Brújula-Digital-1000x155
Brújula-Digital-1000x155
BRUJULA DIGITAL - ARTE PRINCIPAL
BRUJULA DIGITAL - ARTE PRINCIPAL
Vuelta | 13/05/2025

Arce, la “gloria” y el olvido

Hernán Terrazas E.
Hernán Terrazas E.

A Luis Arce ya no le responde nadie. Posiblemente ni sus colaboradores más cercanos. Pese a tener el control de la sigla del MAS, no tiene ninguna autoridad sobre la militancia hoy dispersa en por lo menos dos candidaturas, la de Evo Morales, inhabilitado pero persistente, y la de Andrónico Rodríguez. Tal vez por eso es que ya se rumora sobre la posibilidad de que el presidente se baje de la carrera electoral.

A Arce seguramente lo espera el olvido. Su trayectoria es la de un funcionario público, no la de un líder, y eso pesa a la hora de pensar en lo que viene. Con un muy alto porcentaje de rechazo de la población y una bajísima intención de voto, a pocos meses de una elección donde no tendrá un papel relevante, el presidente ha comenzado a considerar las características de su futuro.

No es, además, una de las figuras emblemáticas del socialismo del siglo XXI, como para que la historia, de ese lado, le reserve algún lugar en una galería que, por cierto, se ha convertido en un recuento de villanías, donde aparecen los Chávez, los Maduro, los Ortega, los Petro y los Kirchner.

Sobre muchos de los gestores de este movimiento pesa el estigma de la corrupción, el autoritarismo y el abuso. Otros, los mesurados, intentar transitar sin tanto aspaviento por un escenario más democrático.

Pero Arce no está en ninguno de los dos lados. Si algún recuerdo habrá de él con el pasar del tiempo será el de su responsabilidad en la crisis, una auténtica afrenta para quien, en algún momento, se sentía el mejor ministro de economía de la región.

El presidente no tiene mucho para negociar. Ni siquiera el partido hoy es importante, cuando existen agrupaciones políticas cuya personería está en oferta y que muy bien pueden suplir al Instrumento Político, en circunstancias en las que todo el peso de los males recae sobre las tres letras de la sigla que supo de mejores épocas hace años.

Además, por lo que se ha visto recientemente, el partido busca una salida pragmática, la única que le puede permitir extender, sino su poder, al menos una presencia política importante.

El MAS histórico de Morales o el de la muy débil jefatura de Arce mira hacia Andrónico Rodríguez como la opción de recambio. En el oficialismo también andan urgidos de unidad, aunque para este suponga convertir a su oferta de renovación en un protagonista más de la decadencia.

El potencial de Rodríguez es precisamente la distancia que ha tomado respecto de los liderazgos visibles de su partido. Despojarse, así sea temporalmente, del uniforme “azul”, le ha permitido incluso seducir a algunos incautos que todavía creen en las conversiones tardías. Su regreso “a casa” es el retorno a una narrativa que ya no puede sostenerse. La supuesta salvación partidaria equivale a un “sacrificio” personal, pero ese capítulo todavía está en producción.

Mientras tanto, Luis Arce se va quedando solo, porque en Bolivia y en todas partes, tener poder es generar sensación de futuro, algo que en su caso no existe. Ni siquiera tiene tareas que cumplir, porque ha resignado ya la posibilidad de administrar con algo de sentido y realismo la crisis.

El presidente se aferra a las consignas, porque no quiere que la puerta de salida lleve el rótulo de “traición” y porque sabe que nadie, mucho menos sus adversarios, van a reconocer algún giro imprevisto en la tendencia de sus decisiones políticas.

Si toma la determinación de dejar la carrera electoral, no habrá mayores sobresaltos. Si hoy es una figura política intrascendente desde el punto de vista de su proyección, lo será todavía más hacia delante. Volverá, quizá, a su cátedra en la UMSA, con el prestigio académico abollado por los malos resultados prácticos de la teoría mil veces compartida.

Junto a Evo Morales, Arce será protagonista nostálgico del “milagro” económico de otros años, pero el tránsito a la historia o el olvido para ambos tendrá la envoltura de la estafa, la decadencia, la corrupción y, lo peor, la soledad. Es la “gloria” y el olvido.

Hernán Terrazas es periodista. 



BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
Alicorp-CosasRSE25-300x300
Alicorp-CosasRSE25-300x300