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26/06/2020

Mal de ojos en Bella Vista

Y se llama narcotráfico. Y se llama toda una mafia que contagió a la apacible y Bella Vista en un centro del mal de ojos más peligroso para los pequeños pueblos como lo prueban tristes experiencias en México o Colombia. Ahora Bella Vista es mal vista. ¿Cómo es posible que haya pasado tanto tiempo sin que nadie haya dicho nada? Y sin que las autoridades se hayan dado cuenta que aquí se había instalado el puente entre el mercado productor y el mercado consumidor.

Todo comenzó de una manera muy simple. Poco antes de nuestros aprietos con las cuarentenas y las restricciones para circular libremente. Algunos jóvenes estudiantes presentaban síntomas de agotamientos que podían atribuirse a prolongadas noches o a trabajos muy forzados. Y vino una pregunta de la profesora. Y una y otra preocupación de las religiosas y religiosas que trabajan con los jóvenes. Eran señales de consumo de droga. Y el relajamiento era total.

Las denuncias una tras otra cayeron en el vacío y la actividad ilícita pareció haber ingresado a un gran apogeo. El silencio también alcanzó precio, por lo que algunos jóvenes confesaron a sus formadores y también a sus padres que nadie había visto ni escuchado nada: los relatos parecen increíbles:  Al principio solo cargar y descargar en el tiempo más breve posible. Y esa eficiencia se pagaba, especialmente en horarios nocturnos. ¿Cuántos? Muchos. Y pasaron los días; el trabajo aumentaba y los trabajadores también con la única condición del silencio total.

No se sabe cuándo y porqué comenzó el descontento. O porqué se comenzó a hablar cada vez más. Era el chisme del día. Hasta obligar a padres de familia, tutores y los propios jóvenes a confesar lo que realmente pasaba en esas largas noches, por los demás muy bien retribuidas.

Y a partir de aquí una razonable condición: ni diga mi nombre. Ni de este ni del otro. Es que junto al pago extraordinario la condición era mortal: silencio total o….

Los que sin entrar en estos detalles avalan que algo raro estaba pasando en Bella Vista desde hace tiempo son el párroco y Tatiana Torrico, una activa religiosa del pueblo: José Barrios, ya casi un anciano, y las religiosas que trabajan con los jóvenes. Y todos parecieron haberse liberado la semana pasada cuando decidieron enfrentar la malvada cuarentena del narcotráfico y ocuparon las improvisadas instalaciones aéreas, incluso incautaron una avioneta, las trasladaron hasta el centro de la ciudad, a plena plaza; y amenazaron a alguna gente que dice tienen relaciones con quienes operan con las avionetas (cinco vuelos diarios).

Al hacerse público esto, por la presencia de religiosos, hubo reacción en la Asamblea Departamental donde un Consejero pidió la intervención de los grupos especializados de la Policía que operaron sin éxito en Bella Vista, aumentando más bien los temores por un incidente que terminó con una víctima cuyo deceso no ha sido oficialmente aclarado.

La Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico confirmo el operativo y dijo que había incautado una avioneta y cuatro vehículos. El coronel Juan Frías informó que continuarán las investigaciones, mientras los pobladores insisten en la detención de gente que aparece visiblemente comprometida. Incluso en el operativo se apresaron dos personas, cuyo destino no se conoce.

La voz que clama

Expresamos nuestro pleno respaldo y solidaridad con el valeroso pueblo de la Comunidad de Bella Vista que se levantó ante el uso y abuso de la población por intereses oscuros e ilegales, vinculados al narcotráfico presente en la región, declaro monseñor Eugenio Coter, Vicario Apostólico de Pando, en nombre de la Red Eclesial Panamozónica (REDPAM) que ha decido hacer suyo el reclamo de Bella Vista.

Explicó que hacían suya la causa porque comparten la preocupación de que este flagelo del narcotráfico aniquila a la juventud y la abre a un abismo de muerte. No podemos seguir siendo pasivos con los daños que ocasiona el narcotráfico en nuestra juventud convirtiéndose, unos, en peones del narcotráfico, otros, en adictos, frustrando sus realizaciones personales y proyecciones de vida, aniquilándolos con la fácil ganancia de un dinero mal habido y que abre a otros campos delictivos y de daño a las personas, a través de la prostitución (hasta de menores), la violencia, los atracos y los ajustes de cuenta.

Monseñor Coter elogió reiteradamente la valentía de Bella Vista y pidió a las autoridades que asuman de oficio las responsabilidades propias de su mandato. Instó a las instancias estatales correspondientes responder al clamor que pide salvar a la juventud y amparar a quien lucha por una sociedad sana y prometedora de un verdadero futuro.

Carlos Arze Castedo es periodista.



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