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17/10/2020

Un país en llamas

Es el segundo año consecutivo que la catástrofe ambiental generada por los incendios se superpone a un proceso electoral explosivo. En tanto que el fuego consume nuevamente alrededor de tres millones de hectáreas y miles de personas y animales sufren por ello, nos encaminamos hacia una nueva etapa de una larga crisis que podría seguir consumiéndonos como sociedad. Ni el fuego ni los ánimos parecen apaciguarse en un nuevo octubre negro.

En el plano ambiental, estamos batiendo records. Como ha estado informando Pablo Villegas, por estos días estamos entre los países que más se queman y que, por tanto, liberan más monóxido de carbono y mayor cantidad de partículas en suspensión PM2.5 (las que mayores efectos en la salud humana provocan). Somos un pequeño infierno.

Esta vez el fuego se ha expandido por amplias zonas del norte amazónico, al mismo parque Madidi, por ejemplo. Por el lado sur, en el Chaco, los focos de calor en el Aguaragüe, cercada por los megacampos gasíferos, tienen a las comunidades en vilo. Guarayos parece estar reviviendo escenas de un viejo incendio que en los 90 casi consumió todo el pueblo. Roboré otra vez está con sus habitantes cumpliendo el trabajo de bomberos. Fuego por todo lado, por los viejos, los nuevos y los peores lugares para ello.

La situación en los últimos meses no ha hecho más que empeorar. El CEJIS informó que hasta septiembre las llamas habían triplicado a las de agosto y en octubre la situación es catastrófica. De acuerdo con sus datos, 54% de las zonas bajo fuego son áreas protegidas y territorios indígenas. Los lugares más biodiversos que tenemos y, por ello mismo, los más apetecidos por los traficantes de tierra y los agronegociantes.

Nuevamente las medidas de las autoridades son tardias e insuficientes. Ni qué decir de algunos discursos, como los del ministro de Defensa (para quien los incendios se dan solo en cañadones lejos de la flora y fauna), que rayan en lo absurdo. Pareciera que el rol del Estado es quemar su incapacidad en estas llamas.

En el plano político, las elecciones del domingo se dan en un contexto de ánimos muy caldeados. Toda la campaña ha estado teñida de agresiones. La tragedia de los grupos políticos más extremos es que no pueden vencer ni convencer a sus rivales. Todo indica que la polarización subsistirá a las elecciones nacionales y, probablemente, a las subnacionales. Con un clima tan enrarecido se espera, de igual forma, el milagro de la lluvia para apagar los incendios y de la calma tras las elecciones.

Marco Gandarillas es sociólogo.



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