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Economía | 03/11/2025   02:00

|RESEÑA|Ciclos estatales, crisis y la querella del excedente|Gabriel Loza|

Un examen detallado podrá encontrar en Ciclos estatales, crisis y la querella del excedente, que se presentará mañana martes 4 de noviembre, en la Asociación de Periodistas de La Paz, a las 19:00.

Portada del libro Ciclos estatales, crisis y la querella del excedente, Foto Gabriel Loza.
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Brújula Digital|03|11|25|

Gabriel Loza

La crisis económica por la que atraviesa el país, expresada en la escasez de divisas y combustibles, aumentos de los precios de la canasta familiar, y ahora la caída de la actividad económica, es de preocupación, tanto que en los niveles políticos han tendido a calificarla con la mayor crisis que ha tenido a la economía boliviana.

Si se realiza un análisis retrospectivo, como en el que hago en mi libro Ciclos estatales, crisis y la querella del excedente, editado por Plural, se observa, desde el nacimiento de Bolivia hasta el presente, que su devenir ha trascurrido en medio de crisis económicas. Bolivia ha convivido con las crisis.

Lo importante es no quedarse con los epifenómenos, con los rasgos exteriores y, más bien, buscar algunas explicaciones, tarea que trato de cumplirla con mi libro. En realidad, es una propuesta metodológica porque trato de sistematizar y encontrar los factores más relevantes en los que, además, de los shocks externos (mala suerte) hay shocks internos (guerras, malas políticas) y también un mal uso del excedente económico.

Lo más utilizado en la historia económica son los shocks externos que causaron la caída del precio del principal producto de exportación (plata, estaño, gas natural) y, por lo tanto, el desplome de divisas, de los ingresos fiscales, de la actividad económica y, por último, de los aumentos de precios. 

Estos shocks son asociados a la mala suerte y a la maldición de los recursos naturales. Pero también hay shocks internos asociados a guerras (Pacifico, Federal, Chaco), conmociones sociales (guerra del agua, campesina, del gas) y malas políticas fiscales y monetarias para terminar con políticas equivocadas de generación y el uso de excedente económico. 

Así, la fundación de la República se dio en un contexto internacional que reflejaba una tendencia decreciente de los precios de la plata, de un nivel máximo alcanzado en 1750, a nivel equivalente a la mitad en 1825: un shock externo adverso. 

Sin embargo, a esta especie de “mala suerte” se sumó un shock interno asociado a la denominada “crisis de los azogueros”, puesto que el problema fundamental fue de productividad: la ley del mineral cayó, las minas estaban inundadas y la mita había sido abolida en 1812. Había entrado en crisis el sistema colonial de explotación.

A diferencia con el ciclo fundacional, el inicio del ciclo Liberal, en 1872, se dio con el desarrollo del capitalismo en la economía mundial, con una expansión de las exportaciones mundiales a partir de la década de 1850-1860.

Justamente con el inicio de la producción capitalista en la minería de la plata (Huanchaca) tuvo que presenciar la crisis del bimetalismo o el fin del uso de la plata con medida de cambio y acumulación, en 1873. Un shock externo y, además, tuvo que atravesar por la Guerra del Pacifico (shock político externo) y por la Guerra Federal (shock político interno) para una consolidación del Estado Liberal, pero ahora bajo el paraguas del ciclo de auge del estaño. 

La crisis del ciclo Liberal se dio con las crisis del 29 (un shock externo) y con la Guerra del Chaco (1932-1935), un shock político interno que dio lugar a una crisis cambiaria, ruptura del tipo de cambio fijo, una expansión del gasto fiscal que derivó en una crisis fiscal, factores que dieron lugar a la ruptura del ciclo estatal liberal y al inicio del ciclo estatal del nacionalismo revolucionario, en 1936, que dura hasta 1985.

Lo interesante es que en el ciclo estatal nacional revolucionario también se dieron dos crisis económicas: la primera (1956), más asociada al shock político interno que fue la Revolución del 52, con la Nacionalización de las minas, la Reforma Agraria, la Reforma Educativa y el Voto Universal. 

Aunque la caída del precio del estaño contribuyó a alimentar la crisis cambiaria y crisis fiscal, fue sofocada con el Plan Eder de estabilización que, además, permitió la continuación, aunque muy moderada del ciclo nacional revolucionario. La segunda, al final del ciclo nacional revolucionario, con la crisis de 1980-1985, que, con la estabilización del DS 21060 y la Capitalización de 1993, dieron lugar al ciclo neoliberal.

Para entender la situación actual es necesario recordar que el actual ciclo estatal, que se llamó plurinacional-popular es producto de la crisis del ciclo estatal liberal, que recuperó los niveles per cápita precrisis después de 20 años, en 2005; que no logró reducir la pobreza ni la desigualdad y que su variable de dinamismo, la inversión extranjera directa, después de un auge (12% del PIB), retornó a los niveles tradicionales del 2 al 3% del PIB.

El ciclo estatal actual no empezó con la subida al gobierno del MAS, de Evo; empezó con la Guerra del agua en Bolivia, que tuvo lugar en Cochabamba, entre 1999 y 2000, impulsada por la privatización del suministro de agua y el aumento desmedido de tarifas.

A esto le siguió la insurgencia campesina indígena en La Paz. El Pacto de Unidad se formó en 2004, como una respuesta a las demandas históricas de los pueblos indígenas, campesinos y originarios de Bolivia, y culminó con la Guerra del gas, proceso que derivó en un el Referéndum sobre el Gas, en 2004, y la Ley de Hidrocarburos, en 2005, que cambio el rol del Estado en el sector hidrocarburos.

Esa norma estableció un excedente mínimo del 50% sobre el valor en pozo y renacionalizó YPFB. El MAS subió al gobierno en 2006, mediante elecciones, y llevó a cabo la nacionalización con el Decreto de mayo de 2006, Héroes del Chaco, y conduce a una Constitución, que fue la demanda de los movimientos sociales, para presidir un ciclo de auge y declinación que terminó en las elecciones de agosto y el balotaje de octubre.

Es así que las crisis económicas están relacionadas con la mala suerte, shock externo, cambios estructurales políticos, como la revolución del 52. Shocks políticos, como la Guerra del agua y la campesina, así como la defensa de los recursos naturales, en especial los hidrocarburos. 

También acompañaron las malas políticas en la fase liberal, la despreocupación por el excedente económico, el temperamento de Huanchaca –según Zavaleta Mercado– asó como subvaloración de la nueva exploración, explotación y aumento de la producción de hidrocarburos y las malas políticas macroeconómicas durante la declinación del ciclo plurinacional popular.

Un examen detallado podrá encontrar en Ciclos estatales, crisis y la querella del excedente, que se presentará mañana martes 4 de noviembre, en la Asociación de Periodistas de La Paz, a las 19:00.





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