortalecer sus capacidades institucionales para ejercitar una diplomacia económica de alto nivel, a la vez de reforzar otras funciones que son igualmente capitales para una gestión activa y eficiente del comercio exterior, la promoción de inversiones, los servicios y certificaciones del comercio internacional de bienes y servicios. En este sentido, proponemos:
a) Agencia de promoción de inversión y exportaciones. Bolivia debe dotarse de una entidad público-privada encargada de la promoción de la oferta exportable de bienes y servicios, la inversión extranjera, el turismo y la imagen país. Una entidad constituida como persona colectiva de derecho público descentralizada, con personalidad jurídica, patrimonio propio y autonomía de gestión, y conducida por un Directorio conformado, en igual número, por representantes del Poder Ejecutivo y del sector privado empresarial. Su principal autoridad ejecutiva deberá será designado el Directorio, conforme a un procedimiento de selección para calificar ante todo los méritos personales y profesionales. Estas y otras previsiones son necesarias para asegurar el carácter técnico y especializado de la agencia de promoción de inversión y exportaciones, a la altura de otras agencias similares en América Latina.
b) Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE). Elevar a rango de ley, el Decreto 5211, de 28 de agosto de 2024, de creación de la Ventanilla Única de Comercio Exterior, como la única plataforma electrónica para la tramitación de documentos requeridos en las operaciones de comercio exterior emitidos por entidades públicas, a efectos de centralizar, simplificar, agilizar, transparentar y estandarizar la gestión de los trámites de comercio exterior.
c) Fusión de los servicios de Impuestos Nacionales y Aduana. Se trata de crear una sola entidad administradora en materia impositiva y aduanera, y con la característica de un organismo altamente profesional, con plena autonomía institucional, y con procedimientos simplificados y transparentes, incluyendo los contenciosos, y la garantía de seguridad jurídica para contribuyentes y usuarios.
d) Fortalecimiento del Senasag. Mejorar y proteger la condición sanitaria del patrimonio productivo agropecuario y forestal y la inocuidad alimentaria, así como gozar de la confianza y credibilidad nacional e internacional por los estándares de calidad de los sistemas de calidad fitosanitario, zoosanitario y de inocuidad alimentaria, son objetivos fundamentales que Bolivia debe lograr y consolidar a través de una institucionalidad fortalecida, competente y eminentemente técnica y especializada.
Asociación estratégica con Brasil
Bolivia está unido a Brasil por una frontera de 3.423 km, la mayor de nuestro país con sus vecinos y la segunda más extensa en Sudamérica. Brasil es una de las diez economías más grandes del mundo, y la mayor receptora de inversión extranjera en la región. Esto ocurre cuando el progreso de la agroindustria cruceña y de la economía del gas han reconstituido el espacio económico boliviano, reorientando el eje de acumulación de una manera tal que la conexión con el Atlántico y la Cuenca del Plata son hoy en día muy relevantes. Con el gasoducto, las dos economías se hicieron interdependientes, aunque de forma asimétrica. Hay retos comunes a los dos países, como el comercio fronterizo, el narcotráfico, el contrabando, la protección de la Amazonía, la sustentabilidad de los recursos hídricos, la migración de bolivianos a ciudades brasileñas.
Por todo ello, está en el interés de Bolivia forjar una estrategia de asociación estratégica con Brasil, orientada a la integración y complementación de ambas economías, con una agencia amplia, visionaria y de largo plazo. En ese sentido, sobresalen cinco áreas prioritarias:
a) Integración energética, consolidando el mercado brasileño para las exportaciones de gas, y abriendo oportunidades para proyectos hidroeléctricos y otras energías renovables.
b) Promoción de inversiones de empresas de Brasil en Bolivia, en un espectro amplio de sectores, muchas de las cuales podrían desarrollar emprendimientos destinados al mercado brasileño, con articulaciones en el tejido productivo boliviano.
c) Proyectos de interconexión carretera, ferroviaria, pluvial, aeronavegación y conectividad digital, que, además de favorecer el comercio y la integración económica binacional, tendrían un fuerte impacto económico y social en las extensas zonas fronterizas de ambos países.
d) Políticas coordinadas de seguridad y lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, y con una estrecha cooperación policial, fronteriza, judicial, militar y otros aspectos relacionados con las cuestiones de seguridad pública, soberanía territorial, migración, contrabando, trata de personas y derechos humanos.
e) Cooperación en la protección del medioambiente y recursos hídricos, la prevención de incendios forestales, la preservación de áreas protegidas y parques naturales, y tanto más por el hecho de ambos países forman parte de la Organización del Tratado de cooperación Amazonia (OTCA).
