Mi tridente y mi mentor

El libertador Simón Bolívar tuvo a Simón Rodríguez como maestro. Jorge Luis Borges tuvo como amigo y maestro a Macedonio Fernández.  Y yo tengo un cuarteto muy particular. Primero, un tridente ofensivo formado por Raúl Peñaranda, Sidney Torres y Alfonso Gumucio. No piensen que me olvidé del cuarto miembro. Si ellos son mi tridente, mi mentor es el técnico que enseñó a mis maestros en una época.

Quizá no me crean, por eso, déjenme convencerlos:

Ese tridente que mencioné –Peñaranda, Torres y Gumucio– me enseñaron que el periodismo es un arte que se hace al instante. Que es una forma de detener el tiempo con las palabras. Eso lo aprendí con ellos.

Esos hombres que parecen simples no lo son.

Raúl Peñaranda, con su voz inquisidora, se dijo y enseñó algo que cambió mi perspectiva sobre el periodismo: “Milton, el periodismo no es para mañana, sino para hoy, para ahora”. Con esas simples palabras me enseñó que el periodismo es detener un instante y darle sentido.

Sidney Torres avivó, con su enseñanza, el cariño por el periodismo. Me instruyó diciéndome que el periodismo es más que responder a las cinco preguntas que las noticias deben responder (conocidas como las cinco W, en inglés). Me enseñó que el periodismo es un área donde el arte con las palabras es posible.

Alfonso Gumucio, con su conocida amabilidad, me mostró que el periodismo también es cultura, porque es nuestra segunda piel. Que todo lo que leemos, sea nacional o internacional, lo adquirimos, nos lo apropiamos como una segunda piel que nos cubre. Así, el periodismo se convirtió en cultura para mí.

¿Ah, se acuerdan que mencioné a un cuarto miembro? Si Peñaranda, Torres y Gumucio fueron el tridente que me enseñó a amar el periodismo, el cuarto tiene un lugar privilegiado en mi habitación, y son mis libros. Aquellos que están en mis estanterías, desde Borges, Baudelaire y Zola en literatura, pasando por Freud y Fromm en psicología, hasta Juan Villoro y Martín Caparrós en periodismo narrativo.

Ellos son mis mentores. Sé que no pueden verme, pero me hablan, cuentan y enseñan. Ellos están ahí, enseñándome a contar historias.

Con esto no quiero decir que dejo a un lado a mis maestros, sino que también son mis mentores con sus libros que guardo como viejo celoso que no quiere perder ninguno. Y que ellos aprendieron también de los mentores que tengo en mi habitación.

 Milton Condori es periodista.