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Política | 22/01/2020   19:33

Pititas: La fuerza de la esperanza

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Mauricio O. Ríos Ibáñez

Casi a diario escuchamos o leemos noticias sobre las condiciones infames que están soportando los venezolanos en su país, y debido a las cuales más de cuatro millones han emigrado a otras naciones en los últimos años –una mayoría a Colombia– en busca de mejores condiciones y nuevas oportunidades para rehacer sus vidas. Muchos otros están en Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, España, Estados Unidos, Perú y varios más alrededor del mundo.

No hay duda de que la situación en Venezuela ha producido una emergencia humanitaria y migratoria de gran escala: nueve de cada 10 venezolanos vive debajo de la línea de la pobreza (con menos de dos dólares por día); los hospitales se encuentran sin medicinas ni médicos; las escuelas sin maestros, y la población vive en un estado de miedo constante (según una evaluación de Juan Guaidó, presidente interino, publicada recientemente en The Economist).

Venezuela es un país que en 1998 producía 3,1 millones de barriles de petróleo al día, y que a septiembre del 2019 sólo llegaba a producir 650.000 barriles por día. Además, el decreciente suministro de energía eléctrica somete a miles de venezolanos a varias horas de apagones o inclusive días casi enteros sin electricidad. Y todo esto en un país que tiene una de las plantas hidroeléctricas más grandes del mundo.

Hace algunas semanas, en una visita a Cartagena de Indias, tuve la oportunidad de constatar personalmente la gran presencia de venezolanos en Colombia; a este país han llegado casi dos millones de refugiados, esparcidos en varias ciudades de ese país.

En el centro de la ciudad amurallada de Cartagena de Indias, por ejemplo, uno se topa con vendedores venezolanos ambulantes ofreciendo una variedad de artesanías o recuerdos para el turista, tratando de sobrevivir el día a día. Cuando algunos se enteran de que uno es de Bolivia, se quedan sorprendidos y hay en su rostro y en sus palabras una especie de anhelo o admiración por lo que los bolivianos hemos logrado tras los eventos de octubre y noviembre.

“Ah, ustedes lograron deshacerse de Evo Morales,” me dijo uno de ellos tras intercambiar unas palabras, y luego agregó: “Los bolivianos son un pueblo tenaz y valeroso.” Y tras una breve pausa, me dijo que él no pensaba que los venezolanos podrían lograr semejante hazaña. Vi en su rostro cansado y en su voz desanimada una sensación de desesperanza, de un sueño inalcanzable para los venezolanos. Por una fracción de segundos, no supe cómo responder. Pero luego me vino a la cabeza ese ya famoso estribillo de “¿quién se rinde?, ¿quién se cansa?” y le respondí de la única manera que debía o podía hacerlo: “No te preocupes, ustedes también lo lograrán, sigan insistiendo, no se rindan, no se cansen, ustedes también lo lograrán”.

De alguna manera, sentí que lo había reconfortado un poco, tal vez le había devuelto algo de esa esperanza perdida cuando nos estrechamos la mano para despedirnos.

Y es que los eventos de octubre y noviembre nos han devuelto esa esperanza por días mejores y mejores gobiernos no sólo a los bolivianos, sino también a venezolanos y a todos aquellos en el mundo -ya sea en África, Asia, Europa, el medio oriente o las Américas- que están viviendo bajo regímenes autocráticos, disfrazados y maquillados con tintes democráticos.

Y esa misma esperanza, tenacidad y valentía que caracterizan a la ya denominada “revolución de las pititas” es una de las mejores historias del año 2019. Una historia que debería ser contada y compartida con todo el mundo. Al fin y al cabo, es la historia de la fuerza de la esperanza.

En este contexto y a través de una iniciativa conjunta con Extend Comunicaciones, Icónica SRL y la galería Lúmina, hemos logrado reunir, tras una convocatoria a finales del 2019, un conjunto de fotografías sobre los eventos de octubre y noviembre gracias a una excelente respuesta de fotoperiodistas y ciudadanos de a pie. Así hemos rescatado algunas imágenes que ya son parte de la memoria histórica, tanto individual como colectiva.

La muestra fotográfica “Pititas, Fibras Continuas” que se inaugurará el próximo jueves 23 de enero en la galería Lúmina de la ciudad de La Paz, es un esfuerzo por mantener en la memoria colectiva los eventos de octubre y noviembre en defensa de la democracia, que han dado un giro a la historia de Bolivia, y demostrado el poder ciudadano para forjar su propio destino.

Las 24 fotografías seleccionadas para esta exhibición son un pequeño reflejo de esas históricas jornadas, y de la persistencia, valentía y unidad de los bolivianos quienes nunca se cansarán o rendirán por conseguir días mejores.

Sin duda, las imágenes de las “Pititas, Fibras Continuas” no sólo seguirán sirviendo de inspiración para los bolivianos dentro y fuera del país sino también para los venezolanos, y todos aquellos en el mundo que buscan construir una democracia verdaderamente inclusiva, participativa y transparente.  Nunca se puede perder la esperanza de alcanzar ese tipo de democracia. 





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