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28/08/2020

Los bancos y el dilema del D.T.

Cuando el desempeño de un equipo de fútbol en la cancha no es el que todos quieren, hay gente en la tribuna que comienza a inquietarse y, entre otros gritos, comienzan a escucharse los nombres de algunos jugadores que podían reemplazar a los que están en cancha. Hay directores técnicos que ceden a la presión de la tribuna y otros que se afirman en su línea de juego. Ese suele ser el dilema de un DT, sobre todo cuando los resultados no lo han acompañado y su continuidad en el cargo está en juego.

Popularidad y responsabilidad suelen ser las dos caras de la moneda del poder. Se puede ser popular sin ser responsable. La tentación del aplauso coyuntural es más grande que el reconocimiento que puede venir más tarde con la historia.

Posiblemente no hacer los cambios que pide la tribuna puede llevar a que se pierda el partido, pero someterse a la emoción popular puede llevar a perder el campeonato. No es fácil resistir cuando se está en la encrucijada del silbido inmediato o el aplauso posterior. 

La Ley de Diferimiento del Pago de Créditos que fue impulsada por la Asamblea Legislativa, acaba de ser promulgada por la presidenta Jeanine Añez, ampliando su vigencia hasta el 31 de diciembre de 2020. No se trata de un simple cambio de fecha, sino de una norma que conlleva el riesgo de generar consecuencias negativas. Un remedio que puede ser peor que la enfermedad.

Hasta ahora y durante muchos años, una eficiente y prudente gestión de los ahorros ha permitido constituir instituciones financieras solventes y confiables. Sin duda alguna la estabilidad de la banca ha sido uno de los pilares de la estabilidad económica de Bolivia y un factor que ha permitido acompañar el desarrollo del país y su gente. En definitiva la estabilidad financiera es un patrimonio de los bolivianos que se ha construido con mucha responsabilidad.

Obviamente suena bien decirle a la gente que tiene más tiempo para pagar sus deudas adquiridas con las entidades financieras. Sin embargo, el funcionamiento de la banca es simple: administra el dinero de los ahorristas, ofrece y coloca créditos y luego es responsable de su recuperación y cobranza para seguir con el circuito virtuoso de la intermediación: captación, colocación y recuperación.

En este sentido, medidas como la que dispone el diferimiento de créditos son una limitación al dinamismo del crédito. Si la banca no cobra, se queda sin el flujo necesario para ofrecer créditos y entonces se pasa rápidamente del circuito virtuoso al que hacíamos referencia líneas arriba a un círculo vicioso que frena la economía. Con menos créditos hay menos actividad, con menos actividad menor desarrollo y generación de empleo y sin desarrollo hay menor bienestar… y así sucesivamente.

Las empresas y personas no solo requieren del diferimiento de cuotas, sino de reprogramaciones, refinanciación y la inyección de nuevos recursos para reactivar sus actividades económicas, lo que se logra recuperando préstamos de quienes cuentan con capacidad de pagar y destinando esos recursos hacia quienes nuevamente los necesitan.

Es importante destacar que a todos aquellos clientes que no calificaron en meses pasados a un diferimiento automático, la banca se les acercó y se trabajó conjuntamente para ver una solución. Es asi que el 61% de dichos clientes decidieron pagar normalmente, al 24% de los clientes se les dio una reprogramación, y se esta trabajando con el restante 15% para darles una solución. El sistema financiero es muy consciente de los problemas que están atravesando las personas y las empresas, por ello nuestro objetivo es dar el mayor apoyo a todos los clientes porque sabemos que su éxito es también el nuestro.

Por eso es que esperamos que a la hora de reglamentar esta ley se favorezca a las personas y sectores de mayor vulnerabilidad y que no sea de aplicación generalizada ya que, como se señala líneas arriba, hay empresas y personas que cuentan capacidad de pago. Asimismo, es importante recordar que así como no todos los clientes son iguales, tampoco todos los bancos tienen las mismas características o condiciones y eso podría significar que, para algunas entidades, no contar con flujos regulares podría generar mayores desafios.

Como siempre, la banca respetará la ley y la regulación sectorial, pero eso no nos inhibe de observar los efectos que tienen leyes como la del Diferimiento del Pago de Créditos sobre la capacidad de la banca para apoyar la reactivación económica y la generación de fuentes de empleo tan necesarias en una época tan difícil como la que atravesamos. La conclusión es clara: un sistema financiero que no cuenta con recursos frescos no puede aportar en la reactivación económica.

En tiempos de cuarentena y crisis la banca ha mantenido un firme compromiso con el país apoyando con el pago de diversos bonos en beneficio de la población más vulnerable y con los diferimientos de los créditos en una primera etapa, precisamente porque nos encontrábamos en un escenario de paralización casi total de las actividades. Pero los tiempos van cambiando y lo que se necesita ahora es otro tipo de acciones que, como ya se dijo, se concentren en la reactivación económica en beneficio de todos.

El principal rol de la banca es resguardar la solidez del sistema financiero, pues nueve de cada 10 bolivianos colocados en créditos provienen del ahorro del público. Por ello, se requieren medidas prudentes, que sirvan a la economía y que cuiden el ahorro de los bolivianos. Diferir créditos indiscriminadamente seguramente generará muchos aplausos en lo inmediato, pero las consecuencias podrían afectar una pronta y necesaria reactivación económica. Ese es el dilema del DT.

Marcelo Trigo Villegas es presidente de la Asociación de Bancos de Bolivia (ASOBAN).



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