Sobran razones para festejar a la democracia

Este 10 de octubre los bolivianos tenemos que felicitarnos. Nuestra democracia cumplirá 39 años y gracias a cada uno de los que vivimos en este hermoso, complicado e intenso país, cuya CPE, lo define como Estado Plurinacional.

La conquista de la democracia ha sido por el rol protagónico de los que somos pueblo: mujeres, indígenas, campesinos, trabajadores, jóvenes, gremiales, profesionales, jubilados. No ha sido  un regalo de ningún partido político, ni caudillo alguno. Estos estuvieron escondidos, negociando sus intereses con los gorilas militares, que estuvieron en el poder desde 1971 al 1982, cuyas huellas aun persisten en el devenir histórico.

Nuestra democracia siempre salió airosa de tantos golpes bajos que ha venido soportando en estos 39 años, cuyos fantasmas y terroristas se cobijaban en las sombras para hacerla fracasar. Aquellos radicales de la izquierda y de la derecha, que solo quieren ver sangre y violencia en las calles y en las familias bolivianas. De ahí que Bolivia siempre estuvo al filo del abismo, del desastre, de la violencia fratricida, procesos a los cuales se supo salir airoso, porque siempre en la historia se imponen la verdad, la razón y la vida.

Aunque el poder trate de cambiar la historia o busque apelativos nuevos a los sucesos históricos que se registraron en estos 39 años de plena democracia. Tácito decía: Hacen una masacre y la llaman accidente. O George Bush, nos hizo crear que su invasión cruel a Irak fue una guerra.

Los que amamos la democracia fuimos y seremos más grandes que los antidemocráticos. Los que tenemos vocación por la democracia, no podemos ceder ante las presiones y el terrorismo verbal y físico que se quiere imponer en las relaciones sociales y políticas.

Los que hemos optado por la democracia, no solo vamos a votar cada cinco años para elegir a nuevos gobernantes, sino que la democracia es nuestro cotidiano vivir y las garantías para el ejercicio de cada uno de los derechos constitucionales de participar, elegir, expresarnos, molestarnos, trasladarnos, superarnos y vivir de acuerdo a las posibilidades.

Los que gritamos viva la democracia, no solo lo hacemos por consignas ni por conveniencias, sino porque este sistema político es parte de nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestras familias, nuestros sueños y nuestras libertades.

Los que tenemos convicciones democráticas tenemos que derrotar a la intolerancia, al odio, al racismo, a la injusticia de los que administran la justicia, a la corrupción del poder, a los abusos, a los violentos, a los que se llenan la boca de democracia y cada día se burlan de ella.

Los que hemos luchado por la democracia, sabemos de las lágrimas y del dolor que se siente cuando las vidas se pierden, las libertades se controlan y los derechos humanos se violan. Por estas razones  y muchas otras, debemos festejar a la democracia y encaminarla a fortalecerla, para que ningún aventurero se atreva a cercenarla o liquidarla.

En estos 39 años de la democracia, festejemos y felicitémonos, además de cargar de aire los pulmones para que nuestro grito se escuche en todos los confines del mundo: La democracia vive y se expande.

Hernán Cabrera M. es periodista y Lic. en Filosofía