Revelaciones sobre Elon Musk: drogas, disputas familiares y presiones políticas en su ascenso en el entorno de Trump

Brújula Digital|31|05|25|

El empresario Elon Musk, quien recientemente renunció como asesor del presidente Donald Trump, está envuelto en una nueva controversia luego de que The New York Times publicara una investigación que expone un consumo frecuente y preocupante de drogas, acompañado de conflictos familiares privados que se intensificaron durante su creciente influencia política en Estados Unidos.

La investigación, firmada por las periodistas Kirsten Grind y Megan Twohey, cita a más de una docena de fuentes cercanas al magnate y documentos privados que detallan un consumo de ketamina “tan alto que afectaba su vejiga”, además de éxtasis, hongos psicodélicos y estimulantes como Adderall. Según el medio, Musk portaba una caja con alrededor de 20 pastillas diarias y participaba en reuniones privadas donde consumía estas sustancias. Aunque Musk había declarado anteriormente que tomaba ketamina bajo prescripción para tratar la depresión, las fuentes aseguran que su uso era mucho más intenso, incluso diario, y mezclado con otras drogas.

El medio también menciona que su comportamiento público, que ha incluido insultos a miembros del gabinete, gestos similares al saludo nazi y declaraciones incoherentes, coincide con este patrón de consumo.

En paralelo, la vida personal del multimillonario de 53 años se ha vuelto cada vez más caótica. Se encuentra en medio de disputas legales con al menos dos de las madres de sus hijos. Claire Boucher, conocida como Grimes y madre de tres de sus hijos, ha expresado preocupación por la exposición pública de su hijo, conocido como X, violando presuntamente un acuerdo de custodia que buscaba mantener al menor fuera del foco mediático. Otra madre, Ashley St. Clair, escritora de derecha, reveló públicamente en febrero que Musk es padre de su hijo, a pesar de que el empresario habría intentado evitarlo ofreciendo un acuerdo económico y solicitando una orden de silencio ante la justicia de Nueva York.

Consultado el viernes en una conferencia de prensa junto a Trump, Musk desvió el tema y descalificó al New York Times: “¿Es la misma publicación que ganó un Pulitzer por información falsa sobre el Rusiagate? ¡Creo que sí!”, dijo, antes de cambiar de tema, según reportó la agencia EFE.

Ese mismo día, el presidente Trump dijo no estar al tanto de un consumo habitual de drogas por parte de Musk y defendió a su aliado: “No estoy preocupado por nada con Elon. Me parece fantástico”, declaró desde la pista de Air Force One.

La situación plantea dudas sobre los estándares que se aplican a los contratistas gubernamentales. Musk, como líder de SpaceX, empresa que contrata con el gobierno, está sujeto a regulaciones que exigen una fuerza laboral libre de drogas. Sin embargo, según The New York Times, Musk habría sido advertido con antelación sobre pruebas de detección, lo que comprometería el cumplimiento de esas normas.

Más allá del escándalo mediático, algunas voces cercanas al empresario se han distanciado públicamente. El neurocientífico Philip Low, excolaborador y amigo de Musk, dijo que “Elon ha empujado cada vez más los límites de su mal comportamiento”.

Las revelaciones plantean serias preguntas sobre la estabilidad del magnate en un momento en que había adquirido una posición de poder dentro del gobierno de Trump como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), encargado de recortar gastos en la administración pública. Aunque Musk anunció el miércoles que dejaba su puesto para concentrarse en sus empresas, el impacto de esta investigación podría extenderse más allá de su renuncia.

BD/ML

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