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Política | 25/01/2025   09:44

|ANÁLISIS|La despedida de Carlos Mesa|Rafael Archondo|

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Brújula Digital|25|01|25|

Rafael Archondo
 
 El ciudadano Carlos Diego Mesa Gisbert anunció este 24 de enero de 2025 que dejará de aspirar a la Presidencia de Bolivia. 

Con ese anuncio, el expresidente deja el camino libre para que sus aliados de la unidad, Tuto, Samuel o Vicente, dispongan de sus electores y tomen la posta en dirección a la meta: un gobierno de transición que nos saque de la calamidad. 

En realidad, Mesa renunció este día no solo al liderazgo de las fuerzas opositoras, sino a la vida política en sí. En su alocución señala claramente que sus labores como jefe de Comunidad Ciudadana (CC) terminarán el 8 de noviembre de este año, el día en que su bancada expire para dar paso al relevo. Las descollantes senadoras y diputadas que ingresaron al ruedo público de la mano de nuestro primer periodista e historiador ya se despidieron de quien seguirá siendo su mentor, pero ya no más, su jefe partidario. En los hechos CC cierra así su corta, pero importante vida institucional. 

En el camino quedan sus logros, pero también sus fracasos. 

Mesa canalizó el voto opositor anti masista en 2019 al grado de dejar al electorado de Evo Morales por debajo del 50%. Nadie antes lo había conseguido. Entre sus laureles está también haberle inyectado a la Asamblea Legislativa rostros nuevos y elocuentes, discursos que aún ahora enamoran e invitan a soñar en un recambio del sistema de representación. Tras la partida de Mesa contamos hoy con Andrea, Cecilia, Toribia, Luciana o Luisa, juntas son y seguirán siendo un torbellino sanador. 

La despedida de Mesa tiene, sin embargo, también un gusto amargo. CC no consiguió convertirse en la palanca de oposición que todos esperaban. Una vez que Mesa, en un acto que lo hace inolvidable, salió pronto a reconocer la victoria de Luis Arce y el MAS, los ciudadanos hubiesen querido verlo al mando de la crítica implacable, que catapulta toda alternancia. Ese rol terminó siendo adoptado nada menos que por Evo Morales, el menos calificado para lanzar reproches a la mala conducción del primer gobierno evista sin Evo. 

En 2021, la gente también hubiese querido ver cómo CC recolectaba firmas, se independizaba legalmente del FRI y se lanzaba con ahínco a ganar todas las alcaldías urbanas. A Mesa le faltó sed de poder en este tiempo. Algún día sabremos por qué.

De su pasado previo, cómo olvidar el modo en el que enalteció la actividad periodística, poniéndole fuertes dosis de Historia a cada análisis televisivo urgente. Tampoco puede dejarse de lado su rol como intelectual público, adherido a causas necesarias como el archivo audiovisual del país (la Cinemateca), la vigencia del fútbol de altura y sobre todo la causa marítima. 

El balance final es espléndido. Carlos Mesa se rehusó a matar en 2003 y la patria le agradecerá siempre haber evitado con ello una guerra civil. Aquella sucesión constitucional mantuvo vigente la democracia a pesar de todos los reproches por el ulterior desenlace en 2006. 

Su voz, siempre argumentada, seguirá sonando en tantos archivos con sus entrevistas y análisis. Es hora de que él mismo recupere todo y lo suba al éter cibernético. Ahí, en su disco duro, está parte de nuestra red neuronal como comunidad nacional boliviana. 

Sí, Carlos Mesa se va en parte porque ya es inamovible dentro de nuestra memoria viva como nación en construcción. Gracias.

Rafael Archondo es periodista.





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