Proyección de Bolivia sobre el Pacífico
Por razones geográficas, históricas, económicas y culturales, el destino de Bolivia está ligado a los de Perú y Chile, y particularmente de las regiones del sur peruano y el norte chileno. Para Bolivia, fortalecer la vinculación y las relaciones económicas, comerciales, políticas y diplomáticas con ambos países es no solo primordial sino de interés permanente. En la actualidad, las cuestiones prioritarias son las siguientes:
a) Proyecto regional de integración. La construcción y operación del Puerto de Chancay en Perú es una oportunidad para relanzar un proyecto de integración económica y comercial en el pacífico sur del continente y en el marco del cual Bolivia, Chile y Perú puedan articular y complementar sus economías, desarrollar proyectos conjuntos y/o coordinados de aprovechamiento de sus recursos naturales, ampliar y mejorar sus infraestructuras de comunicación y transporte y también proyectar sus exportaciones nacionales y las de los otros vecinos sudamericanos a la región de Asia-Pacífico. En esa perspectiva, y entre otras acciones necesarias, proponemos:
Construir la vía ferroviaria interoceánica Puerto Bush-Arica
Negociar acuerdos para el libre tránsito de ciudadanos bolivianos en las provincias de Arica (Chile) y Tacna (Perú)
Negociar la liberación de aranceles para importaciones de cualquier índole de las provincias de Arica y Tacna
b) Normalización de relaciones con Chile. Está en el interés boliviano y chileno restablecer relaciones diplomáticas. Postergar más esta cuestión es perjudicial sobre todo para los intereses bolivianos. La normalización plena de relaciones, sin duda, potenciará el desarrollo comercial de las dos naciones y facilitará otras oportunidades para dos economías que pueden ser ampliamente complementarias. En perspectiva, Bolivia y Chile están llamados a negociar un tratado de libre comercio, que, de lograrlo, tendría el potencial de propiciar un entramado de intereses compartidos a ambos lados de la frontera e inducir cambios sustanciales no solo de índole económica sino también geopolítica y convertir así a los pueblos boliviano y chileno de adversarios históricos en socios y aliados por el desarrollo común y el de la región sudamericana.
Recomponer las relaciones con Estados Unidos
El próximo gobierno deberá empeñarse para recomponer las relaciones diplomáticas y políticas de Bolivia con Estados Unidos. La situación actual, de vínculos diplomáticos, comerciales y económicos del más bajo nivel en muchas décadas, con la primera economía mundial y la potencia más influyente en la escena internacional, no debe permanecer más tiempo.
Para los intereses permanentes y estratégicos de Bolivia es fundamental normalizar y mantener relaciones cercanas, amistosas y de cooperación con Estados Unidos. Y el primer paso para ello debe ser la designación de embajadores de ambos Estados, seguido de la negociación de una agenda amplia de cuestiones sobre comercio bilateral, inversiones, asistencia al desarrollo, lucha contra el cambio climático, cooperación en seguridad y otros asuntos de interés mutuo, incluyendo el acceso preferencial de las exportaciones bolivianas al mercado norteamericano.
Texto tomado del Plan Bicentenario, Fundación Milenio. Autores: Henry Oporto (coordinador), Alan Bojanic, Manuel Contreras, Rubén Ferrufino y Luis Carlos Jemio; colaboraciones de Armando Álvarez, Gerardo Garrett, María Machicado, Fernando Lavadenz, Julio Linares, Mauricio Medinaceli.