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Emergencias y esperanzas | 04/07/2025

Sin bancada parlamentaria que te defienda

Manuel Morales Álvarez
Manuel Morales Álvarez

Cuando Jeanine Añez se postuló a la Presidencia para las elecciones generales del año 2020, hubo un rechazo generalizado de la ciudadanía democrática porque solo se le dio un mandato transitorio para únicamente convocar a nuevas elecciones.

En esa oportunidad, todos los integrantes del Conade exigimos que retirara su postulación (27 de enero de 2020). Posteriormente (16 de marzo de 2020), se solicitó a otros candidatos que desistieran de sus candidaturas (Camacho, Añez y Tuto) para no dispersar el voto frente a la posibilidad de que el candidato del MAS (Luis Arce) pueda ganar las elecciones.

Todos sabemos lo que sucedió: Arce ganó las elecciones, Añez y Tuto declinaron, Mesa y Camacho se repartieron el voto opositor (29 % y 14 %, respectivamente), perdiendo las elecciones y generando una oposición dividida y débil.

En ese momento, no hubo una interpretación política ni construcción teórica de lo sucedido. Sobre por qué Añez rompió el mandato con el cual llegó a la Presidencia y se postuló como candidata, la respuesta se encuentra en la conformación de “su gobierno”, que consistió en el encumbramiento de un grupo de intereses comunes establecidos entre personajes como Murillo, Ortiz, López, Núñez y Arias.

Queda claro que la gestión de Añez fue la expresión de un gobierno de grupos y no de instituciones políticas, perfilando el manejo sectario del poder; es decir, que dentro del gobierno se transfiere el poder a otros grupos.

Por ello, la postulación de Añez a la Presidencia fue un intento de prolongarse en el gobierno, aprovechando las condiciones materiales del poder para ganar las elecciones. Seguramente, algunas encuestas de popularidad, al inicio de su gestión, alentaban la posibilidad, con una victoria casi segura; algo que en los hechos, de darse, habría sido una repostulación al estilo del evismo, contando con el estímulo adicional de parte de algún funcionario de la Embajada de Estados Unidos.

Entonces, queda claro que la gestión de Añez fue el encumbramiento de un grupo en el gobierno que excedió el mandato popular para cumplir con tareas transitorias y retirarse por la puerta ancha de la historia.

No hubo transferencia de poder y el gobierno de Añez y se sucumbió frente a la enfermedad de la reelección (esta vez mediante las urnas y no como fruto de la revuelta popular). Ahí queda claro que la enfermedad por estar en el gobierno una, dos, tres veces, no es patrimonio de Evo Morales, sino también del único gobierno de la oposición de este último ciclo, que contó con la adhesión entusiasta de Samuel Doria Medina, quien fue el candidato a la vicepresidencia de Jeanine Añez.

Pero hay un elemento más que deseo incorporar al análisis: es el resultado político de la gestión de Añez comparado con la salida de Luis Arce del gobierno y su futuro político.

Arce tomó a Jeanine Añez como su trofeo político. Para ello, la detuvo irregularmente, la sometió a la detención preventiva, le impuso juicios penales, vulnerando el juez natural que se establece en el proceso constitucional del juicio de responsabilidades. Añez fue blanco de Arce por ser el eslabón débil de un gobierno con actos de corrupción y por haber sido castigada con el rechazo ciudadano por intentar sacar ventaja política del puesto al cual llegó. Además, Añez no tenía ningún diputado o senador que la representara. No tenía bancada parlamentaria que la defendiera. Todo el apoyo que Jeanine Añez recibió fue prestado, por así decirlo.

Resulta que Luis Arce, una vez que termine su mandato, probablemente tampoco llegue a tener una bancada parlamentaria que defienda su gestión, plagada de actos de corrupción, violaciones constitucionales, desinstitucionalización, acciones de alzamiento armado (como el autogolpe con Zúñiga), etcétera, que saldrán a la luz y sobre los cuales tendrá que asumir defensa.

La votación del MAS con Eduardo del Castillo puede quedar debajo de la franja del 3%, con lo cual no solo perderían la sigla, sino que tendrían una representación en el Legislativo poco significativa. Al parecer, Arce tendrá un destino político poco feliz en los próximos años.

Manuel Morales Alvarez es investigador.



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