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25/06/2020

Varias exautoridades frustraron en Bolivia la educación a distancia

En este contexto de pandemia y cuarentena a causa por el COVID-19, las universidades en Bolivia han tenido que migrar forzosamente a un modelo de educación mediado por herramientas tecnológicas y virtuales, el cambio fue abrupto e inevitable, ni la sociedad ni las universidades anticipaban un cambio de esa magnitud. A esto se sumaba que la experiencia universitaria de educación a distancia en Bolivia es escaza y hasta antes de la pandemia se reducía únicamente a un puñado de diplomados y maestrías. E

l ministro de Educación, Víctor Hugo Cárdenas, puntualizó que si esto se habría trabajado desde hace unos años atrás, hoy estaríamos en mejores condiciones para encarar la educación a distancia. A lo mejor el ministro no lo sabe, pero cuando él llegó a la Vicepresidencia de Bolivia en 1993, fue su gobierno el que se encargó de frustrar la apertura de la primera universidad a distancia de Bolivia que, dicho sea de paso, no era iniciativa privada, sino iniciativa del propio Ministerio de Educación y Cultura de ese entonces.

Este artículo describe cómo los diferentes gobiernos de turno encararon el tema de la educación a distancia en el nivel universitario, hoy han pasado casi treinta años de intentos frustrados.

Una de las primeras iniciativas de educación universitaria a distancia en Bolivia nació de la mano de la Resolución Ministerial Nº 889 de julio de 1993 en gobierno del MIR; en su parte resolutoria autoriza la continuación y funcionamiento del equipo técnico que pusiera en marcha el proyecto, estatutos, costos, perfiles y planes académicos de lo que habría sido la Universidad Nacional Abierta de Bolivia.

Lo interesante de esta iniciativa es que contaba con el apoyo técnico del Estado de Israel y la Universidad Abierta de Israel en Tel Aviv. La Resolución Ministerial arriba citada menciona que el embajador de Israel, Daniel Gazit, expresó su complacencia por la iniciativa gracias a las gestiones de un exbecario de ese país, Ramiro Bustillo Medina, quien puso a dialogar a los gobiernos de Bolivia e Israel y los representantes de la Universidad Abierta de Israel para replicar una iniciativa que habría sido pionera en Bolivia. Las dos últimas ministras de Educación del gobierno del MIR, Olga Saavedra de Querejazu y Emma Navajas Mogro intercambiaron sendas cartas con los representantes de la universidad israelita, el proyecto empezaba a tener forma y la comisión técnica tenía los documentos casi terminados.

Sin embargo, la llegada del gobierno del MNR al poder, con Víctor Hugo Cárdenas como Vicepresidente, significó el final de esta iniciativa. Textualmente, las palabras que dieron muerte al proyecto de la Universidad Nacional Abierta de Bolivia fueron “en Bolivia no se lee”. Bajo ese argumento, los funcionarios en el gobierno del MNR frustraron la primera y tal vez la única iniciativa estatal de educación universitaria a distancia.

Otro intento de educación universitaria a distancia, pero esta vez de carácter privado, fue la Universidad Abierta del Sur fundada en 2002, cuyo primer rector era Enrique Ipiña Melgar. Según un reporte de ese tiempo de www.bolivia.com (22-03-02) la misión de esta Universidad estaba orientada a promover educación a distancia en los niveles de posgrado, formación permanente, cursos de actualización profesional, cursos de especialización y maestrías; aseguraban que los costos iban a ser 40% menores que el de la educación presencial. La nota de prensa agrega que esta universidad habría tenido la Resolución Ministerial de funcionamiento y un convenio internacional con la Universitat Operta de Catalunya. No existe información, al menos en internet, del porqué esta universidad habría dejado de funcionar.

