“Los países en nuestra región que han tenido una regresión de la democracia han utilizado el mismo modus operandi. Llegan por medio de las urnas (…), primero toman la justicia”, dijo Nancy Hernández.
Brújula Digital|03|06|25|
Sumando Voces, Mery Vaca
La presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), Nancy Hernández, identificó un “modus operandi” contra la democracia en la región que consiste, en primera instancia, en la toma la justicia y el despojo de su independencia.
“Los países en nuestra región que han tenido una regresión de la democracia han utilizado el mismo modus operandi. Llegan por medio de las urnas (…), primero toman la justicia, generalmente atacan a los órganos constitucionales, que son los encargados de velar por los derechos fundamentales, minan su independencia. Y lo mismo hacen con los órganos judiciales, en particular con los tribunales o salas”, señaló Hernández en una ponencia presentada en Sucre, en un seminario internacional sobre derechos humanos, este lunes.
Luego de que ya han tomado la justicia “pasan leyes o decretos abiertamente inconstitucionales o inconvencionales con la complacencia de los jueces serviles que han logrado nombrar para concentrar el poder y también lograr impunidad, no solo ya de graves violaciones de derechos humanos, sino de toda oposición y sobre todo para tapar actos de corrupción”, señaló la jurista internacional en presencia de los ministros de Relaciones Exteriores y de Justicia, Celinda Sosa y César Siles, respectivamente, además de magistrados de las altas cortes del país.
Los ministros expusieron sobre avance del Estado en el cumplimiento de las recomendaciones internacionales en materia de derechos humanos y desapariciones forzadas.
La presidenta de la Corte hizo una exposición centrada en tres ejes: el retroceso democrático en la región, el impacto de las nuevas tecnologías sobre todo de la inteligencia artificial, y la emergencia climática.
Retroceso democrático
Sobre la democracia dijo que se encuentra en retroceso. “Vemos con claridad la proliferación de democracias de fachada, el debilitamiento del pluralismo político, el debilitamiento de la libertad de expresión y de prensa, de la división de poderes, en particular el debilitamiento a la independencia judicial y de los operadores de justicia que son esenciales para luchar contra la arbitrariedad y la impunidad en la región”, señaló.
En ese marco, la jurista internacional destacó la importancia de los límites al ejercicio del poder. “La historia nos ha demostrado una y otra vez que cuando el poder se ejerce sin frenos, sin controles, sin rendición de cuentas y respeto a los derechos de las personas, la libertad se convierte en una palabra vacía”, enfatizó.
En agosto de 2021, la Corte IDH falló que la reelección indefinida pretendida en Bolivia por el expresidente Evo Morales, no es un derecho humano ni está contemplada en la Convención Americana de Derechos Humanos, tal como había afirmado el Tribunal Constitucional de Bolivia.
Hernández consideró además que los autócratas no solo proliferan, sino que actúan en red. “No los une una ideología común, sino intereses compartidos en mantener el poder y la riqueza”, señaló.
Explicó que en la región este retroceso democrático se expresa en tres temas: en la dificultad para celebrar elecciones libres justas y transparentes, el deterioro de las relaciones cívico militares y la cooptación de los órganos de justicia. Y en este punto mencionó el “modus operandi” de estos gobiernos.
Esto lleva a afirmar que “las democracias no suelen colapsar como antes por golpes de Estado, sino por reformas aparentemente legales que desmantelan progresivamente las reglas del juego democrático”, concluyó.
Este contexto representa además una amenaza para el sistema interamericano “porque los autócratas no solo quieren una democracia pintada en la pared, sino un sistema interamericano debilitado que no los fiscalice”, lamentó.
Inteligencia artificial
Otro de los desafíos para la región, según Hernández, es la inteligencia artificial. “Es difícil hablar de libertad de expresión cuando la información que recibimos está manejada por un algoritmo”, dijo.
Agregó que “toda esta manipulación algorítmica hace cada vez más difícil distinguir la verdad de mentira y termina favoreciendo la desinformación, polarizando las sociedades, lo cual es el caldo de cultivo para discursos autocráticos versus los democráticos”.
Este escenario, según dijo, lleva a la venta de información privada para ser manipulada por perfiles falsos y bots creados para afectar resultados electorales.
En ese marco, sugirió que los derechos humanos se adapten a esta nueva era “no solo como escudo frente al abuso, sino como esa brújula ética para regular las tecnologías emergentes. Necesitamos estándares jurídicos sobre neuroderechos, por ejemplo, transparencia algorítmica, protección de datos, brecha digital. No podemos permitir que el desarrollo tecnológico avance sin que la dignidad humana lo acompañe”. Eso, sin contar que la llegada de la inteligencia artificial representa también un desafío en el marco de los derechos laborales.
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