Por primera vez en nuestra hemos dejado de mirar exclusivamente lo que yace bajo el suelo para valorar lo que florece sobre él: nuestra biodiversidad, nuestra naturaleza y la inagotable riqueza de nuestras culturas.
Brújula Digital|29|12|2025|
Rolando Mendoza
El cierre de este 2025 no es un balance anual más, es la constatación de un punto de inflexión histórico. Para Bolivia, este año representó el momento en que tras tocar fondo comprendimos que el cambio profundo es una urgencia vital. Nuestra historia está marcada por ciclos de caídas y recuperaciones, pero esta vez el desenlace ha sido distinto: hemos logrado, finalmente, empezar a quebrar el paradigma recurrente del extractivismo.
Por primera vez en nuestra vida republicana y plurinacional hemos dejado de mirar exclusivamente lo que yace bajo el suelo para valorar lo que florece sobre él: nuestra biodiversidad, nuestra naturaleza y la inagotable riqueza de nuestras culturas.
Del sueño a la política de Estado
La industria del turismo sostenible ha dejado de ser una "idea febril" o un enunciado romántico para convertirse en una política pública de Estado. Esta es una apuesta real por la vida, la conservación, la regeneración, la industria de la hospitalidad. Como bien señala la premisa que ha guiado mi labor: "la mejor manera de predecir el futuro es crearlo". Y lo estamos logrando.
Este avance no es fruto del azar. Es el resultado del esfuerzo de una cadena humana que hoy merece reconocimiento: guías, hoteleros, transportistas, operadores, gastrónomos, gestores culturales, artistas, comunidades y un sector privado valiente. Gracias a las y los líderes sectoriales y regionales hemos logrado traspasar ese umbral mental en el que antes el poder era sordo a nuestras demandas.
Hoy celebramos que las nuevas autoridades hayan introducido con decisión a esta industria –antes invisibilizada– en la estructura misma del Gobierno al más alto nivel. Contar con profesionales probos y apasionados en la gestión del turismo sostenible es la garantía de que estamos construyendo un país distinto.
El rigor de la academia y la unión de sectores
Un pilar fundamental en esta transformación ha sido la academia. Nuestras casas de estudios superiores, tanto públicas como privadas, le han otorgado rigor científico a nuestra visión. Entendimos que el relato no era suficiente; necesitábamos datos precisos para derribar los muros mentales que nos mantenían atrapados en círculos viciosos. Hoy, el sector privado, el público y la academia finalmente caminan de la mano, con un norte común.
Nuestros "gigantes dormidos" están despertando. Los cimientos de la Bolivia del mañana ya están puestos. Por ello, la nueva gestión debe ser acompañada sin retaceos, con el compromiso, el respeto y la pasión que nos caracteriza como bolivianos y bolivianas.
Un 2026 de construcción colectiva
Miremos al 2026 con la certeza de quien sabe que el camino es el correcto. Es momento de desterrar definitivamente el odio y el individualismo para abrazar la solidaridad como motor económico y social.
En este 2025 aprendimos que, unidos, somos imparables. Ya no somos solo soñadores, sino hacedores de realidades. El futuro ya no es una incertidumbre externa, sino una construcción que nos pertenece a todos. Sigamos creando la Bolivia que merecemos.