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Mundo | 11/09/2025   03:15

Un nuevo asesinato ratifica la grave violencia política que se vive en EEUU

Apenas el mes pasado, un legislador estatal de Minnesota (del Partido Demócrata) fue asesinado a tiros en un acto público. Días después, un sujeto prendió fuego la residencia del gobernador demócrata de Pensilvania, Josh Shapiro, mientras dormía con su familia. No hubo heridos, pero sí daños materiales.

El presidente de EEUU, Donald Trump, sufrió un atentado/EFE
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Brújula Digital|Agencias|11|09|25|

El asesinato de Charlie Kirk, joven líder conservador y aliado cercano del expresidente Donald Trump, volvió a poner en evidencia la gravedad de la violencia política en Estados Unidos, un fenómeno que en los últimos años se ha intensificado y ha dejado un rastro de muertos, heridos y atentados frustrados. 

Kirk, de 31 años, murió el miércoles en Utah tras recibir un disparo en el cuello mientras participaba en un acto público en la Universidad del Valle de Utah, en Orem.

Tanto republicanos como demócratas, coinciden en que se trató de un crimen motivado políticamente. Citada por Politico.com, la exrepresentante demócrata Gabby Giffords, quien sobrevivió a un atentado en 2011, fue categórica: “Las sociedades democráticas siempre tendrán desacuerdos políticos, pero nunca debemos permitir que Estados Unidos se convierta en un país que confronte esos desacuerdos con violencia”.

La muerte de Kirk se suma a una larga lista de hechos violentos vinculados a la política estadounidense en los últimos años. Apenas el mes pasado, un legislador estatal de Minnesota (del Partido Demócrata) fue asesinado a tiros en un acto público. Días después, un sujeto prendió fuego la residencia del gobernador demócrata de Pensilvania, Josh Shapiro, mientras dormía con su familia. No hubo heridos, pero sí daños materiales. 

El expresidente Trump, figura central del actual escenario político, también ha sido blanco de violencia. En 2024 sobrevivió a dos intentos de asesinato durante la campaña presidencial. El más grave ocurrió en Pensilvania, cuando un francotirador disparó contra él en un mitin, alcanzándole de refilón en la oreja.

No solo los líderes políticos han estado en riesgo. El propio Congreso ha vivido episodios alarmantes. En 2017, el congresista republicano Steve Scalise resultó gravemente herido en un tiroteo contra legisladores durante un partido de béisbol en Virginia. Y el 6 de enero de 2021, la irrupción violenta en el Capitolio dejó cinco muertos y decenas de heridos, en uno de los momentos más oscuros de la democracia estadounidense reciente.

El medio citado recuerda que incluso jueces federales se han convertido en objetivos. En 2022, un hombre armado fue arrestado cerca de la casa del magistrado Brett Kavanaugh, integrante de la Corte Suprema, en lo que las autoridades calificaron como un intento de asesinato. En Nueva Jersey, en 2020, un atacante disfrazado de repartidor mató al hijo de la jueza Esther Salas y dejó gravemente herido a su esposo.

Gabby Giffords, quien desde hace más de una década encabeza una campaña nacional contra la violencia armada tras sobrevivir a un tiroteo en Tucson, reiteró que ambos partidos tienen la responsabilidad de frenar esta espiral. “Este verano, Estados Unidos ha visto múltiples asesinatos con motivación política porque personas peligrosas recurrieron a las armas para expresar sus desacuerdos”, señaló en un comunicado.

La excongresista subrayó que los líderes republicanos y demócratas deben asumir un “deber moral y patriótico” para impedir que la política estadounidense quede secuestrada por quienes ven en la violencia una forma legítima de acción. “No podemos seguir naturalizando que las diferencias ideológicas se resuelvan con disparos”, agregó.

Reacciones en Washington

El asesinato de Kirk desató una ola de condenas en Washington. Figuras de ambos partidos expresaron su repudio y coincidieron en la necesidad de detener la violencia política antes de que se convierta en un rasgo permanente de la vida pública estadounidense.

Scalise, sobreviviente del tiroteo de 2017, dijo sentirse profundamente conmovido por la muerte del joven activista. “No hay excusa para la violencia política en nuestro país”, afirmó. “Yo mismo estuve a punto de morir en un ataque hace una década. Sé lo que significa. Esto tiene que terminar”.

Por su parte, líderes demócratas como Hakeem Jeffries, jefe de la bancada en la Cámara de Representantes, señalaron que el crimen contra Kirk confirma que “nadie está a salvo en un clima de odio y polarización” y advirtieron que el problema no se resolverá sin acuerdos bipartidistas para regular las armas y reducir la retórica incendiaria.

Expertos en seguridad coinciden en que la combinación de un país fuertemente armado y una retórica política cada vez más agresiva ha creado un terreno fértil para la violencia. Estados Unidos tiene más armas de fuego en circulación que habitantes, y en varios estados es posible portarlas de manera abierta incluso en eventos políticos.

BD/RPU





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