Desde su creación, el Fondo fue objeto de reiteradas denuncias por malversación de recursos. En 2015 salió a la luz un desfalco superior a 180 millones de dólares, aunque se cree que el daño económico al Estado fue superior a los 300 millones de dólares.
Brújula Digital|21|12|25|
Con la detención del expresidente Luis Arce, acusado de haber autorizado los desembolsos a dirigentes sindicales en el marco de caso del Fondo Indígena, han vuelto a circular dos investigaciones al respecto: las realizadas por Oscar Ortiz y Diego Ayo.
También se ha destacado la labor de la periodista Claudia Soruco, que fue la primera revelar los hechos cuando era editora de investigación de Página Siete.
El texto de Ortiz, que era entonces senador, titula “Crónica de una traición” y expone el mal manejo y desvío de recursos del Fondo Indígena entre 2010 y 2014.
La investigación de Oscar Ortiz revela proyectos irregulares, falta de control y uso político de fondos destinados a pueblos indígenas, aprovechándose de las comunidades más vulnerables del país. Puedes descargar el libro completo aqui.
El cientista político e investigador Diego Ayo publicó otra investigación, titulada “La verdad sobre el Fondo Indígena” y editada por la fundación Pazos Kanki.
El libro de Ayo generó fuertes repercusiones, al grado que la encargada del por entonces liquidado Fondo Indígena, Lariza Fuentes, amenazó con acciones legales contra el autor de la investigación. Al final la amenaza no prosperó y Ayo no rectificó ningún aspecto de su investigación.
Desde su creación, el Fondo fue objeto de reiteradas denuncias por malversación de recursos. En 2015 salió a la luz un desfalco superior a 180 millones de dólares, considerado uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia reciente del país. Sin embargo, se cree que el daño económico al Estado fue superior a los 300 millones de dólares.
El expresidente Evo Morales y el exvicepresidente Álvaro García Linera autorizaron, junto a Luis Arce, que los recursos del Fondo Indígena llegaran a las cuentas personales de los dirigentes sindicales y de grupos de presión que favorecían al MAS.
Ello fue realizado, según Ayo, Ortiz y Soruco, para coimear a esos dirigentes y que se mantuvieran fieles al gobierno del MAS, lo que precisamente sucedió durante dos décadas.
Por ello, lejos de cumplir su objetivo de impulsar el desarrollo indígena, el Fondo terminó operando como un instrumento político.
BD/RPU
