El caso fue presentado ante la CIDH. Un equipo de abogados y peritos especialistas cotejan todas las pruebas recabadas. En Argentina hubo marchas.
Un misterio ronda la muerte del periodista argentino Sebastián Moro, afín a Evo Morales. La familia pide justicia y asegura que podría ser la primera muerte durante el gobierno de Jeanine Añez. Sin embargo, no hay registros de las agresiones al corresponsal durante los conflictos de octubre y noviembre.
“Sebastián era un ser humano hermoso, sumamente comprometido desde el periodismo. Pedimos justicia”, señaló su hermana Penélope Moro.
El expresidente Evo Morales, mediante su cuenta en Twitter, se solidarizó con la familia. Solicitó que la muerte sea esclarecida por el actual Gobierno.
Sebastián falleció el 16 de noviembre de 2019 en una clínica de Sopocachi en La Paz. Él fue trasladado allí la mañana del 10 de noviembre, luego de ser encontrado inconsciente en su departamento. La causa de su muerte fue diagnosticada como ACV, accidente cerebro vascular.
Aunque no se sabe la causa del ACV, la familia asegura que Sebastián presentaba golpes y rasmilladuras que -presumen- fueron producto de un ataque por su labor periodística. Sostiene que hay testigos de las marcas en su cuerpo y las pruebas son revisadas por peritos.
El último contacto con Moro
Sebastián llegó a La Paz hace dos años. Trabajó como periodista independiente (freelance) durante los primeros meses de su estadía, hasta que en septiembre de 2018 fue convocado a trabajar en el semanario Prensa Rural y Radio Comunidad. Ambos medios pertenecen a la Csutcb y estaban abiertamente comprometidos con el gobierno de Evo Morales.
El perfil de Facebook de Moro está lleno de fotografías del exmandatario y de publicaciones casi idolátricas. Como foto de portada tiene la icónica imagen de Evo peleando con unos policías. Su hermana Penélope indica que si bien era afín a Morales, éste no era alguien cercano. “No tuvo militancia más que su compromiso periodístico. Amaba su trabajo”, afirmó.Moro no sólo trabajaba en la prensa local sino que era llamado a colaborar con otros medios de izquierda de Latinoamérica. Durante los conflictos prestó especial colaboración para Página 12, medio para el que reportó desde las elecciones nacionales del 20 de octubre de 2019.
Precisamente fue ese medio el que recibió el último artículo de Sebastián, titulado “Un golpe de Estado en marcha en Bolivia”. Dicha nota -publicada el 10 de noviembre- fue enviada desde La Paz, noche antes. Fue entonces cuando se comunicó por última vez con su familia.
Horas antes, un grupo de ciudadanos ingresó violentamente a las oficinas de la Csutcb, luego de que se vieran movimientos extraños en el lugar. Los vecinos encontraron dinamita y petardos por lo que los ánimos se caldearon. En las inmediaciones se encontraba el director de Prensa Rural y Radio Comunidad, José Aramayo, jefe directo de Moro.
En medio de un escándalo, Aramayo fue capturado, amarrado a un árbol y cuestionado por su afinidad al ya renunciante Evo Morales. El caso fue parte de las agresiones que se perpetraron contra varios medios estatales o afines al MAS. En algunos medios argentinos se presumió que sería ahí donde fue agredido Sebastián Moro. Sin embargo, él informó a su familia que a esa hora estaba trabajando en su casa.
“La mañana del sábado 9 de noviembre Sebastián llegó hacia las inmediaciones de la Csutcb para cerrar su trabajo. Al otro día tenía que imprimirse el semanario Prensa Rural que él dirigía. Como vio violencia civil en el ingreso, volvió a su casa. A la tarde, cuando detienen a José Aramayo, Sebastián estaba trabajando desde su casa, lo llamamos preocupadas y nos confirmó que lo que se reportaba era cierto. Ese día envío su última nota a Página 12 y no volvimos a saber de él”, explicó Penélope Moro.Aramayo señala que esa mañana fue la última vez que vio a Moro con vida. “Ese sábado fue un día muy complejo. Ingresamos al trabajo a las 9:00 pero por las circunstancias y porque la noche del viernes quisieron tomar las oficinas de la Csutcb, no había garantías y pedí al equipo que vuelva a sus domicilios. Sebastián y otros trabajadores junto conmigo nos retiramos. Yo retorné a las 15:00 cuando me avisaron de que estaban ingresando a las instalaciones... no vi más a Sebastián”, indica.
Rastros de una agresión
La casa en la que vivía Moro estaba en la calle Pérez de Holguín del barrio Sopocachi. Tras dejar de responder a su familia, sus hermanas pidieron a un allegado que vaya a ver si sucedió algo. Esta persona encontró a Moro inconsciente y procedió a la internación en una clínica.En La Paz la Policía se había amotinado y no había dónde hacer denuncias y ni a quién pedir investigaciones.
“Cuando hablamos con Sebastián nos dijo que estaba en casa, que estaba mandando la nota a Página 12 y que iba a salir a caminar porque necesitaba distenderse”, contó la hermana de Moro a medios argentinos. Piensa que probablemente fue ahí donde pasó algo. Presume que si bien sí tuvo el ACV, éste fue provocado por una agresión previa.
El cuerpo no fue sometido a una autopsia y no puede ser examinado porque para ser llevado a su país natal tuvo que ser cremado. “Pero hay testigos de quienes recogieron a mi hermano y lo llevaron a la clínica que vieron que tenía marcas en su cuerpo. Los médicos de la clínica dijeron que eran típicos de violencia”, señaló Penélope.
La denuncia de este caso fue llevada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la Relatoría de Libertad de Expresión. Los testimonios, la historia clínica y otras pruebas son cotejados por peritos y abogados especializados.