Otra iniciativa que fue visible a nivel universitario, pero que también se frustró, fue la emprendida por la Universidad Salesiana de Bolivia, de la mano del sacerdote salesiano P. Carlos Longo Doná, entonces Rector de esa Universidad, quien junto a Ramiro Bustillo, Javier Ortega y Rolando Sacaca presentaron el año 2000 un proyecto de educación a distancia en convenio con la Universidad Técnica Particular de Loja del Ecuador, una universidad referente en educación a distancia en la región. Las conversaciones y trámites ante el gobierno de Hugo Banzer y luego el de Jorge Quiroga estaban muy bien encaminadas. Se les invitó tanto al ministro Hoz de Vila como a su viceministro Renzo Abruzzese a visitar la Universidad de Loja, pero por temas de agenda delegaron la visita a otros dos representantes de ese Ministerio, quienes en última instancia viajaron a la universidad ecuatoriana para verificar las condiciones y características que aseguren el funcionamiento de ese modelo en Bolivia. A su retorno a La Paz, emitieron un informe favorable.

Esa cartera de Estado condicionó la autorización a cambio de la firma de un convenio tripartito entre la Universidad Salesiana, la Universidad Técnica de Loja y el Ministerio de Educación, junto con el pago de aranceles. Cuando todo parecía estar listo para la firma del convenio, el ministro de Educación abruptamente canceló la firma del convenio, dejando “plantado” al canciller de la Universidad Técnica Particular de Loja, quien desde Ecuador había venido a Bolivia solo para la firma del convenio.

Los gobiernos siguientes, de Sánchez de Lozada, Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez, decidieron “darle largas” al proyecto de educación a distancia de la Universidad Salesiana. Sus argumentos giraban siempre en torno a la revisión de la falta de normativa, revisión y pérdida de documentos, así como de confusiones y, en última instancia, absoluto desconocimiento de “técnicos” del ministerio en materia de educación a distancia. Luego de siete años de insistencia y habiendo pasado el trámite por manos de los gobiernos de Banzer, Quiroga, Sánchez de Lozada, Carlos Mesa, Rodríguez y Evo Morales, el temor, el desconocimiento y la desconfianza lograron frustrar otro intento temprano de educación a distancia.

En los 14 años de gobierno del Movimiento al Socialismo, la educación a distancia a nivel universitario también tuvo pocos avances, aunque a diferencia de los gobiernos que le antecedieron, el MAS reglamentó la educación a distancia; existe un Reglamento Específico de Modalidades, Semipresencial a Distancia y Virtual, aprobado por DS 1433 en 2012; sin embargo, el personal del Ministerio de Educación no mostró intención alguna de poner en vigencia ni el Reglamento ni la modalidad de educación a distancia, argumentando que se requería otro reglamento específico, lo cual era absolutamente innecesario. Con toda seguridad, existe un conjunto de universidades que presentaron sus solicitudes de apertura de carreras en la modalidad de educación a distancia, pero éstas no fueron atendidas.

De toda esta descripción, uno puede concluir que absolutamente todos los gobiernos de los últimos 27 años no tuvieron ni la capacidad ni la audacia de guiar a nuestro país hacia la educación a distancia, que en otras partes del mundo avanza a pasos agigantados, obviamente con claras y fuertes regulaciones de evaluación y acreditación que garanticen el cumplimiento de estándares mínimos. El actual gobierno de la presidente Añez, el 6 de junio de este año, promulgó el DS 4260 que, de manera tímida y confusa en sus definiciones, intenta normar una suerte de complementariedad de la educación presencial, a distancia, virtual y semipresencial. Pero la pregunta que quizá no podrá ser respondida es que si lo habrían hecho en condiciones normales o fue el golpe de la pandemia lo que les obligó a entrar en esta modalidad.

Hoy, la pandemia nos obliga a recuperar 27 años perdidos en materia de educación a distancia. Esta crisis nos está forzando y dando la oportunidad de repensar la educación de hoy, al menos en el nivel universitario, empero una vacuna a finales de este año o principios del siguiente no solo acabará con la pandemia, sino también con nuestra oportunidad y capacidad de innovar y modernizar la educación superior; siendo así, encararemos el 2021 como una continuación del 2019 y recordaremos el 2020 como una pausa en nuestras vidas junto a otra oportunidad perdida.

Willy W. Chambi es licenciado en Ciencias de la Educación, magister en Administración Educativa de la Universidad de Illinois y docente universitario.



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